lunes, 25 de febrero de 2019

2 de marzo: Los Guájares


Guájar-Faragüit-Guindalera-Guájar Fondón

Participantes: Jesús R., Paco Ponferrada, Enrique, Paco Ruiz, Carlos, Luci, Manu y Jesús C.
Distancia recorrida: 18,5 km
Desnivel acumulado: 1050 m
 
Desayuno en El Surtidor, buen pan, jamón, etc. Un poco caro, salimos a 4€.

Poca gente. La Semana Blanca y otras incidencias nos han dejado este menguado equipo.
De Guájar-Faragüit tomamos la senda al Castillejo, descendiendo por las calles del pueblo y luego por sus huertos con llamativos limoneros llenos de fruto. Desde el río de la Toba remontamos la margen derecha del valle, entre huertas, tajos y zonas húmedas.
Al llegar al secano, en vez de continuar al Castillejo, tomamos al oeste por una senda de caminantes y bicicletas a la que se une la que baja del Castillejo. A estas alturas, con los repechillos primeros, ya nos sobraba toda la ropa y nos pusimos de verano. Cruzamos las barranqueras, olivares y terrenos incultos, para tomar la senda al sur que viene desde el río y la carretera, entre almendrales con el fruto muy desarrollado.
Dejamos esta senda que va al cortijo cerca del collado del Romeral para tomar la que sigue al sur, por la cuesta del Quemado, por la vera de un barranquito. Pensábamos que esta senda podía estar ciega por falta de uso, pero no fue así, estaba en buenas condiciones. Por ella subimos al primer collado dando vistas al barranco Rendate. Por cierto, que desde ese collado hay una sendita al este, por la umbría de los cerros, que pudiera ir hacia el Castillejo. Queda para una posible exploración.
Del collado echamos al oeste, ascendiendo, hasta el collado de las Centellas y de ahí al cortafuegos de la haza del Búho y a lo alto del cerro del Palinar. La visibilidad era mala porque el día estaba neblinoso, aunque Sierra Nevada se mostraba preciosa con su “piel de vaca” de manchones blancos más o menos aislados.
En la pista de Guájar Alto a Lentegí hicimos el Ángelus, a la sombra, como en verano. Entramos en los viñedos de Calvente. Cada vez que pasamos ha preparado una nueva parcela, abancalada, entutorada, y regada. Esta vez dando al barranco Rendate.
Carrileando nos acercamos al puerto por el que baja la pista a Ítrabo y Molvízar para enfrentar el último carril, muy empinado, de subida al cerro de la Guindalera, entre viñas parcialmente podadas. Como tarden un poco en hacerlo estarán ya brotadas.
Al llegar a lo alto del cerro tuvimos la sorpresa de que estaba abierta la valla del cortijo donde está el vértice geodésico. Nos hicimos fotos en él por primera vez y en los dólmenes recientes del cortijo. Es curioso este cortijo, con dólmenes, enormes piedras planas haciendo de mesas, el mismo cortijo embutido en el cerro. Algo fuera de lo normal.
En el carril de descenso hacia Guájar Fondón llegamos a la fuente del Chorrillo, con un gran chorro de agua y como nos pareció temprano para almorzar continuamos descendiendo primero por el carril y luego por la antigua senda aún persistente y utilizada principalmente por las mulas y dueño del cortijo del Chorrillo.
En una zona despejada, con un poquito de viento y vistas a Sierra Nevada, nos sentamos a comer, no sin algunas críticas por la falta de asientos apropiados. Comida tranquila, con tortillas y verduras en cantidad, y sólo un recipiente con un poco de pollo. Cosas del azar. Tuvimos tés y vino de sobra, pero nos faltaron la tarta y los orujos.
Ya en la pista de bajada nos acercamos al collado y a la alberca. La idea era haber bajado por allí en dirección al Castillejo, pero a Jesús C. se le cruzaron los cables y no pasó el corto tramito que hay con un poco de maleza antes del carrilillo, de modo que allá fuimos pista abajo hacia el cementerio de fondón con su antena, cruzamos el pueblo, bajamos al río, subimos el duro repecho final a Faragüit y luego sus empinadas calles hasta dar con el bar del que sale la carretera a Pinos del Valle. Allí caímos derrengados aguardando las frescas cervezas y refrescos varios. Vinieron con unas tapas de ensaladilla que no las saltaba un gitano. Imposible terminarlas.
Día caluroso, sin viento, con poca visibilidad. Tierra completamente seca y orquídeas floridas en un escapo floral cortito y escuchimizado por efecto de la sequía.

 

Guájar-Faragüit camino del Castillejo
 
Manzanilla bastarda - Helichrysum stoechas
 
Ophrys fusca
 
El Castillejo
 
El camino rodea algunos cortados
 
Subiendo desde el Castillejo
 
El valle donde se asientan los tres Guájares
 
Guájar-Faragüit
 
El Caballo despunta sobre las sierras que rodean los Guájares
 
Ophrys tenthrendinifera
 
Cistus albidus - Estepa blanca
 
El camino crestea las cumbres
 
Hacia La Guindalera
 
Almendros en flor
 
Vértice de La Guindalera
 
El carril de la Guindalera entre castaños
 
y con vistas a Sª Nevada
 
Bajando por el carril
 
Orchis collina
 
Vinos entre jaras
 
Empusa penata
 
Digitalis obscura
 
Vistas a Guájar-Fondón y Guájar-Faragüit

domingo, 17 de febrero de 2019

23 de febrero: SIERRA ALPUJATA


Participantes: Ana, Jerónimo, Pili, Paco Ponferrada, Jesús R., Luci, Manu, Carlos, Paco Ruiz, Ricardo, Manolo, Jesús C.
Distancia recorrida: 20,2 km
Desnivel acumulado: 1065 m

Desayuno en La Cruz de Piedra II, en Coín. Buenas rebanadas con aceite, zurrapa y tomate. MUCHAS GRACIAS ANA POR TU INVITACIÓN, cuando quieras repetir, nos tienes dispuestos.
La Alpujata es una sierrecilla pequeña entre el puerto de los Pescadores y los llanos de Puzla. Gran parte de ella se quemó en 2014. Quizá debido a ello no la visitamos hace años. La mayor parte del grupo no la conocían y los que sí habíamos andado por ella no la hemos vuelto a visitar recientemente, sin embargo, sigue teniendo su encanto por las vistas, por el boscaje y por ese suelo tan especial proveniente de peridotitas.

Partimos de la Cantera Vieja por un carril sin uso, en dirección sur, por el arroyo que baja de puerto Alpujata. Del carril sale un sendero por el mismo cauce por el que regresamos. Continuamos por el carrilillo que tiene una valla como para impedir el paso sin mucha convicción porque o esta abierta o se puede pasar por los laterales. El carrilillo termina en un colladito donde las calizas dan paso a las peridotitas cambiando el color del suelo de blanco a pardo y la vegetación se hace más frondosa con alcornoques, pino resinero y algunos robles, y en el sotobosque lentisco, erguén, jara negra, cantueso, etc.
Del colladito parte una senda al sur, muy empinada, con una valla similar a la anterior. Cruzamos un primer carril y en el segundo termina la senda. Tomamos la pista al oeste, respiramos, nos relajamos y fluyeron las conversaciones impedidas antes por lo empinado de la senda. Tiene vistas muy bonitas sobre el llano de la Albuquería surcado por el río Pereila.
Una cascada en el barranco de la Corcha anuncia la llegada a un antiguo vivero forestal, y a una balsa contraincendios con helipuerto. Ahí abandonamos la pista para encaramarnos con dificultad a otra senda al sur, hacia el cerro del Águila. La vegetación sigue similar, pero la senda es mucho más suave que la anterior. Pasa por un excelente mirador al norte y llega a la cresta dando vistas al sur. La ladera sur está totalmente deforestada.
El cerrillo que queda al este viene marcado en algún mapa como cerro del Águila. No es el más alto, desde luego. Iniciamos la andadura al oeste, por la cresta, por una senda bastante bien marcada aunque parcialmente invadida por matorral de coscoja y aulaga vaquera. La sendita evita dos cumbrecillas y se encarama a la tercera, la más alta que quizá sea el cerro del Águila.
De esta cumbre al oeste no hay senda propiamente dicha. Los caminantes han pisado el matorral de coscoja y aulaga, dejando una huella que Paco Ruiz se encargó de seguir sin perderla. Los demás íbamos pendientes de donde poner los pies y de evitar los continuos pinchazos de aulagas  y coscojas. En un clarito del matorral, mirando al sur, dando vista al barranco del Majar del Hinojo, paramos al Ángelus y a descansar de los continuos pinchazos. Tuvimos la novedad de unas deliciosas pastas árabes traídas por Paco Ruiz y del vinillo dulce de Ricardo.
Con no muchas ganas nos levantamos a seguir luchando con el matorral, ascendiendo a un cerrillo. Antes de la cumbre, un poco al sur, la senda se ve mejor y de aquí en adelante cada vez está más marcada. Por la traza es una vereda tradicional que nos acercó al pie del cerro Castillejo.
El cerro, en su parte norte, tiene unas encinas y un cercado de alambre protegiendo un pequeño entorno. Se puede subir al cerro bien de frente por las rocas, junto a la valla, o bien continuar la senda que por la ladera norte va ascendiendo con suavidad para dar con el carril que sube a las antenas y al cerro Castillejo.
Después de las fotos correspondientes nos dirigimos al oeste por el carril de las antenas, que sube cerca de otro cerrete con antenas y va a morir al Puerto Verde. Al Puerto llega la pista desde la balsa y helipuerto, nuestro camino. Ya íbamos cansados de carril y aún nos quedaban un montón de km. Tomamos la pista con paciencia a pesar de su monotonía, pues va por terreno quemado y solo tiene el mismo matorral que en la cresta.
Ya estábamos desfalleciendo cuando los primeros encontraron un llano apropiado para almorzar. Hicimos un rolde y comenzó ese ir y venir de fiambreras en una u otra dirección, con la chacina y aceitunas de aperitivo, ensalada, judías verdes, tortillas variadas y carnes, terminando con queso con membrillo. Cervezas y vinos, lo habitual. Quedaba la sorpresa de la tarta de Jerónimo. Esta vez fue de arándanos, con un color no muy atractivo pero riquísima. Fue el complemento ideal para los tés y los orujos.
Algunos quisieron echar una siestecita. Vano intento porque el resto de la cuadrilla, con piedrecillas, conversaciones y gritos se encargaron de impedirlo.
Y vuelta a la interminable pista, solo alegrada por algunos afloramientos de asbesto y mica, y una fuentecilla antes de llegar a la basa y helipuerto.
Por la senda de la mañana bajamos al carril inferior y por él, en un entorno umbrío, boscoso, agradabilísimo, llegamos a puerto Alpujata de donde salen carriles a Barranco Blanco, dos en la dirección que traíamos y otro por la falda de la Sierra Blanca; además dos sendas, una a la cresta de Sierra Blanca y Ciudad del Cine, y otra, la nuestra, por el cauce del barranquillo al noroeste.
Por el boscaje de pino carrasco, alcornoque y olivos descendimos hasta el punto de partida.
Día soleado, sin viento, con excelente temperatura pero con mediana visibilidad. Bonita ruta si tuviera menos pista. Hemos de volver en abril cuando esté la máxima floración y trataremos de acortarla por el alcornocal de la izquierda del Pereila.



EL PICO DE LA DERECHA ES EL CASTILLEJOS








CERRO DEL ÁGUILA














VÉRTICE GEODÉSICO DE LOS CASTILLEJOS