martes, 29 de octubre de 2019

SABADO 2 DE NOVIEMBRE: CUEVA DE NERJA - TAJO DE LOS BUEYES - BARRANCO DE LA COLADILLA

Participantes: Ana, Lucía y su hija Clara, Pili, Paco P., Jesús R., Paco R. Manuel D.
Distancia 14 km con desnivel acumulado de 920 m. Altura máxima 840 m en el collado de la Culetá.
Desayuno en la gasolinera de Nerja bien como siempre.
El día se preveía con algo de lluvia a las 9 h y a las 13 h, poca cosa. Iniciamos la caminata por la senda del Patronato de la Cueva que va por encima de las galerías. Cuando llegamos al segundo cartel, empieza una ligera llovizna, sacamos impermeables y paraguas y a caminar. La senda de la Cueva termina en un mirador y nosotros afrontamos la subida al cerro de la Fuente del Perro por una sendita algo utilizada pero que va por piedras que con la lluvia se han humedecido y hay que pisar con cuidado.
Llegamos a cerro y damos vista a la cuerda que tenemos que seguir hasta el Tajo de los Bueyes, esta cuerda está situada entre el arroyo Sanguino y el barranco de la Coladilla.
Dejó de llover y continuamos la caminata, bordeamos algunos roquedos y llegamos al Vértice Geodésico del Tajo de los Bueyes (612 m.s.n.m.). Preciosas vistas de la costa y la montaña.
Sacamos las fotos correspondientes y continuamos el recorrido, bordeando espectaculares roquedos, hacia el collado Romero por donde pasa el carril de la Civila.
Aquí iniciamos la subida al collado de la Culetá por una senda bien marcada y cómoda de caminar, aunque muy empinada. Antes del collado paramos a tomar el ángelus para reponer fuerzas.
La lluvia sigue sin aparecer, pero nos acercamos a la hora prevista para que vuelva.
Legamos al collado e iniciamos la bajada por la Umbría del Lobo con mucho cuidado para no resbalar.
Al llegar al Pinarillo, teníamos previsto comer en la mesa, pero el cielo se estaba poniendo muy negro, a propuesta de Paco decidimos bajar al inicio del barranco de la coladilla y meternos en la cueva para comer sin mojarnos.
La comida excelente, con chacinas, tortillas varias, caldo caliente, tabulé, tres tipos de queso, dos de Valdeón uno de cabra y otro azul “el mejor del mundo” todos buenísimos. Lo regamos con cervezas y vino del Bierzo.
Terminada la comida nos pusimos en marcha por el barranco y al poco rato empezó a llover de forma seria, nos equipamos y a continuar la ruta. Durante una hora llovió sin parar; pasamos los muros y llegamos al carril de regreso a la cueva.
El carril está cerrado por obras, lo están arreglando, falta le hacía.

Metimos todo para el coche, algo mojados, pero felices por la caminata realizada. Tomamos una cervecita en la gasolinera y para casa a secarnos.



COMIENZA LA LLUVIA


POR LOS ROQUEDOS DE LA CRESTA




VÉRTICE GEODÉSICO DEL TAJO DE LOS BUEYES (612 M)









COMIDA EN EL BARRANCO DE LA COLADILLA





PASANDO EL MURO 2










domingo, 27 de octubre de 2019

MIERCOLES 30 OCTUBRE: CORNOCALEJO - PICO DEL CIELO

Río de la Miel-Cuesta del Cielo-Cielo-Cañada de los Madroños. 30 octubre 2019.
Participantes: Miguel, Lucía, Manolo, Antonio de Fornes, Antonio Usieto y Jesús
Distancia recorrida: 12,7 Km
Desnivel acumulado: 1180 m

Desayuno en la gasolinera de Nerja. Buen servicio, rebanadas delgaditas, aceite y tomate. 3,10€, caro.

Hacía tiempo que no hacíamos El Cielo. En la visita a Málaga del domingo alguien lo propuso como ruta bonita y se acepto la propuesta sin más.
Dejamos los coches en la carreterita al cortijo de Los Nacimientos, donde principia el carril de la cueva de Gonzalo, nos pusimos la impedimenta de verano y partimos carril arriba en un día soleado, sin viento, casi veraniego, impropio de fin de octubre.
El sol mañanero iluminaba los tajos y la cueva de Gonzalo dándoles unos bonitos colores y contrastes, mientras la garganta que allí forma la cañada del Espartal se mantenía en penumbra. Ya nos pasábamos del comienzo de la senda cuando Manolo nos llamó al orden “menos hablar y más ir pendientes de la ruta”. Este es el Manolo en plan sargento semana.
Pasamos bien sobre los zarzales al comienzo de la senda, está pisada y utilizada, para deleitarnos luego con los tajos y cueva de Gonzalo, y con el pasito estrecho por donde la senda abandona el valle de la Cañada del Espartal para entrar en el lapiaz. El lapiaz está cubierto por aulaga, romero macho, romero, con algunas matas de espino negro, lentisco y palmito, con una vegetación tan espesa que la senda es una trocha.
De la unión con la senda que viene de la carretera echamos hacia arriba, sudando ya. Cuando propusimos este recorrido no pensamos en que tendríamos un día veraniego, porque no hay protección alguna de los árboles a excepción de un par bosquecillos de pinos y olivos antes de llegar al cortijo Cornocalejo. ¡Y con qué ganas cogimos esas dos minúsculas manchitas de sombra!
En la fuente del Cornocalejo hicimos la primera parada y aprovechamos el chorrillo de agua que aún caía para beber y refrescarnos. Lo íbamos a necesitar en la empinada cuestecilla hasta el puerto del Madroño. En el puerto hubo reagrupamiento y decidimos cruzar el valle del Carrascalejo para ir al Cielo por la Cuesta del Cielo.
La senda estaba en buenas condiciones en la bajada a la cañada de los Madroños. De la cañada hay que salir subiendo, nosotros llaneamos y después tuvimos que subir a buscar la senda. Y la senda sigue en buenas condiciones hasta entrar en la selva de la jara pringosa. En toda esa selva la jara casi no deja lugar a la senda, además estaba con las hojas cargaditas del aceite de modo que íbamos recogiéndolo con las manos, con los bastones y con la ropa. Para colmo, si la jara dejaba un clarito allí nacían las aulagas. Pinchazos sin cuento y lucha constante para apartar las relucientes matas de jara fue la tónica mientras duró el jaral. A la fuente del Carrascalejo ni intentamos llegar porque estaba orlada de zarzas por todas partes.
Todo tiene su fin. La selva de jara también. ¡Con qué gozo salimos de las pizarras grises, terreno ideal para la jara, y recuperamos la caliza! Para celebrarlo paramos un ratito al Ángelus en la conjunción con la senda de la Civila al Cielo.
Lucía nos obsequió con un delicioso bizcocho de nueces y zanahoria. ¡¡¡Gracias!!! Una vez terminado el refrigerio iniciamos la subida por la Cuesta del Cielo. De nuevo Manolo se rió del resto porque él tomo una senda más o menos llana y los demás subimos por las cumbres de un par de cerretes. Reunidos todos en el colladito al pie del Cielo continuamos poco a poco esa dura ascensión.
Con trabajo, resoplando, llegamos al vértice del Cielo. Sesión de fotos, descanso, prestamos ayuda fotográfica a dos inglesas jovencitas, y continuamos por el placentero roquedo llano. Al llegar al cerro de las Minillas de Herrera nueva división. Jesús tomo la sendita justo por debajo de la cima mientras Manolo y el resto llanearon más abajo. En esta ocasión Manolo patinó porque por arriba está la senda señalizada y bien marcada.
Jesús llegó al collado de la Mina de Herrera, esperó un buen rato hasta que apareció el resto del grupo allá abajo. La intención de Jesús era ir al collado entre el cerro de los Piornos y el morrón de los Pinos para llegar al puerto de la Orza y de allí tomar la senda por el comienzo de la cañada del Espartal, el camino más fácil. Pero el personal no estaba por la labor de subir al collado de la Mina de Herrera, así que Jesús bajo al encuentro del grupo y en un llanito paramos a comer.
El ágape, de categoría, como siempre. Principiamos con unas excelentes gambitas, chacina leonesa, longaniza aragonesa, y ensalada de tomate, atún, kiwi y aguacate. Para beber en estos primeros compases 4 deliciosas y fresquísimas cervezas. Después vino la tortilla de atún, las empanadillas, el revuelto de setas y la carne con tomate y pimiento, regado con Bierzo fresquito y Cariñena del tiempo. Para terminar queso, bizcocho y turrón de guirlache como preámbulo de la Navidad. Un rico y calentito té con un chorreoncito de orujo.
Nos levantamos a enfrentarnos con la maleza y los pinos caídos del último incendio sin senda alguna. Al cabo de un rato encontramos la incipiente sendita de montañero que por el valle de la Cañada de los Madroños sube hacia el cerro de las Minillas  de Herrera, y unos ratos por ella y otros monte a través ganamos la loma de Pino Rayo desde donde baja senda ya marcada al puerto del Madroño.
Nueva parada en la fuente del Cornocalejo, nuevos refrescos de cara y cabeza, y rellenado de botellas. Bajada a buen paso, sin incidentes hasta los coches ya atardeciendo. Esto del cambio de hora nos trastorna porque seguimos saliendo a la misma hora por la mañana y a la tarde tenemos una hora menos de luz.
Tachamos de nuestras agendas el trozo de senda entre el collado del Madroño y la Cuesta del Cielo. No queremos luchar con la pringue aceitosa de la jara pringosa y con las pinchosas aulagas.




Abandonando la cañada del Espartal 



El Cortijo del Cornocalejo y la Cabeza del Caballo

La fuente del Cornocalejo con su hilo de agua

Entrando en la jara pringosa




La subida al cielo con fuerte pendiente
La pendiente aumenta en el tramo final

Vértice Geodésico del Cielo





Los pinos quemados



La bajada por el cortijo del Cornocalejo
Los castillejos


El regreso