lunes, 17 de febrero de 2020

MIERCOLES 19 FEBRERO: MECINA FONDALES, ESCARIHUELAS

La baja Alpujarra granadina. Mecina-Campuzano-Panjuila. 19-2-2020.
Participantes: Fini, Antonio Muñoz, Paco Ponferrada, Enrique, Paco Hernando, Manuel de Nerja, Lili, Antonio de Fornes, Antonio Usieto y Jesús
Distancia recorrida: 13,2 km
Desnivel acumulado: 685 m

Desayuno en el Puerta Nazarí de Órgiva. Buen aparcamiento, buen pan, buen jamón y buen servicio a 2,2€. Un sitio conocido y muy recomendable.

Cuando hablamos de Sierra Nevada siempre tenemos in mente las altas cumbres y las interminables lomas. Pero hay muchas Sierras Nevadas. Sin ir más lejos la recorrida hoy. Una ruta preciosa, corta, sin mucho esfuerzo, digna de figurar en los recorridos habituales de cualquier grupo.
¿Y qué tiene de especial la ruta?
Pues habría que empezar por los almendros terminando su floración y  desparramando una lluvia de pétalos al paso del caminante.
Pero otras rutas también tienen almendros.
Es verdad. Aquí están además los pueblos: Mecina con sus dos barrios, Mecinilla con unos rincones y tinaos inigualables, Fondales ofreciendo su ermitilla a ras de suelo nada más llegar al pueblo y su Calle Real de regreso que comienza por la terraza de la primera casa del pueblo, y Ferreirola que lo paseamos entero, con sus estrechas callecitas, su fuente y lavadero. Sin duda estos son de los pueblos más bonitos y auténticos de la Alpujarra granadina.
Bueno, esos pueblecillos sí que son bonitos y no se encuentran en otras rutas.
Tiene además el río Trevélez. Se cruza por dos puentes, con sendos molinos a su vera, fruto quizá de la existencia de esos mismos puentes que facilitarían llegar allí con el grano. Además uno de los puentes es natural: un enorme peñasco encajado en la garganta del río y la tierra y plantas crecidas sobre él; el otro es el que llaman “romano”, aunque con alta probabilidad es posterior. El Trevélez en esta zona exhibe unos increíbles cahorros de no más de un par de metros de anchura, profundísimos, con el agua rugiendo al atravesarlos. En el descenso del Trevélez quien entra en esta zona tiene que seguir hasta su desembocadura porque aguas abajo de Busquístar no hay manera de salir del cauce.
Vaya, sí que parece atractivo el Trevélez aquí.
Y no sólo el Trevélez. Se pasa por las huertas de los pueblecillos con esas diminutas parcelitas, muchas incultas, pero los árboles de los linderos medran bien, con algún castaño enorme. En esta época el verde pinta todas esas parcelitas de tierra rodeadas de muretes de piedra. Los árboles de las huertas, los chopos de las riberas, los sauces con sus amentos abiertos asomándose al río, los fresnos con sus incipientes hojuelas, los desnudos castaños, todos creciendo al amor del agua de las huertas. Mientras, el secano de la loma Campuzano y el cerro Corona están tapizados por un tupido encinar por el que “ni los cochinos entran” al decir de Antonio.
Mucha y bonita vegetación parece que tiene la ruta.
Aún quedan unas cuantas cosas inolvidables.
Una es el aljibe Campuzano. Un depósito ancestral de agua, de los siglos XII-XIV, al borde mismo del camino, que seguramente aliviaría la sed de agricultores, pastores, arrieros y bestias a cambio de alguna moneda para el cuidador. Conserva completa las paredes y su techumbre abovedada.
Otra son las dos escarihuelas al sur del Trevélez. La ladera al norte del Trevélez, donde se asientan Capilerilla, Pitres, Mecina, Mecinilla, Fondales, Ferreirola, Atalbéitar, Pórtugos y Busquístar, es relativamente suave en comparación con los inmensos tajos de la ladera al sur. Por ellos se diría imposible el trazado de paso alguno. Sin embargo ahí están las escarihuelas, la de Campuzano y la de Panjuila, especialmente esta última, que con sus innumerables zigzags y adaptación al terreno superan paredones casi verticales. Impresionantes . Cuando se recorren por primera vez, uno ya jamás se olvida de ellas.
Una tercera es el antiquísimo empedrado en casi todo el recorrido, que transmite al caminante la satisfactoria sensación de estar hollando unos caminos milenarios, de unir sus pasos a los de miles de antiguos usuarios quienes pasarían por ellos a sus trabajos, desvelos y quehaceres, seguramente nadie por placer como los transitamos ahora.
Y para terminar, señalar las fuentes, todas con su característico sabor acídulo y ferruginoso, en especial la de la Gaseosa.
¿Se pueden pedir más atractivos?

En verdad que no.

INICIO DE LA RUTA 



BAJANDO HACIA EL PUENTE SOBRE EL RÍO TREVÉLEZ
EN EL PUENTE ROMANO DE MECINA
ACUARELA DE ANTONIO
EL MOLINO DE MECINA

PITRES, MECINA, MECINILLA, PÓRTUGOS, ATALBÉITAR Y FERRERIROLA
EL ALJIBE DE CAMPUZANO

EL CORTIJO DE PANJUILA

BUSQUISTAR DESDE LA ESCARIHUELA


ESCARIHUELA DE BUSQUISTAR
BAJANDO LA ESCARUHUELA DE PANJUILA



EN EL PUENTE DE BUSQUISTAR
ASOMA FERREIROLA
LLEGANDO AL RESTAURANTE
LOS VINOS Y FERREIROLA


EN LA ERA DEL TRANCE
LA FUENTE DE LA GASEOSA

FUENTE LAVADERO DE FERREIROLA


ATENTOS A LAS EXPLICCACIONES DE ANTONIO

HERMOSO CASTAÑO



LAS FUENTES





No hay comentarios:

Publicar un comentario