Participantes: 22
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Javier Sánchez, Pili de Granada,
Manuel Titos, Antonio Muñoz, Tere, Jerónimo, Nori, Luis, Pili, Paco
Ponferrada, Jesús R., Rafa, Enrique, Lola, Paco Zambrana, Lucía, Manuel de
Nerja, Luci, Manu, Paco Ruiz, Ricardo y Jesús C.
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Distancia recorrida:
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14,7 kilómetros
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Desnivel de subida acumulado:
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965 metros
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Altura mínima: (880 m – Molino de dolomías)
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Altura máxima: (1.705 m – Peñón de Granada)
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Tipo de recorrido:
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Circular
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Tipo de camino:
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Veredas, carriles, arenas de la
rambla.
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Desayuno: Bar Donde Siempre, en la circunvalación de Dúrcal. Buen pan con tomate y churros. A 2,50€ porque hubieron bastantes extras.
Después
de alguna confusión en la salida desde el bar al Molino de Dolomía nos reunimos
todos en el Molino y partimos por el carril al noreste, hacia la entrada a la
Rambla por esa trinchera excavada en el monte. Al lado de la trinchera de
acceso se puede ver la profundidad de la cantera, la misma que tienen las
gravas de la Rambla: unos 50 m, ¡casi nada!
Sobre
esa enorme capa de grava entramos en la Rambla, al este, ascendiendo por donde
mejor nos parecía. Caminar por la grava es pesado porque resbala uno a cada
paso, consumiendo una energía que no sirve para nada.
La
Rambla está jalonada por hileras de cipreses y en medio de ella han crecido
grupos de árboles del cielo (Ailanthus altissima).
Pero esto son detalles sin importancia. La atención está en los conos de
deyección de todos los barranquillos que mueren en la Rambla. ¡Que cantidad de
grava aportan todos! Impresionante. La Rambla sale de vez en cuando, recorta
esos conos y arrastra la grava hacia abajo. Por encima de los barranquillos
laterales están los peñascales, afilados, verticales, centinelas de la Rambla.
En
los barranquillos laterales y en la misma Rambla se construyeron diques de
contención de las aguas y de las gravas. Todos están ya colmatados hace mucho
tiempo, pero juegan un importante papel para evitar en lo posible la erosión. El
barranco de la Rambla es el mejor sitio para mostrar qué es la erosión hídrica
y sus consecuencias.
Sobrepasamos
un primer dique por la izquierda y antes del segundo sale una sendita a la
derecha que nos aparta del cauce de la Rambla para ir paralelos a ella en un
nivel superior. Desde esta atalaya se aprecian mejor los arrastres de la
erosión, especialmente en el barranco del Escopetar.
El
Ayuntamiento de Dúrcal hizo una captación de agua para el pueblo, la metió por
la Rambla y tuvo la feliz idea de poner varias fuentes a lo largo de ella. Sólo
queda en pie una, la más cercana a la captación porque está fuera del cauce. En
ella aún se puede uno refrescar el gaznate.
Sube
luego la senda por la empinada ladera del principio de la Rambla. Sus múltiples
zigzags suavizan la pendiente y su piso, empedrado a trechos, está muy bien
conservado.
En
el carril de la Magara tomamos al norte para contemplar la bonita vista del
valle del río Dúrcal desde cerca de los Voladores. Enfrente están los
escarpados Alayos, abajo el río, y a la izquierda las sierrecillas de la Chaza
y de las Buitreras, casi inaccesibles.
Después
de contemplado el panorama Lola Valle tuvo unas palabras en recuerdo de nuestra
querida compañera Lola Díaz. Todos rememoramos su empuje, sus ganas, sus
abrazos para sacar energía de los árboles más corpulentos, y, sobre todo, su
alegría. Terminamos con la lectura de unos emotivos versos de San Juan de la
Cruz.
Partimos
todos con el recuerdo de Lola en la mente hacia la loma del Perro. Pasamos
cerca de los desnudos nogales del cortijo del Obispo y llegamos a la pista
principal, al Camino de la Dehesa que sube desde Nigüelas. Allí tomamos un
carrilillo al oeste que nos acercó a la parte más alta de la zona del Zahor.
Ascendimos
al cerro Granada, hicimos un sinfín de fotos con el telón de fondo de la loma
al Caballo, blanca, refulgiendo al sol, y luego buscamos un abriguillo al
amparo de las carrascas para sentarnos a comer. Claro con tanta gente es
imposible recordar la cantidad de ensaladas, verduras, tortillas y carnes de
diversos tipos que salieron de las mochilas. También un montón de botellas de
vino que abríamos a pares. Hubo de todo, aunque predominaron las garnachas del Campo
de Borja, seguidas de los Riojas.
Terminamos
con una tarta de ciruela y avellana de sabor exquisito, aunque Jerónimo no
estaba contento con el cuajado y la presentación. Tés y orujos para pasar la
tarta.
Antonio
Muñoz nos llevó a la cámara de carga de la tubería que baja a la central
hidroeléctrica de San José. Por la senda junto a ella bajamos teniendo en
frente la llanura de Nigüelas, Dúrcal y Padúl, Cónchar abrigado en su valle, y
la Tejeda-Almijara, nuestra sierra por excelencia, al fondo con sus cumbres
blancas. Esta bella vista nos ayudo a sobrellevar las mil y una vueltas y
revueltas de la loma de la Rampa.
Terminamos
repartiendo unas cuantas cajas de riquísimas naranjas de la huerta de Paco
Ruiz. De vez en cuando tenemos mercadillo sabatino.
Una muy bonita excursión, en un día cálido,
primaveral, sin viento, y con una buena visibilidad. ¿Qué más se puede pedir?
Mapa de la ruta
No caben más flores en las ramas del almendro
Ese cálido sol de invierno
que no alcanza con sus oblicuos rayos el interior de la rambla
Por la Rambla de Dúrcal
Erosión
Salimos del cauce de la rambla por una vereda lateral
Formas en las dolomías
erosionadas en laderas imposibles
Agujas a un lado y otro
del Barranco del Escopetar
Vistas a Padul
En el carril junto a los Voladores
Collado de los Voladores
Valle del Dúrcal y los Alayos
Palabras para Lola
En una noche oscura,
con ansias en amores
inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
A escuras y segura,
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba,
más cierto que la luz del mediodía,
donde me esperaba
quien yo bien me sabía
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche, que guiaste!,
¡Oh noche amable más que la alborada!,
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido,
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
Quedeme y olvideme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejeme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
San Juan de la Cruz "Noche oscura del alma"
Desde el Cortijo del Obispo
Las nieves del Caballo
Grupo en el Peñón de Granada
Vinos
Bajada desde la cámara de carga de la Central
con vistas a las impresionantes cárcavas abiertas en el barranco
La senda baja en acusada pendiente
con unas vistas impresionantes
que se prolongan hasta los Alayos
Las zetas de la senda
Flores del almendro
Me apunto.
ResponderEliminarPaco, Jesús y Pili.. Vamos
ResponderEliminarManu y yo nos apuntamos
ResponderEliminarLola V y P. Zambrana también iremos.
ResponderEliminarYo también me apuntó.
ResponderEliminarIré a recorrer la preciosa rambla de Dúrcal
ResponderEliminarYo me incorporo a las caminatas, os espero en la gasolinera de Nerja
ResponderEliminarYo también voy a la gasolinera de Nerja.
EliminarNos apuntamos. Jerónimo, por favor, si vas y podemos ir contigo, ¿a qué hora?
ResponderEliminarVamos Tere y yo.
EliminarA las siete menos diez donde siempre.
OK. Muchas gracias!
EliminarYo voy. Iremos LolaV. Paco y yo con mi coche. Podemos recoger a alguien si hace falta.
ResponderEliminarVoy a Dúrcal.
ResponderEliminarMe recoge Rafa
Me lo pierdo
ResponderEliminarVoy (si no me quedo dormido). Ricardp
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