jueves, 24 de septiembre de 2020

23 de septiembre: Sª de Camarolos, Hondonero-Torcal

 

Participantes: Pili, Paco Ponferrada, Luis, Jerónimo, Victoria, Manuel de Rincón, Miguel, Antonio Usieto, Lili, Luci, Manu y Jesús

Distancia recorrida: 7,6 km

Desnivel acumulado: 520 m


El objetivo para este día era ir desde el Hondonero al Chamizo por su cara norte y volver por el puerto de los Perdigones bajando al Hondonero después del llanito bajo el puerto y antes de iniciar el Torcal.

Hemos tenido el día de las equivocaciones e inconvenientes.

Equivocación 1. Quedamos a la entrada de Villanueva del Rosario, en la circunvalación antes del puente, pero nos equivocamos y nos reunimos a la entrada del camino que va a la almazara. Una vez reunidos echamos por el carril a la almazara y seguimos hacia arriba. Pronto nos dimos cuenta de que nos habíamos equivocado, pero continuamos por el carril con la esperanza de que nos llevase hacia la ermita. Vana esperanza. Después de recorrer los olivares de Villanueva regresamos a la almazara, a la carretera y, ahora sí, al segundo intento entramos por la circunvalación, tomamos el camino al Hondonero, perfectamente señalizado, pasamos por la ermita y aparcamos en el Hondonero.

Inconveniente principal. Cuando circunvalamos Málaga caían unas gotas. Siguieron cayendo y en el Hondonero el suelo estaba mojado. El lapiaz del Chamizo es muy resbaladizo con humedad y como todos lo conocíamos, acordamos dejar el Chamizo para mejor ocasión e ir hacia la Cruz de Camarolos. Pero antes de comenzar, en el mismo aparcamiento, había un indicador de senda que, nos imaginamos, debía subir hacia el llano bajo el puerto de los Perdigones. Esa ruta era desconocida y explorarla era uno de los objetivos del día. Iniciamos pues la caminata por el carrilillo al lado del poste indicador.

Equivocación 2. El carrilillo terminaba enseguida en unos olivos. De ellos partía una sendilla mal marcada que se internaba en el monte en la dirección adecuada. La seguimos un rato hasta que se perdía totalmente. Vuelta para atrás.

Jerónimo había regresado al coche a recoger una tarjeta, con ella volvió, vio que el carrilillo terminaba en los olivos y, más atrás, por el pinar, exploró otra senda que resultó la que buscábamos. Una vez reunidos todos entramos por esa senda que ascendía siguiendo la antigua vereda del Camino de Ríogordo.

Disfrutamos de la senda entre encinas, pinos, majuelos, algún arce y los tajos y roquedales blancos, tan curiosos, de Camarolos. En los llanos de las Pilas del Señorito descubrimos un pozo con agua vertiendo en tres pilas antiguas, de esas talladas en un solo bloque de piedra. Un entorno muy bonito. A los llanos llegan dos cañadas. Iniciamos la subida por la cañada más al este, pero la senda era muy empinada y creímos que nos habíamos equivocado. Jerónimo estaba bastante más arriba y sugirió que volviésemos a coger una senda que parecía más marcada que subía por esa misma cañada pero por la vertiente opuesta. Y aquí tuvimos la 

Equivocación 3. Volvimos a las pilas e iniciamos la senda bien marcada con la idea de subir por la cañada de Jerónimo. Imposible. La vegetación de zarzas y matorral lo impedían. La senda se internaba en la cañada más al oeste, se convertía en senda de cabras pero seguía marcada. Ascendimos por el valle y encontramos a Jerónimo más arriba. Él había remontado por la cañada del este, enseguida encontró la senda verdadera y luego había traspuesto por el lapiaz a nuestro valle. Al subir sabíamos que nos internábamos en la zona llamada El Torcal y que por ella cruzaba una senda, utilizada en otras ocasiones para pasar del Chamizo a la Cruz. Aquí acaeció la

Equivocación 4. Cruzamos la senda del Torcal sin enterarnos y seguimos ascendiendo casi sin huella de ganado. Investigamos en varias direcciones y no veíamos salida. Entonces Jerónimo comprobó que había cobertura, se bajó el track de la senda del Torcal, y resultó que estábamos a poco más de cien metros de la senda. Pero cien metros por ese lapiaz son muchos metros y mucho tiempo.

Cuando entramos en la senda aquello era “calle Larios” al decir de Victoria. Aún tuvimos que recurrir al track varias veces donde la senda se perdía y, por fin, terminamos con bien la travesía del Torcal.

Tomamos por el valle al norte, descendiendo hacia el Hondonero. Paco Ponferrada guió al grupo estupendamente hasta el Llano del Hondonero donde visitamos el pozo, también con agua, aunque había que sacarla con un cubo mientras que en el del Señorito salía por su pie.

En los coches Luis nos enseñó cómo reanimar de una parada cardiorespiratoriaa bebes y adultos. Luis había traído dos maniquíes, uno de un bebé y otro de adulto y ahí aprendimos a seguir los pasos:

1. Comprobar si la persona respira

2. Echarle la cabeza hacia atrás para dejar sin compresión la tráquea

3. Comprobar que no hay obstrucción en la boca

4. Apretar con fuerza el pecho de la víctima 3-4 cm por encima del final del esternón, 30 veces seguidas con buen ritmo, seguidas de dos inspiraciones boca a boca, dando después el turno a otra persona para otras 30 compresiones. 

Con todo esto bien aprendido creímos que nos habíamos ganado una cerveza. Paramos en una venta de la carretera de llegada a Villanueva. Resultó que el día anterior había cumplido años Antonio y ahí sacó cerveza en cantidad y alguna copita de vino para pasar unos platos de tomate con anchoas, de pimientos rellenos de atún y de magro de cerdo.

Claro, le cantamos el cumpleaños feliz y nos emplazamos para el año próximo.

FELICIDADES ANTONIO

El día amanece plomizo, con un chirimiri que moja y no empapa

La senda encontrada en el pinarillo

Las Pilas del Señorito

El Chamizo

Tajo al sur de Camarolos

Un lapiaz casi intransitable

Sternbergia colcichiflora

La Cruz de Camarolos a la vista

Bajando con Villanueva del Trabuco al fondo

Sorteando llanurillas y tramos de tajos y lapiaz

Panorama en la bajada

Por el Llano del Hondonero

De vuelta del pozo

Colores de otoño temprano

Tajo del Hondonero

Clase práctica de reanimación cardiorespiratoria

Frente-mentón

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