jueves, 28 de julio de 2016

Sábado 30 de julio: Río Verde de Almuñecar.


Participantes:  4
Luci, Paco P., Paco R. y Jerónimo
Distancia recorrida:
17 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
950 metros
Altura mínima: 550 metros (Bco. de las Chorreras)
Altura máxima: 1.100 metros (Carretera de la Cabra, punto de salida del sendero)
Tipo de recorrido:
Lineal, de ida y vuelta.
 
Poyos del Pescado
 
Dando vistas al Bco. de los Chortales y al Navachica
 
 Dentro de la cueva bajo la Cascada de los Árboles Petrificados

Cascada de los Árboles Petrificados (casi seca) y poza, hoy medio vacía
 
Primer remojón en el Bco. de Madroñales
 
Saltos en el Bco. de las Chorreras
 
Baño en el Bco. de las Chorreras
 
Cruzando uno de los puentes colgantes
 
Covacha bajo uno de los paredones del barranco
 
Formaciones en el techo
 
Moviendo las alas al sol del mediodía
 
Poza de la higuera
 
Baño en la poza
 
Echando un vistazo a las Chorreras de los Tres Saltos
 
Antes de emprender la subida por las escalinatas

martes, 5 de julio de 2016

SÁBADO 9 DE JULIO: ACANTILADOS DE MARO

Cerros Gordo y Caleta, playa de Cantarriján. 9 de julio de 2016.
Participantes: Paco Ponferrada, Jesús R, Ana, Lola Valle, Paco Zambrana, Ricardo, Paco Ruiz y Jesús.
Distancia recorrida: 13 km
Desnivel acumulado: 615 m
Desayuno en la gasolinera de Nerja.

Aparcamos en la parada del autobús que sube y baja a Cantarriján y caminamos por la antigua carretera a Cerro Gordo con un continuo trasiego de corredores y ciclistas matutinos. Una fotógrafa estaba intentando captar a las cabrillas, llegamos, nos pusimos a hablar fuerte, “Mira, ahí están”, ”detrás de aquel matorral”, “ahora se mueven”, “¿no las ves?”. Toda esta algarabía a la fotógrafa no le haría ninguna gracia si llevaba un tiempo esperando sacar unas buenas fotos.
Iniciamos la consabida vuelta a Cerro Gordo con calor. No se movía una hoja. Nos acercamos a los acantilados que dan a La Herradura y a los de Peña Partida. Allí nos recibió el mogote de Peña Partida con su sempiterna gaviota en la punta. Después, con calma, iniciamos la subida a la torre. Jesús R se apuró un poco por el calorazo; haciendo paraditas a la sombra de los escasos pinos de esa ladera alcanzamos la torre y su protectora sombra. Rato de charla al fresquito y reposición de fuerzas con alguna fruta. Hablamos de llegar a Cantarriján y subir a cerro Caleta, lo que fue recibido con desigual aceptación porque la opción de quedarse en la playita era muy tentadora.
Del mirador de Cerro Gordo bajamos a la carretera y por la carretera estrechita a Cantarriján que ya tenía muchas sombrillas y clientes.  Paco Ruiz nos repartió el imprescindible mostachón de Vélez y a la sombra del acantilado lo tomamos mientras el grupo se dividía en playeros y montañeros: Jesús R, Paco Zambrana y las chicas se quedaron y los otros cuatro nos dispusimos a pasar un poco de calor. Habíamos encargado un arroz negro para 6 en La Barraca; dejamos la reserva del arroz y ampliamos la mesa a 8 personas antes de proseguir la caminata. Aprovechamos la sombrita del barranco de Cantarriján para acceder al comienzo de la sendita que sube hacia cerro Caleta, donde nos reagrupamos con Paco Ruiz que había subido por la ladera encima de la playa. Nos acercamos a torre Caleta sudorosos y allí venía una brisilla fresquita que nos resucitó. El agua lucía transparente en la escondida playa de las Doncellas que albergaba un par de familias y algunos buceadores. Sus aguas invitaban a bajar para darnos un chapuzón, pero claro, tampoco tenía mucho sentido bañarnos en las Doncellas cuando el resto del grupo nos esperaba en Cantarriján. Llegamos a dar vista al Cañuelo y emprendimos la subida a la carretera por los cortijillos acompañados por el incesante canto de las chicharras. Después, por la sendita a la hornacina de San Judas Tadeo, subimos a la cresta de cerro Caleta. Ni allí arriba corría fresquito alguno. Reconfortados por el agua que casi quemaba y por las impresionantes vistas de los acantilados, comenzamos el descenso al collado de los pinos y a la playa de Cantarriján.
Nuestros compañeros habían alquilado unas hamacas. La gente en la Vinoteca sabe vivir. En ellas nos pusimos el bañador y nos metimos directamente a las transparentes y tranquilas aguas de la playa. No todos fuimos al agua, Paco Ruiz, haciendo honor a su reluctancia al agua, se quedó en el chiringuito.
Después del remojón cervecitas fresquitas, ensaladas, almejas y el arroz negro que estaba delicioso. Postres varios con melón cantalupo, aceptable, sandía que hubo que devolver porque no sabía a nada, brownie que no podía competir con el de Ana, cafés y pacharán. Riquísimo el arroz negro, mejor que el arroz tomado por los jubilados en el otro chiringuito, en  “La Bola Marina”. Después de comer, bañito o siestecita en el chiringuito, a elegir.
Por dos euros/cabeza el autobús nos subió a la carretera. Allí nos despedimos hasta no sabemos cuándo porque el calorazo sufrido no invitaba a planear nuevas excursiones.

Cerro Caleta y Nerja
Por la ladera de Cerro Gordo
La Peña Partida 
El grupo en Peña Partida
Playa de las Doncellas
Playa del Cañuelo
 Arroz negro