martes, 4 de febrero de 2020

8 de febrero: Tolox - Salto de la Rejía


Participantes: 13
Pili, Paco Ponferrada, Jesús R., Jerónimo, Lola, Paco Zambrana, Lucía, Manuel de Nerja, Luci, Manu, Ricardo, Paco Ruiz y Jesús C.
Distancia recorrida:
17,1 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
835 metros
Altura mínima: (290 m - Tolox)
Altura máxima: (690 m – Carril junto al cortafuegos  donde cogemos la vereda hacia el Río de los Caballos)
Tipo de recorrido:
Circular
Tipo de camino:
Veredas, carriles y las calles del pueblo.

    
Desayuno: Primer bar a la derecha después de pasar el río de los Caballos. Buenas rebanadas, aunque quizá pequeñas porque se pidieron 3 más. También se pidieron varias repeticiones de café. Así no hay manera  de saber si es barato o caro.
 
Partimos desde Tolox unos dispuestos a rememorar un antiguo recorrido y otros a conocer uno nuevo. La salida del pueblo al río de los Horcajos está un poco liada. Salimos por una calle que nos bajó al río, pero luego hubimos de subir y entrar de nuevo en el pueblo para, esta vez sí, dar con la salida al río. Sobre el mapa, habría que buscar la Calle Ancha desde la plaza para salir correctamente; otra cosa es en el pueblo porque probablemente nos volveríamos a confundir.
Desde el comienzo, desde el Molino Viejo, se camina cerca del agua, con su rumor o su estrépito dependiendo del cauce, y esto, para los nacidos y vividos en sitios secos, es un plus a tener en cuenta. Un regalo. Siempre lo tomamos así y siempre nos alegra el agua.
Paseamos por el delicioso valle de los Horcajos con sus huertecillas, sus naranjales, y sus granados y algarrobos en las lindes. Al frente, como continuación del valle, la sierra de las Nieves con la cañada de la Carnicería y sus tajos aledaños tapizados de pinsapos. Un paisaje precioso en una mañana clara, soleada, suave y tranquila. Además, en la senda paralela al río, unos tajos de caliza y travertino nos ofrecían sus curiosas plantitas y sus bonitas formas de erosión. Estaban también esas enormes raíces de los algarrobos dejadas al descubierto en los taludes de los ribazos, verdaderamente llamativas.
Subimos a la ermita de la Virgen de las Nieves, resoplando por el carril hormigonado, para encontrarnos con una miniermita, poco más que una hornacina ovoidea, de piedra, coronada por la cruz y la medialuna, en un hermoso pinar con mesas para merendolas.
A pesar de que el río traía un buen chorro de agua lo cruzamos sin problema para acceder a la ladera derecha a enfrentarnos con un empinado lomo entre el río de los Horcajos abajo y otra cañada con agua a nuestra derecha. El desnivel se va salvando a base de zigzags, de esfuerzo y de subirlo despacio. En esta ocasión vinieron en nuestro auxilio unas matas de Narcissus cantabricus florecidas. No son frecuentes en Málaga. Las conocíamos en las umbrías de las areniscas alrededor del desfiladero de los Gaitanes. Aquí estaban en un suelo parecido, también en la umbría, ofreciéndonos sus blancas flores y, claro, paramos a saludarlas y a fotografiarlas.
El lomo sube directo al Castillejo, un cerro 400 m por encima del cauce del río. Afortunadamente la sendilla no va a él, sino que a media ladera gira al este para llanear entre castaños de tremendos troncos, alcornoques y pinsapos, dando vistas al colorido valle del río de los Horcajos tapizado de parcelitas. Este trozo de senda lo recordábamos como particularmente resbaladizo, con una sendita apenas marcada, pero ahora la senda es bastante amplia y muy utilizada.
La senda muere en el collado del cerro de Híjar. Bajo sus pedruscos oscuros de peridotitas paramos al Ángelus con vistas al hotel, a un enorme caserón en el vallecito a nuestros pies, y a Tolox.
Entramos en la pista que sube al puerto de las Golondrinas para abandonarla poco después por el sendero de las Cascadas entrando en el valle del río de los Caballos. ¡Qué panorámicas más hermosas ofrece esta sendita sobre el valle principal y sobre los numerosos arroyillos que se unen en él!
En las zonas más despejadas del pinar encontramos numerosas calabacillas (Romulea bulbocodium) con sus llamativas florecillas color violeta. Claro, estuvimos un buen rato de fotos con ellas.
El ruido del agua de los arroyos llegaba hasta la senda y cual fue nuestra sorpresa cuando al doblar un lomo vimos la cascada de la cañada del Sapo, con sus dos saltos y sus pozas. ¡Qué bonita! La senda pasa justo por encima de ella, y tanto antes como después luce espectacular.
Dando la vuelta a la cabecera del enorme valle de los Caballos cada barranquera traía un chorro de agua. Al llegar a un prominente lomo se da vista a la cascada de la Rejía, altísima, aunque aún lejana. Baja la senda por el pedregoso lomo para después llanear y ascender. Nosotros ascendimos por la sendilla hacia la parte alta de la cascada y después hubimos de bajar para ir al pie de ella. Hay posibilidad de tomar una sendilla mucho más llana para llegar al pie de la cascada.
Para comer buscamos acomodo en la ladera, no hay un palmo llano, junto a unos alcornoques, fuera de la transitada senda. No es de los mejores restaurantes que hemos tenido, pero no había otra cosa. Tuvimos una excelente comida, como siempre, con abundante bebida, tanto que sobraron dos botellas y media de vino. A destacar un Finca Luzón exquisito.
De postre la tarta de Jerónimo. Esta vez de queso acompañada con mermelada de zarzamora. Tés y orujos. Más que suficiente para salir como motos en busca de la cercana cascada de la Rejía.
Cae la cascada desde al menos 50 m, en dos saltos, con la senda entre ambos. Espectacular. Cuando uno se aleja de ella es imposible no volver la cabeza un montón de veces a modo de despedida.
Bajamos al cauce del río de los Caballos cuando ya ha recogido todos los barrancos de la cabecera. En el cauce sale una senda al oeste para llegar a la cascada del Charco de la Virgen. Mucho menos alta que la Rejía, pero mucho más caudalosa, con una poza de agua cristalina a sus pies que seguro es muy utilizada en los meses veraniegos.
La senda va de bajada por la margen izquierda del río, siempre muy cerca del agua, por todo el estrecho valle del Caballos, tan estrecho que no da lugar a huertecillas salvo cerca del pueblo.
Sale la senda por el lateral del balneario de Fuente Amargosa, cerrado ahora, para entrar en Tolox. Sólo quedaba bajar por la carreterita hacia el bar del desayuno donde nos aguardaban los coches.
Preciosa excursión. Tiene que entrar en nuestro catálogo y hacerle al menos una visita anual. Nada que ver las actuales sendas con aquellas casi invisibles de la primera vez que visitamos estos parajes.

Mapa de la ruta
 
Pasando junto al Molino Viejo
 
Silene scabriflora
 
Por el carril junto al Río de los Horcajos
 
Almendro en flor y la Sierra de las Nieves
 
Travertinos
 
Un camino entre las huertas
 
Cañada de las Carnicerías entre el Picacho y  el Tajo de la Caína
 
Panorámica desde la subida por la loma del Cerro Castillejos
 
Valle del río de los Horcajos
 
Junto a añosos castaños
 
Parte del grupo
 
Tolox y almendral en flor
 
Adelantamiento
 
Romulea bulbocodium
 
Empinada ladera por donde baja la senda
 
El sendero entra y sale de las numerosas cañadas
 
Cascada en la cañada del Sapo
 
Una nueva subida
 
que afrontar
 
Vinos
 
Nos vamos acercando
 
al Salto de la Rejía
 
antes unas fotos del Narcissus cantabricus, que por cierto, en el Cantábrico no existe. Es un endemismo ibero-magrebí, solo presente en la mitad sur de la Península y en las montañas del norte de África
 
Foto de grupo junto al Salto de la Rejía
 
compuesto de varias caídas
 
que vamos dejando atrás
 
Foto de grupo
 
en la Cascada del Charco de la Virgen
 
Por el Río de los Caballos
 
que cruzamos varias veces
 
Cerca ya del pueblo
 
El día se despide con la superluna de nieve

14 comentarios:

  1. A ver si tenemos suerte y caen bien las cascadas. Estaré a las 7 en la plaza

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  2. Vooooy. Llevaré coche a la vista de participantes de Torre.

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  3. Estoy pendiente de los coches de la Torre, de alguna plaza vacía, en la furgoneta o el coche de Carlos. Estaré a las 7,20 en la primera rotonda del Limonar.

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  4. Otra que me pierdo. Me acaba de surgir un contratiempo y me tengo que desapuntar. Manuel ya lo sabe.

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