miércoles, 29 de julio de 2020

Sábado 1 de agosto: Patamalara


Participantes: 6
 Paco Ponfe, Pilar, Jesús R., Lola V., Paco R. y Jerónimo
Distancia recorrida:
10 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
290 metros
Altura mínima: ( 420 m – Fábrica de la Luz de Cómpeta)
Altura máxima: (Sobre los 690 m – Cascada del Bco. Moreno)
Tipo de recorrido:
Lineal, de ida y vuelta
Tipo de camino:
El cauce del río


Afrontando los tramos de cañaveras, este año algo mejor


Buscando el apoyo adecuado


Pteris  vittata - Helecho de acequia


Adianthus capilli-veneri - Culantrillo de pozo


Sobre una pequeña cascada


Río arriba


Por el Barrranco Moreno


Vicentoxicum nigrum


Toda forma es buena para subir


La más clásica


La atlética


La ¡que no me resbale, que voy al agua!


¿Ayuda?


Salto al final del Barranco Moreno


Bajando por la cuerda


Sentada - De espaldas


grupo


Hipérico


Bonet piamontés, típico dulce italiano (la receta en el lateral)


Siempre es más fácil con un poco de ayuda


Libélula buscando la sombra y el frescor del agua en un día caluroso


Cascada


Mariposa


Pamplina de agua

martes, 21 de julio de 2020

Salida 25 de julio: Travesía Sª MIjas: desde el Pto. Pescadores al Tiro Pichón

Participantes: 6
Luis, Nori, Jesús C., Lola V.,  Paco Z.  y Jerónimo
Distancia recorrida:
21,6 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
1.010 metros
Altura mínima: (270 m – Cadenas de Jarapalo-Tiro Pichón)
Altura máxima: (1.095 m – Proximidades del Pico Mijas (La Bola))
Tipo de recorrido:
Lineal
Tipo de camino:
Veredas y carriles.

Desayuno en la gasolinera del Puerto de los Pescadores. Buenos pitufos. Rápido. Sobre 2,5€.

La ruta requería dejar al menos un coche en las Cadenas de Jarapalo para el regreso. Jesús y Lola-Paco llevarían dos coches, dejando uno en las Cadenas. Jerónimo, para facilitar el regreso, madrugó para llevar su coche también a las Cadenas. Nori-Luis irían con el suyo al Puerto de los Pescadores. Lola, Paco, Jerónimo y Jesús llevaron el coche de Jesús de las Cadenas al Puerto de los Pescadores, así, por la tarde, Lola y Paco podrían partir hacia casa directamente desde las Cadenas, regresando los demás desde el Puerto de los Pescadores. Intendencia perfecta.

Partimos del Puerto de los Pescadores, por el carrilillo perpendicular a la carretera, siguiendo la Gran Senda de Málaga GR-249.2. El carrilillo termina por los Llanos del Cojo, convirtiéndose en una buena senda de cuando la repoblación forestal. En este tramo y en lo que quedaba de subida caminamos por la sombra del tupido bosque de pino carrasco, no obstante, a pesar de la sombra sudábamos de lo lindo porque había mucha humedad.
Nuestra senda se une a la de la Majada del Bueyero. Aquí se termina la subida, por ahora. La senda llanea, pasa por la cañada del Sillero, atraviesa el puertecillo de la Majada del Bueyero, de la que no queda rastro alguno, después la cañada de la Aceitera y luego el cortafuegos de los Peñones del Gavilán antes de cruzar la pista del Chaparral que sube a Pico Mijas.
Después de la pista la senda gira al oeste y comienza una buena subida en paralelo a la cañada de la Cueva de San Antonio, a la izquierda, y a Pecho Redondo, a la derecha. La cuesta sólo se suaviza cuando la senda cruza la cañada de la Cueva de San Antonio y el cortafuegos de Pecho Largo, pero luego vuelve a subir fuertemente otra vez al entrar en el valle del arroyo del Tejar.
De vez en cuando hacíamos una paradita para reagruparnos y beber agua porque seguíamos echando por cada pelo un chorro. La sombra no aliviaba el sudor y añorábamos un poquito de viento refrescante.
La senda finalmente suaviza la subida antes de pasar por el puertecillo encima del Cerrillo de en Medio. A nuestra izquierda toda la cuerda de Mendoza, con los Llanos de Mendoza a nuestra altura y el cerro de las Cruces de Mendoza con más de 1000 m. Según cuentan, Mendoza fue un ganadero cuyo hijo fue devorado por los lobos; en su memoria se pusieron tres cruces en lo alto del cerro, de ahí el nombre.
Pasado el arroyo del Tejar paramos al Ángelus en el cruce de la Torreta. Allí se cruzan nuestra senda, de sur a norte, con la del arroyo del Tejar, de oeste a este. Jerónimo nos sorprendió con 1 kg de uvas frescas. Nos supieron a gloria, tan refrescantes.
Después del descanso tomamos la senda del arroyo del Pinar, ascendiendo entre bosque de encina hasta la zona de las Piletas. Nuevo reagrupamiento para superar el último repechillo a la pista del Chaparral. Enseguida dejamos la pista por el carrilillo hacia el Llanillo de los Conejos donde dimos vista al sur y recibimos la primera brisilla refrescante.
El siguiente objetivo era el puerto de Málaga. En vez de ir por la cresta bajamos por la senda del sur hasta el moro del cerro del Chaparral y allí tomamos la senda de las Cañadas para pasar del valle del arroyo de la Fuente de las Adelfas al de los Pilones. Con la vista del puerto de Málaga nos animamos y pronto estuvimos en él.
Hora de almorzar. En la misma senda, pasado el puerto, nos sentamos en una sombrita donde se notaba un poco más la brisa. Jerónimo preparó el restaurante arrimando un enorme tronco, nos desinfectamos las manos y comenzamos la comida, aunque más que comer lo que necesitábamos era descansar.
Con la cerveza fresquita salieron las chacinas y el edamame, después la tortilla de patata y calabacín, y las alcachofas, deliciosas ambas, para terminar, albóndigas con tomate y pimiento y lomo al ajillo, dos clásicos de nuestras comidas. Un par de botellas, una de Somontano y otra de Ribera, fresquitas, sirvieron para pasar la comida y el queso. No faltó la tarta de Jerónimo, de chocolate, queso y mandarina, excelente, y servida ¡hasta en bandeja! Este hombre cada día riza más el rizo. Tuvimos también el té de Lola, ¡en termo nuevo! Se van reparando y sustituyendo cosas viejas.
A duras penas proseguimos la caminata bajando a la pista. La bajada fue por sombra, pero en la pista el sol pegaba bien. Nos adelantó una muchacha corriendo por la pista, ¡a las 4 de la tarde, con un calor de cuidado!
Dejamos la pista por la senda que se interna en el pinar de los Arenales para salir al puerto de la Graja. Aquí tuvimos sombra, pero el calor continuó. Íbamos con la mente puesta en la fuente del cortijo de Jarapalo. En ella hicimos cola para llenar las botellas, y en su sombra paramos un buen rato refrescándonos por dentro y por fuera.
El arroyo de la Fuente de la Higuera tiene un boscaje tupidísimo, con hermosos pinos, pero también quejigos, encinas, durillos, madroños, cornicabras, lentiscos y enebros arborescentes. Una delicia.
Quedaba la pista de la Mezquita hasta las Cadenas que se nos hizo tediosa.
En las cadenas descubrimos que toda la intendencia de la mañana no había servido para nada. Paco había dejado las llaves de su coche en el de Jesús, en el Puerto de los Pescadores; gracias a que Jerónimo sí llevaba las de su coche. En las Cadenas quedaron Lola y Paco aguardando a que Jesús regresase con las llaves y sus cosas. Gajes del oficio y de nuestra mala cabeza.

Muy pocas flores
Cephalaria leucantha, Escabiosa blanca
Guillonea scabra subsp. canescens, Guillonea
Dianthus broteri, Clavelinas
Thymbra capitata, Tomillo real

Mapa de la ruta

A la sombra del pinar y de la mañana

Graphosoma lineatum - Chinche rayada

Diagonal de caminantes

Enredarse

Marcando el paso

Cephalaria leucantha - Escabiosa blanca

Hipparchia semele



Vinos

Repartiendo el postre

Tarde de calor por el pinar

Vanessa cardui

MIrador del Valle del Guadalhorce

Acercándonos a Jarapalo

Ranas en la alberca

Reflejos

Grupo al fresco del agua y la sombra de los pinos

La energía de dos pinos carrascos de dimensiones colosales

Por el sendero de la Cañada de la Fte. de la Higuera

La "selva" de algunas cañadas al norte de la sierra

lunes, 20 de julio de 2020

Miércoles 22 de julio: Chorreras del Molinillo


Participantes: Emilio, José María, Domingo y Paco, todos de Motril; Manolo y Javier de Granada; Antonio Muñoz, Pilar, Paco Ponferrada, Jesús R y Jesús C.
Distancia recorrida: 15,5 km
Desnivel acumulado: 850 m.

Desayuno y punto de reunión: bar El Mirador.

Bienvenidos a Emilio, José María, Domingo, Paco y Javier. Los demás somos todos más o menos asiduos.

En el WhatsApp de los veteranos se puso esta salida. Pasaron bastantes días y sólo Jesús C estaba apuntado que iba con Emilio y Antonio. El día anterior se apuntaron Pilar, Paco y Jesús C. Bueno, ya éramos un grupito. La noche del martes se apuntaron también Manolo y Javier.
El miércoles por la mañana apareció José María y cuando estábamos desayunando cayeron por allí Domingo y Paco que iban al Veleta. Los convencimos para que se unieran al grupo y así salimos ya un gran grupo: 11 caminantes.
Los Albergues nos recibieron con un vendaval de cuidado. Hubo que pertrecharse adecuadamente y salimos a la senda de subida, esa senda que tantas veces hemos pateado.
Manolo y Domingo venían un poco más lentos. Uno porque ese es su ritmo y otro por una lesión en la pierna. Parábamos de vez en cuando a reagruparnos, buscando siempre unas rocas o algún montículo que nos protegiese del viento. En los collados particularmente casi nos arrastraba el vendaval.
Por Borreguiles el viento disminuyó, el enclave está protegido del viento, pero arriba, cuando dimos vista al valle del Dílar, otra vez soplaba con gana.
Monte a través nos acercamos al montículo frente a la Chorrera. Ahí nos esperaba el espectáculo con la elegante cascada fluyendo sin cesar. El lugar merecía dedicarle un ratito y allí estuvimos contemplando a placer la hermosa cascada.
Nos acercamos al valle del Dílar, en la zona del Prado de las Monjas, porque por los borreguiles se desciende con más facilidad que por la pendiente lateral. Además caminar por hierba, con el agua fluyendo al lado y las vacas con sus terneros paciendo alrededor, es una verdadera delicia.
Esta bajada por el Dílar es fantástica, con el final de tener enfrente la cascada en su completa dimensión. En ese punto el grupo se dividió. Unos renunciaron a descender al pie de la cascada iniciando con tranquilidad la subida a la parte alta de la cascada. El grupito que descendimos disfrutamos de esa ducha de agua fría, de la cortina constante cayendo y del placer de entrar detrás de la cortina.
Hechas las múltiples fotos iniciamos el duro ascenso por la pedregosa cañada hasta situarnos más arriba del inicio de la cascada. Aún bajamos hasta ver al agua precipitarse en el abismo antes de iniciar el ascenso siguiendo el arroyo del Cascajar del Cartujo, entre las vacas que pacían en los verdes borreguiles.
Entre rápidos, cascadas y tranquilos meandros nos acercamos al inicio del arroyo, a la lagunilla del Cartujo. No había nadie. Nos extrañamos porque nunca la habíamos tenido tan solitaria. Era temprano, pero el verdor de la orilla y la quietud de las aguas invitaban a tomarla de restaurante.
Nos sentamos cerca del manantial. La comida no tuvo la magnificencia acostumbrada, la verdad. Llevar tanta gente nueva, desconocedora de las costumbre vinotequeras, tiene ese peaje. No obstante tuvimos cervecitas, un par de botellitas de vino, y terminamos con té y un dulce de Motril.
Con trabajo, como siempre, nos pusimos en marcha para remontar por la base de los peñascales. Manolo, tan conocedor de los aconteceres de Sierra Nevada, nos llevó al llanito donde se situó la segunda ermita de la Virgen de las Nieves. Aún quedan las piedras de la base de los muros de lo que sería la nave de la iglesia y de su sacristía aneja, junto a unas corralizas donde se encerraría el ganado. Habíamos pasado multitud de veces por esta zona denominada Prados de la Ermita, pero nunca habíamos visto el lugar donde se asentó.
Proseguimos subiendo para llegar a la laguna de las Yeguas, mediada de agua, pasamos por los dulces borreguiles del comienzo del Dílar y remontamos al collado de la Laguna de las Yeguas, dejando atrás el valle del Dílar que tantas satisfacciones nos había procurado para entrar en el del Monachil.
Quedaba el suave descenso hacia los coches entre amigables charlas. No obstante la Sierra se quiso despedir de nosotros con un par de buenos machos monteses. Uno especialmente, asomaba la cuerna por encima del roquedo donde estaba acostado, en una imagen espectacular.
Una cervecita fresquita en el aparcamiento y cada mochuelo a su olivo después de haber pasado un día excelente. Ventoso al principio, pero calmo después.

P.D. Muchas de las fotos del reportaje son de Domingo Moyano


Esperando a los rezagados al abrigo del viento

Disfrutando de la vista de la cascada

Por el Valle del Dílar hacia la Chorrera

Cruzando el Dílar

Un excelente mirador de la Chorrera

Parte del grupo descendiendo al pie de la cascada

Paco, Emilio y José Mª en la Chorrera del Molinillo

Rápidos en el barranco del Cartujo

Vacas en los borreguiles del Cascajar del Cartujo

Un rápido en el arroyo

y un dulce remanso

En el Lagunillo del Cartujo

El grupo en la comida

Por los Prados de la Ermita

Macho sobre las rocas

Arenaria tetraquetra subsp. amabilis - Pie de león

Chaenorhinum glareosum - Dragoncillos de Sierra Nevada

Erigeron major - Zamárraga

Jasione amethistina - Botón azul de Sierra Nevada