Participantes: 10 | Jesús C., Pilar, Jesús R., Lola, Paco Z., Lily, Germán, Ricardo, Jerónimo y Nori. |
Distancia recorrida: | 17,2 kilómetros |
Desnivel de subida acumulado: | 1.090 metros |
Altura mínima: (340 m – Cantera Vieja, junto al Río Pereilas) | Altura máxima: (1.075 m – Cerro Castillejo) |
Tipo de recorrido: | Circular, con un tramo de ida y vuelta |
Tipo de camino: | Veredas y carriles |
Desayuno en La Cruz de Piedra II, en Coín. Buenas rebanadas con aceite y tomate. Jerónimo tuvo el detalle de invitarnos al desayuna por su santo. Felicidades, Jerónimo.
Partimos
de la Cantera Vieja por un carril sin uso, en dirección sur, por el arroyo de
Cubero que baja de puerto Albuqueria, llevando al norte la ladera de cerro
Gordo y al sur la ladera del cerro de la Víbora. Las linarias de Clemente
estaban exultantes, altas, luciendo sus bonitas flores. Del carril sale un
sendero por la orilla derecha del arroyo y allí el grupo se dividió, los más
arriesgados siguieron por el cauce del arroyo mientras los más conservadores
seguían la senda, senda que estaba señalizada con cintas de plástico de la
Diputación para una carrera de montaña que se iba a celebrar mañana día 1.
Por
uno u otro lado la vegetación es de alcornoques, pino resinero y algunos
robles, y en el sotobosque lentisco, erguén, jara negra, cantueso, etc.
En
el puerto Albuqueria nos reunimos los dos grupos para continuar por la umbría pista
que va a la casa de Monte Pagüito. Allí aparecieron la colicosa cargadita de
flores, las campanillas de otoño con sólo un par de florecitas seguramente
afectadas por la sequía y la brecinilla con sus florecillas en el extremo de
las ramas.
En
una curva fuerte a la izquierda abandonamos la pista para tomar a la izquierda
una sendilla que, por el bosque de alcornoques nos subió a la pista de arriba.
Aunque caminábamos por sombra hacía calor y allí echamos los primeros goterones
de sudor.
Tomamos
la pista al oeste, respiramos, nos relajamos y fluyeron las conversaciones
impedidas antes por lo empinado de la senda. Tiene vistas muy bonitas sobre el
llano de la Albuqueria surcado por el río Pereila.
La
cascada del barranco del Lobo antes de llegar al Vivero estaba seca, no podía
ser de otra manera con el año tan seco que llevamos, sin embargo en la fuente
de las Chorreras, al lado de la pista, había agua.
En
el Vivero abandonamos la pista para tomar la senda al sur por el magnífico
pinar de pino resinero. Senda empinada que tomamos despacio, ajustando el paso
a nuestras posibilidades de esfuerzo, pasamos por un excelente mirador al norte
y poco más arriba se llega a la cresta dando vistas al sureste. La ladera sureste
está totalmente deforestada.
Iniciamos
la andadura al oeste, por la cresta, por una senda bastante bien marcada y
señalizada para la carrera de mañana, aunque parcialmente invadida por matorral
de coscoja, aulaga vaquera y aulaga merina. Los corredores terminarán con las
piernas ensangrentadas. La senda pasa por un primer promontorio para llegar al
segundo, al Pico del Águila, con sus tajos pétreos.
Desde
aquí al oeste había una sendita mal marcada, pero los caminantes y las
limpiezas para las carreras de montaña han conseguido marcar la senda
debidamente, aunque nadie evita los pedruscos que en ella hay. El siguiente
cerro, el más alto, es el cerro de la Colmenilla, en la cresta de las cumbres
más altas marcando la divisoria de términos de Ojén al sur y Coín al norte.
Paramos en La Colmenilla al Ángelus y continuamos la bajada para rodear el
cerrillo de la Ciruela y llegar al puerto de la Medialuna.
La
cresta es un continuo sube y baja. Del puerto de la Medialuna subimos al cerro
del Cañuelo y al de las Canchas para bajar al puerto del Caballo, rodear el cerro
del Caballo y atacar el último repecho al Castillejo, algunos a pecho por la
pendiente máxima y los más siguiendo la senda por el norte del cerro ascendiendo
con suavidad para dar con el carril que sube a las antenas y al cerro
Castillejo.
Después
de las fotos correspondientes bajamos por el carril para tomar una vereda
recuperada que va por la cresta que divide los términos de Monda y Coín. La
vereda tiene algunos tramos muy empinados, pero en general está bastante bien
arreglada y termina en puerto Colorado.
En
puerto Colorado, a la sombra de los pinos resineros, nos sentamos a almorzar,
con más ganas de sombra y descanso que de comida. Hubo cervecitas frescas para
comenzar que supieron a gloria, un poco de chacina de aperitivo y después
comenzó el ir y venir de las fiambreras con calabacín, pisto, berenjena,
ensaladilla, tortilla… para pasar después a las carnes con tomate y con
ajillos. Terminamos con ricos quesos variados y un bizcocho de Jerónimo. Para
beber vinos de Ribera, Rioja, La Mancha y Bierzo, tés y un poquito de pacharán.
Opíparo ágape.
Después
de comer quedaba la interminable pista que pasa por la cabecera de los arroyos
del Jaguarzo, Pereilas y Lobo antes de llegar al Vivero. Como novedad, en el
Pereilas han construido una fuente que echaba un buen chorrillo de agua. Nos
supo a gloria ese refrescón porque, quien más quien menos, todos íbamos
justitos de agua.
En
vez de tomar la senda de la mañana seguimos por la pista al puerto del Castaño
bajando después al de la Albuqueria. Allí el personal, sin encomendarse a Dios
ni al diablo, siguió por el carril en vez de tomar la senda del arroyo Cubero.
Después de unos cuantos gritos y silbidos volvieron sobre sus pasos para tomar
la senda que nos devolvió a los coches.
Día soleado, sin viento, con calor. Menos mal que en la cresta el levante nos refrescó.