Participantes: 12 | Paco Ruiz, Germán, Jesús C., Paco P., Pilar, Jesús R., Manuel D., Luis, Paco Z., Carlos, Ricardo y Jerónimo |
Distancia recorrida: | 16 kilómetros |
Desnivel de subida acumulado: Desnivel de bajada acumulado: | 680 metros 1.190 metros |
Altura mínima: 2.480 m – Albergue Universitario) | Altura máxima: (3.200m – Carihuela del Veleta) |
Tipo de recorrido: | Circular, con un tramo de ida y vuelta |
Tipo de camino: | Carriles, veredas y campo a través |
Desayuno en el Mirador. Tostadas
medias y enteras, con aceite todas y con jamón y tomate algunas. 3,5-4€.
Paco Ruiz había reservado 12
plazas en el autobús que sube de los Albergues a las Posiciones para las 10. El
autobús de las 9 estaba completo. Así que aparcamos, nos preparamos y estuvimos
esperando un rato hasta la salida del autobús. Jubilados con carnet 3,5€ y los
demás 6,6€, sólo viaje de subida.
Esto de que te dejen en las
Posiciones sin haber dado un paso es una ventaja tremenda, porque la cuesta de
los Albergues a las Posiciones se las trae por larga y aburrida.
Comenzamos por la pista del
Veleta con un vientecillo más bien frío de modo que la mayoría se abrigaban con
su forrito polar. Hay que ir atentos a los ciclistas, sobre todo a los que
bajan que vienen a toda velocidad.
En la Carihuela dimos vista al
sur. El nevero de la cara sur, el mayor de la Sierra, tan apenas tenía un poco
de nieve, en cambio la laguna de Aguas Verdes, allá abajo, lucía preciosa
orlada por su corona verde. A ella nos dirigimos por el carril hasta que,
cuando el carril toca Loma Púa lo abandonamos por una sendita entre el pedregal
que cada vez está más marcada.
Una vueltecita por la laguna de
Aguas Verdes con sus pingüiculas, cerastios y gencianas de primavera, para
salir de ella al este, manteniendo la altura o subiendo un poco, por esos
llanos del Veleta que tan bonitos están en esta época cuajaditos de las flores
de esas plantitas que crecen al abrigo de piedras y roquedos. Es una delicia
deambular sin prisa encontrando armeria, piel de león, jamarguillo de roca,
lepidio, estrella de las nieves, violeta de Sierra Nevada, linaria amarilla y
de Sierra Nevada… un montón de especies aprovechando el corto verano de las
cumbres para florecer y dar las semillas.
Por esas llanuras se ha marcado
una sendilla con algunos mojones para bajar hacia los lagunillos del Veleta.
Alguno estaba seco, pero otros estaban llenos porque seguía manando agua de la
multitud de arroyuelos y cañadillas por debajo del Veleta. En los lagunillos
hicimos la paradita del Ángelus antes de atacar la subida al colladillo de los
Púlpitos de los Canchales. A más de uno se nos hizo larga la subida.
Y, total, subir para bajar.
Alcanzado el colladillo tocaba descender a la laguna de las Cabras, descenso
amenizado por la vista de la laguna, cuadrada, rodeada del borreguil verde,
este año sin vacas. Parece que la laguna se está aterrando porque da la
impresión que está más pequeña, sobre todo cerca de los tajos del norte, aunque
sigue tan bonita, tan apartada, reservada sólo a los conocedores de la Sierra,
y sigue desaguando por su arroyillo haciendo meandros.
La salida de la laguna de las
Cabras es el punto más difícil y duro del recorrido. Hay que apechugar por un
pedregal empinadísimo para salvar los casi 200 m de desnivel hasta el
colladillo de los Raspones de Río Seco. Allí no hay ni puede haber senda
alguna. Cada uno toma el pedregal por donde mejor le parece, buscando piedras
grandes, fijas, e intentando minimizar los resbalones que te hacen perder la
altura ganada con tanto esfuerzo. Fue media hora de durísimo ascenso que nos
dejó exhaustos. Conforme íbamos llegando al puertecillo nos íbamos sentando a
descansar.
El descenso de los Raspones a Río
Seco no es menos exigente, aunque mucho más corto. Hay. que descender por una
chimenea de piedra, apoyando en los laterales, y echando el culo a tierra para
bajar poco a poco. Paco Ruiz dirigió y ayudó en el descenso que lo hicimos
espaciadamente para evitar echar piedras sobre los que iban más abajo.
Alcanzado Río Seco subimos hasta
las lagunas homónimas para almorzar teniéndolas delante. Entre las lagunas y
los Raspones hay siempre cabras. Hoy había unas decenas de machos de bonita
cuerna.
La comida, pantagruélica, como
siempre, aunque con mucha verdura. Cada vez nos decantamos más por esos
primeros platos en detrimento de la carne. Hubo ajos con gambas, calabacines
picantitos, coliflor, judía verde, ensaladilla, champiñones, tortilla también
de verdura… viniendo después el arroz de pollo, los filetillos tiernos y el solomillo
con ajos. Quesos, peras sanjuaneras, melones, tarta, tés y orujos.
Emprendimos el regreso subiendo
por la sendilla desde el antiguo refugio de Félix Méndez a la pista de la
Carihuela a Capileira. Esta sendilla era carril, pero poco a poco se va aterrando
y su traza se difumina. La pista se hace eterna. Siempre en subida suave, para
atravesar el Portillo de Río Seco y entrar en la cabecera del valle del río
Veleta, con los lagunillos visitados allá abajo.
Al girar en la ladera de los
Machos dejamos la pista para tomar la senda que lleva al paso de la cadena. Nos
gusta este paso más que seguir la tediosa pista, porque le da un puntito de
emoción a la caminata. Sobrepasada la cadena quedaba subir un poco a la
Carihuela y bajar desde allí a los Albergues por la interminable y monótona
vereda. Casi dos horas de caminata. Nos hemos de plantear tomar el autobús de
bajada para quitarnos esta larguísima vereda.
En los Albergues, un refresquito
en el quiosco Hoya de la Mora, a los coches y a casa. Un día estupendo.
Apostaría a que todos dormimos a pierna suelta esa noche dejando con el sueño
el cansancio del día.