jueves, 16 de enero de 2020

18 de enero: Albuñuelas - La Giralda


Participantes: Pili, Paco Ponferrada, Jesús R., Jerónimo, Luci, Manu, Paco Ruiz, Carlos y Jesús C.
Distancia recorrida: 18,5 km
Desnivel acumulado: 1110 m
 
Desayuno en el bar Gavi de Talara. Acogedor, buena tostada. Entre 2 y 2,50€.

En las Albuñuelas hay un aparcamiento público en medio del pueblo, después de pasar las escuelas, a la izquierda, bien señalizado.
 
Partimos de las Albuñuelas con la incertidumbre del tiempo, pues habían previsto lluvia a partir de las 11, aunque poca cantidad. Y con el pesar de nuestra amiga y compañera de caminatas, Lola Díaz, en el hospital, en sus últimos días. En cualquier momento podría llegar un WhatsApp de Manuel de Rincón avisando de su fallecimiento.
Jesús C. dirigía la expedición, con tal acierto que fuimos hasta el final del pueblo y en vez de salir hacia el molino de los Úbeda giró por una calle paralela y devolvió al grupo casi hasta donde estaban los coches. Vuelta sobre nuestros pasos, de modo que la gente del pueblo se preguntaría que adónde iban estos despistados caminantes.Por fin encontramos la callejuela de salida al molino de los Úbeda, en la dirección del sendero Prados de Lopera. La zona del molino es muy bonita. Lola, ¡cómo hubieras disfrutado en la umbría del río Saleres, con la corriente de agua, con el viejo molino, con los añosos chopos, sauces y almeces, con las casitas blancas orladas de naranjos cargados, con los tajos que el río ha excavado!
Dejamos la bien señalizada senda a los Prados de Lopera para continuar al sur saliendo del valle del Saleres para entrar en el del barranco de las Cabezuelas. Este barranco tiene tajos en algunos puntos y pinares en casi toda su cuenca. Lola, tú no has andado este barranco, pero seguro que te hubiera encantado caminar por sus mullidas arenas; además, tiene de vez en cuando unos añosos pinos de gran tronco, de esos a los que gustabas abrazarte para que te transmitieran su fuerza y su vigor.
Salimos del barranco por un repecho casi insubible, por lo pendiente, para dar vistas al sur, a los múltiples barrancos que van hacia el valle de los Guájares, y al este, al altivo cerro de la Giralda, nuestro objetivo. Una vez al pie del cerro nos dividimos: unos a subir a él y otros por el carril hasta el cortafuegos al este de la Giralda.
Tú, Lola, hubieras subido al cerro. Despacio, parando de vez en cuando para recuperar el resuello y para comentar las vistas hacia los bosques y barrancos al oeste. Arriba, en la cima, al lado de ese vértice geodésico adornado con una virgen, nos hubiéramos abrazado, como tantas veces, al conseguir la meta propuesta, antes de hacernos las fotos de rigor.
En una ocasión anterior descendimos por el cortafuegos al noreste, pero hay que salvar unos peñascos difíciles. Esta vez Paco Ruiz nos llevó por el cortafuegos al sureste, por una sendilla de cabras con algunos hitos y bajamos muy bien. Después tuvimos que remontar por la pista hasta el cortafuegos del noreste donde nos esperaba el resto del grupo.
La lluvia llegó puntual a eso de las 11. Eran cuatro gotas pero nos pusimos los impermeables y con ellos continuamos porque después, en La Giralda, nos servían de cortavientos. Pero en el ascenso y descenso no llovió, por eso, al reagruparnos, decidimos aprovechar para comer allí, en la misma pista, en un abrigo sin viento.
Chacinas, tortillas mil, ensaladas de arroz y de bacalao, y conejo escabechado. Subimos tres botellas de vino y a duras penas, con el queso, terminamos una. Si tú hubieras estado, Lola, con tu ayuda, con un rato más de charla y unas cuantas risas, seguro que hubiéramos descorchado al menos otra. Nos acordamos de ti en ese rato de la comida, en esa convivencia que tanto nos gusta. Una novedad que no has conocido es la afición de Jerónimo a la repostería. La aprovechamos con las tartas que cada sábado trae; hoy bizcocho de chocolate y mango, riquísimo y jugoso.
Por el cortafuegos del noreste llegamos al cerro del Hoyón. Un gran cerro que se ve desde todo el valle de las Albuñuelas, pero al que se llega a piso llano cuando accedes desde la pista bajo La Giralda. También esta vista te hubiera gustado mucho, Lola, con todo el valle del Saleres y el de los ríos Dúrcal e Ízbor sembrados de pueblecitos blancos entre la verdura de los olivares: Albuñuelas, Saleres, Restábal, Melegís, Chite, Murchas, Talara, Mondújar… y un poco más allá Nigüelas, Dúrcal y Padul. En días sin nubes la vista termina en la blanca Sierra Nevada; hoy nos la hemos tenido que imaginar pues las nubes la cubrían.
Hemos descendido por el encinar-pinar al cerro de los Canjorros por unos vericuetos en los que había que andar despacio. Luego, el cortafuegos no ofrece dificultad alguna.
Lola, tú conoces bien nuestra afición a innovar, a poner un puntito de incertidumbre, de exploración, a nuestros recorridos. Hoy, Jesús C. lo ha puesto proponiendo ir hacia el cortijo y barranco de La Gunilla en vez de seguir por la bien marcada senda del cortafuegos. Nos hemos metido al pinar, con mucho matorral, siguiendo una sendilla mal marcada, tanto que la hemos perdido. Gracias a que Paco Ruiz ha visto las labores del cortijo y hacia él hemos ido. Luego, desde él, después de saltar un par alambradas, ya hemos tenido carril para bajar al llano de Peña Dorada. Con mil vueltas y revueltas hemos bajado al ya conocido molino de los Úbeda, nos hemos despedido de ese idílico entorno, y hemos dado por terminada la excursión.

 
Lola, recordamos tu afición a las caminatas, tu ánimo, tu alegría, tu energía, tus ganas de vivir. Por eso seguirás caminando con nosotros.


Mapa de la ruta
 
Bajando hacia el río Saleres
 
En la zona del Molino de los Úbedas
 
Anthrrinum...
 
Albuñuelas
 
Barranco de las Cabezuelas
 
Caminando por mullidas arenas
 
Una cuesta con mayúsculas
 
Vistas a la Giralda
 
Bajando un cortafuegos
 
El esfuerzo de la subida
 
Vista hacia Los Guájares y Motril
 
En La Giralda
 
La bajada
 
Vinos
 
Panorámica desde el Cerro del Hoyón
 
En el Cerro del Hoyón
 
Senda de bajada por el cortafuegos
 
Junto a un enorme pino resinero
 
Cortijo y corral desde el Llano de Peña Dorada
 
Aproximándonos al pueblo

10 comentarios:

  1. Pues iremos a la Giralda. Estaré a las 7,30 en la plaza

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  2. ¡Qué lástima| Me pierdo esta salida con el aliciente de ser caminata desconocida para mi. Estoy en dique seco de nuevo por pie izquierdo.
    Que lo paséis bien.
    Ricardo

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  3. la descripción de la ruta ha sido muy emotiva, como no podía ser de otra manera. Nuestra mente se nos llena, en cualquier actividad que hacemos, con recuerdos de Lola.

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  4. Los troncos centenarios y las sendas montañeras se sentirán huérfanos.
    Unos, de sus abrazos. Las otras, de sus pisadas Tristes porque ha partido. Alegres por haberla conocido.
    Y la brisa, imitará la frescura de su sonrisa.







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