miércoles, 29 de mayo de 2019

1 de junio: Sierra Bermeja


Participantes: 13
Paco P., Jesús R., Pilar, Jesús C., Ana, Paco R., Tere, Enrique, Manuel D., Manuel G.,  Ricardo, Lucía L.  y Jerónimo
Distancia recorrida:
12,5  kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
900 metros
Altura mínima: (640m – Carretera, Monumento al ciclista)
Altura máxima: (1.449 m – Pico de los Reales)
Tipo de recorrido:
Circular
Tipo de camino:
Veredas, carril, carretera y campo a través (barranco)

 
 
Desayuno en Churrería la Cordobesa de Estepona. Excelentes churros a un precio razonable.
 

A la Sierra Bermeja no le tenemos cogido el punto. Cuando fuimos por primera vez hace una veintena de años, cuando no había GPS y cada uno se buscaba la vida como podía, entramos por un carrilillo abandonado que nos llevaba hacia el arroyo de la Cala. Entonces, después del gran incendio de 1995, la mayor parte de la sierra era un carbón, pelada, negruzca, y el arroyo nos pareció una buena manera de entrar en ella. Hoy, después de tanto tiempo, seguimos entrando por el mismo sitio sin haber intentado otro lugar de acceso a los Reales por la cara este.
Ahora tenemos algunas novedades. La primera es que desde la carretera se aprecia una senda por el cortafuegos de la cresta entre los arroyos de Guadalobón y de la Cala. La segunda se refiere al camino de entrada al arroyo de la cala; está arreglado y desde donde termina en el arroyo de la Cala continúa una senda a la cresta entre la Cala y Guadolobón. Faena para futuras exploraciones.
 Por el bien acondicionado carril entre la carretera y el arroyo de la Cala comenzamos nuestra caminata, con animadas charlas propiciadas por la suavidad del carril. Las charlas cesaron en cuanto entramos en el arroyo con sus enormes pedruscos y su chorro de agua que pone las piedras resbaladizas, y fueron sustituidas por frasecitas cortas del tipo “por aquí se puede pasar”, “cuidado con esa piedra que resbala”, “por aquí imposible”.
Íbamos progresando despacio por ese intrincado galimatías de pedruscos, vegetación de helechos, adelfas y emborrachacabras, evitando el curso del agua. Llevábamos ya un buen rato de esfuerzo cuando Manuel de Rincón dijo “chicos, llevamos hechos 250 m de desnivel”. La moral se nos vino abajo: tanto trabajo para este desnivel. A veces es mejor no dar ninguna información.
Seguimos subiendo para llegar a la cascada grande. Sabíamos que se salvaba con mucha dificultad por la margen izquierda. Y por allí fuimos y la sobrepasamos.
En el desvío hacia la barranquera de la izquierda paramos al Ángelus. Un Ángelus cortito porque queríamos quitarnos cuanto antes la barranquera. Después de sobrepasada la arruinada valla de alambre, cuando ya dejamos los pedruscos del cauce, vino la zona de tierra y piedrecillas, muy resbaladiza, muy empinada, y muy dificultosa para variar.
Poco a poco la sobrepasamos para llegar a la pista. Habíamos invertido una cantidad de esfuerzo y de tiempo tremenda. Algunos decían que no volverían más por el cauce, otros callábamos aunque reconociendo la dificultad pasada, y sólo Ricardo decía que a él le había gustado el barranco. Hay gente pa’tó.
Fuimos hacia el mirador de Estepona, o de Salvador Guerrero. En las barranqueras con los taludes y pinos y pinsapos, habíamos estado protegidos del viento, pero al salir a campo abierto la cosa cambió. El levante soplaba inclemente, se nos llevaba.
A duras penas hicimos unas fotos y continuamos rápidamente hacia el pico de los Reales. Sube la senda paralela, pasando a uno u otro lado de una alambrada. La función de esa alambrada, como la arruinada del barranco, es desconocida, se diría que sin utilidad alguna. La senda desemboca en la pista de subida a las antenas, pista deshecha por las aguas, tanto que el mejor camino son las cunetas de hormigón.
En el vértice de los Reales el levante soplaba otra vez a muerte. Llegamos, lo tocamos, y continuamos por el sendero al norte hacia la Plazoleta, entre pinsapos, sin viento, buscando ya una zona para acomodarnos a comer.
Encontrado el restaurante dimos comienzo al ritual del almuerzo. Ritual con poco orden. Además de un pajarero y un geólogo, en el grupo nos falta un metre para ordenar los platos. Sin él salen a la vez aperitivos, ensaladas, carnes… en tremendo revoltijo quitándole lucidez a la comida. Sea como fuere allí hubo boquerones en vinagre, chacina, ensalada, tortillas, habas, garbanzos, humus de remolacha, pastel de atún, pollos pera y con pimentón, carne de cerdo… y seguramente más cosas que olvido, pero todo a la vez, sin orden ni concierto. Lo pasamos ayudados de cervecita fresca y 4 botellitas de tinto de distintas procedencias, buenos, aunque alguno se sugirió que no repitiese.
Luego los quesos, los dulces: de cabello de ángel unos y tarta de albaricoque, Jerónimo siempre sorprendiendo con sus habilidades culinarias, los tés y los orujos. Todo un lujo bajo los pinsapos.
En la Plazoleta tomó el mando Manolo para llevarnos por una sendita “que nos metería directamente en los coches”. Subimos a la carreterita de la zona recreativa y desde ella tomamos la senda por la cara este de la sierra, entre pinos resineros de buen porte respetados por los incendios. Atravesamos el arroyo de Abrón, fuimos paralelos al del Infierno y salimos por un cortafuegos a los coches tal como había anunciado Manolo.
Un buen día, sin calor, con mucho viento en la cima. Hemos de buscar alternativa al arroyo de la Cala para seguir disfrutando de esta bonita sierra, aunque quien quiera siga subiendo por el arroyo.
 
 
Mapa de la ruta
 
Halimium atriplicifolium
 
Comienza la subida por el Barranco del Arroyo de la Cala
 
Sorteando piedras aún con ganas
 
Todavía juntos
 
Uno de tantos escalones rezumantes
 
La cascada grande apenas con un hilo de agua
 
Ayuda en el paso de la cascada grande
 
De abajo a arriba
 
Ayudas
 
Unas vistas increíbles
 
Pies y manos para qué os quiero
 
Por una grieta
 
Doble apoyo
 
Verticalidad
 
El deseo de pisar tierra firme
 
La Costa del Sol desde las alturas
 
Desde el mirador al Peñón
 
Grupo en el mirador
 
Genista hirsuta subsp. lanuginosa
 
El Peñón con su nube de levante
 
Llegando a las antenas que mancillan el pico
 
Parte del grupo protegiéndose del vendaval en el Pico de los Reales
 
Bajada hacia el collado entre los Reales y los Realillos
 
Armeria colorata
 
Pinsapar en la cara norte de los Reales
 
Por el sendero de los pinsapos
 
Arenaria capillipes
 
Pinsapos con los brotes nuevos de primavera
 
Arenaria montana
 
Linaria aeruginea
 
Peridotitas
 
Centaurea haenseleri subsp. haenseleri
 
Sendero por el pinar
 
Staehelina baetica
 
Panorámica de las sierras costeras del occidente malagueño

martes, 28 de mayo de 2019

MIERCOLES 29 MAYO: EL TORCAL DE ANTEQUERA

PARTICIPANTES: Lucía, Paco H, Luis, Antonio S, Antonio U, Miguel G, Enrique y Manuel D.
RECORRIDO: 10 km.
DESNIVEL: 500 m.
VILLANUEVA DE LA CONCEPCIÓN
LAS CABRAS AL SOL


EN EL BURLADERO
EL CAMELLO



ANTONIO COPIANDO A LA NATURALEZA PARA SU ARTE EFIMERO
¿QUE FIGURA VEIS?


LINARIA EN LA ROCA







SUBIENDO A LA MESA


EN UNA DE LAS SIETE MESAS

POR LA CORNISA DEL DIABLO



LOS VINOS Y ANTEQUERA
LA COMIDA CON SOL Y SOMBRA



ENRIQUE Y SU DOLE ¡¡ DOS NO POR FAVOR!!



DETALLE DE ANTONIO
AL LADO DEL TORNILLO
OLIVO MILENARIO DE ARROYO CARNICERO