15 de febrero: Fte. de los Potros - Peña de la Cruz (Sª de Arana)

Participantes: 20	Fini, Antonio Muñoz, Rafa Lozano, Tere, Jerónimo, Nori, Luis, Pili, Paco Ponferrada, Jesús R., Lola, Paco Zambrana, Manuel de Nerja, Lucía, Luci, Manu, Paco Ruiz, Carlos, Ricardo y Jesús C.
Distancia recorrida:	15,7  kilómetros
Desnivel de subida acumulado:	830 metros
Altura mínima: (1.335 m – Fte. de los Potros)	Altura máxima: (2.027 m – Peñón de la Cruz)
Tipo de recorrido:	Circular
Tipo de camino:	Veredas y  carriles.

    

Desayuno en la gasolinera de Beas. Buenas chapatas a buen precio. Han puesto un camarero que atiende las mesas.

Bienvenido Rafa. Has demostrado caminar bien tanto en subidas dificultosas como en lapiaces. Cuando quieras, aquí nos tienes.

 

Salimos del precioso entorno de la Fuente del Potro, bajo la tutela de ese tupido bosque de encinas y robles, por una de esas sendas adaptadas a discapacitados. Pronto la abandonamos para ir al norte, ascendiendo, hasta encontrar la acequia de Fardes bajo el tajo de los Halcones, cerca de esa cuevecilla de paso difícil donde la senda tiene que descender para volver enseguida a la acequia.

El paseo por la acequia es delicioso. La senda va llana, limpia de maleza, al lado del chorro de agua de la acequia, bajo el tajo de las Garduñas, y con impresionantes vistas al bosque de la umbría de los Alcaldes y, atrás, a la blanquísima Sierra Nevada.

La senda da la vuelta al extremo oriental del tajo de las Garduñas, siguiendo la antigua acequia que aquí muestra sus paredes de piedra unida con mortero de cal, para encontrar el carril de acceso al cortijo Majalijar por la cañada del Moro; cruza el carril y continúa a Fuente Grande.

En la alberca de Fuente Grande principia la acequia de Fardes, acequia que lleva el agua al oeste, en la dirección opuesta a la pendiente natural que desciende de oeste a este. Allí se cruza el barranco de Fuente Grande, con su buen chorro de agua y sus bulliciosas caídas, para llegar al cercano camino del Collado de las Pozas, una buena pista terriza con hormigón en los puntos más conflictivos.

La pista va paralela al barranco de Fuente Grande durante un trecho hasta que el barranco toma dirección oeste hacia su nacimiento bajo el tajo de las Buitreras. No con ello termina el caminar acompañados del rumor del agua, porque la pista sigue paralela ahora al barranco del Collado de las Pozas, también con agua.

Pasamos por medio del caserío construido en la cortijada del Collado de las Pozas, continuando hacia arriba ya sin la compañía del agua, hasta el collado de las Pozas o del Agua, donde la pista vuelca al norte, al valle de Iznalloz.

En el collado es necesario detenerse para admirar el panorama, primero al norte, a la hondonada de Iznalloz con sus bosques de pino y sus inmensos olivares, después al oeste, con el peñón de la Mata asomando tímidamente, las Buitreras y el Majalijar en todo su esplendor, con los valles de Fuente Grande y del Moro, y al sur, a esa resplandeciente Sierra Nevada y al camino por el que hemos venido.

Encima de la cortijada del Collado de las Pozas está el cortijo de Tomaima. Antonio nos contó que a una pareja de viejecillos que siempre habían vivido en el cortijo, se los llevaron sus hijos a Huétor Santillán para que vivieran con ellos en vez de en ese aislado cortijo. Un día, cuando los hijos salieron de casa, los viejecillos recogieron sus pertenencias y andando volvieron al cortijo, al lugar donde habían vivido, donde habían criado a sus hijos, donde habían sido felices dentro de su pobreza y donde querían morir.

Al este del collado de las Pozas o del Agua se alza el majestuoso cerro de la Cruz, nuestro objetivo. Seguimos unas rodadas de vehículo que suben inclementes perpendicularmente a la pendiente, continuando por una sendilla mal marcada aunque con algunos hitos, al norte ahora, para alcanzar la base de los peñascos de la Cruz. Hicimos la paradita del Ángelus y proseguimos en desbandada hacia la cima. La mejor manera de subir es hacia el noreste, hacia la cresta, no hacia la cima, y luego por la cresta terminar de ascender cómodamente al vértice geodésico. Algunos del grupo atacaron la cima directamente, por los tajos, y en la trepada tuvieron sus más y sus menos.

La cordillerita de Sierra Arana continúa de la Cruz hacia el este con los cerros de la Cabeza y la Cola del Caballo, pero entre los cerros de la Cruz y de la Cabeza del Caballo se abre allá abajo el collado Cavero. Interminable bajada por el lapiaz de la Cruz buscando el piso menos malo, para luego, desde el collado, subir al farallón rocoso que es la Cabeza del Caballo.

En la base sur del farallón se abre una cuevecilla utilizada por pastores y ganado. Desde ella hay que trepar a la cima. Dejamos allí las mochilas e iniciamos el ascenso siguiendo los pasos de Antonio. Algunos decían que se quedaban con las mochilas, pero al final todos subimos a la cumbre de la Cabeza.

El destrepe fue más lento, pero con la ayuda de Carlos, Paco y Antonio todos llegamos abajo con bien.

En el collado entre la Cabeza y la Cola del Caballo paramos al almuerzo, buscando la brisa del collado para mitigar el calor de este inapropiado mes de febrero. Hicimos un buen rolde y comenzó la danza de las fiambreras con unos dulcísimos tomates, chacinas, ensaladas variadas, tortillas, carnes y quesos. Comimos hasta decir basta y bebimos más de 4 botellas de vino. Para terminar, bombones, chocolate y la sofisticada tarta de Jerónimo, esta vez con una base de bizcocho de zanahoria con avellanas, sobre la que había una capa de tarta de queso y por encima de la tarta, higos asados con reducción de Pedro Ximénez. Exquisita. La más compleja de las traídas hasta hoy, que yo recuerde. Tés y orujos variados.

Bajamos al sureste, al cortijo de Pedro Andrés. Allí cogimos el carril hacia Prado Negro, pasando por el cortijo de la Doncella, comentando lo bonitas que se veían las cumbres y el bosque de la ladera sur del arroyo de Prado Negro.

Al llegar a la fuente de Prado Negro teníamos la posibilidad de ir a la izquierda, hacia la senda que baja por el Despeñadero, pero en esta ocasión continuamos de frente, por la pista principal, entre los caseríos de Casas Nuevas a la derecha y de Prado Negro a la izquierda. Atravesamos el curso de agua del barranco de Fuente Grande y dando la vuelta al morro de los Tajos de las Garduñas llegamos al área recreativa de la Fuente de los Potros.

 

Una excelente excursión combinando los bosques de encina con los cauces de agua, y los tajos de las cumbres con los plácidos valles.

 

Mapa de la ruta

 

Tajo de los Halcones

 

Por la acequia

 

Próximos a la Fte. Grande

 

Roquedo inclinado

 

Almendro en flor

 

Subiendo al Collado de las Pozas

 

Queda aún

 

mucha cuesta que lidiar

 

Collado de las Pozas o del Agua

 

Senderillo entre las gramíneas

 

Peñón de la Cruz

 

Colchicum triphyllum

 

Ángelus bajo los tajos

 

Tajos y Sª Nevada

 

Cuando buscar una alternativa

 

termina en acabar enriscado

 

Grupo en la cima del Peñón de la Cruz

 

Bajando el lapiaz

 

La ladera con Sª Nevada de fondo

 

Hacia el Collado Cavero

 

Sierra Nevada siempre presente

 

En el Collado Cavero

 

Afrontando una última subida

 

a la Cabeza del Caballo

 

Aglais urticae - Ortiguera

 

Subida al Cerro Cabeza del Caballo

 

siempre una mano presta

 

Grupo en el Cabeza del Caballo

 

Buscando un lugar para la foto

 

Bajando al collado

 

Crocus nevadensis

 

Llegando al pie del Jinestral

 

Vinos

 

El restaurante

 

Las normas están para romperlas

 

o para cumplirlas

 

Tajo desgajado en las paredes del Jinestral

 

Llegando al Cortijo de Pedro Andrés