sábado, 13 de enero de 2018

MIERCOLES 17 ENERO: ALMORCHÓN, ENCANTADA

Participantes: Manolo, Paco, Pepe, Juani, Antonio de Fornes, Antonio Usieto, Jesús.
Distancia recorrida: 18,5 km
Desnivel acumulado: 1090 m

Desayuno en la venta de la carretera de Ardales: Molletes, aceite, mantecas varias. Buen servicio a 2,70€, muy bien.

Gran afluencia de caminantes. De los que estamos en activo solo faltó Victoria.
El Caminito del Rey ha alterado la vida en esta zona del Chorro. Y a los viejos no nos gusta que nos alteren nuestras rutinas. El asunto comenzó ya en el bar del desayuno. Llegaron dos autobuses y el bar se llenó de gente. No se cabía. Suerte que la mayoría del personal iba al cuarto de baño y los camareros tuvieron tiempo para atender a nuestros cafés y molletes.
Después, al llegar a la bifurcación de la carretera a los embalses y al Chorro, han construido un aparcamiento enorme, como si medio Málaga fuera a ir el mismo día al Caminito. Y luego, más adelante, casi frente al túnel, otro aparcamiento al que tuvimos la mala idea de meternos y no marcharnos: costaba 2€ y cerraban a las 6.30. Con la cantidad de aparcamiento que hay a lo largo de la carretera, gratis y sin hora de cierre.
Pues desde ese aparcamiento partimos con nuestras mochilas para cruzar el túnel, túnel que ya tiene instaladas luces pero ese día estaban apagadas, continuando por el carril para subir al mirador del Chorro. En este tramo que otros años solemos ver narcisos blancos y algunas orquídeas no había ni de unos ni de otras.
Después de solazarnos con la vista de la enorme garganta de los Gaitanes y con sus sierras aledañas, subimos al Convento por una rutita desconocida para algunos que te lleva por la parte este sin tener que trepar el último roquedo. La vista desde el Convento, fantástica, como siempre. Continuamos por la cresta hacia el sur para tomar más adelante la sendita a la izquierda que lleva hacia el cerro de Cristo. Antes de llegar al pie del cerro nos confundimos, como siempre, entre el pinar: hay que tomar siempre la sendita más baja, la que más desciende. A pesar de estas indicaciones seguro que cuando volvamos por esos lares nos equivocamos de nuevo. Del collado al pie del cerro del Cristo acertamos a coger la senda que mediante zigzags baja hacia Villaverde. Hay que tomarla en el barranquito que nace en el collado.
Poco antes de llegar a la primera valla, en un carasol, paramos al Ángelus con la sorpresa de que Paco ofreció tortas de Algarrobo en vez de los consabidos mostachones. Bajábamos con un poco de miedo a los dueños del cortijo de Villaverde porque otras veces nos han recriminado cruzar por sus tierras. Por eso, después de la primera valla, junto a las cuevecillas blanqueadas, tratamos de buscar una alternativa para no bajar al cortijo. No la había, así que bajamos al carril, cruzamos otra valla y salimos a la carretera sin contratiempos. Al pasar por la cortijada salía del bar un aroma delicioso a fuego de leña y en la puerta había anunciados unos platos de los montes muy atractivos. Decidimos que la próxima vez haremos la paradita del Ángelus en el bar con unos choricitos a la brasa. Otra cosa será que tengamos después suficiente fuerza de voluntad para apechugar con la cuestecilla de la Encantada.
Disfrutamos del tremendo tajo de los Gaitanes y nos metimos en el carrilillo de subida a la Encantada. En algo menos de una hora estábamos al pie del embalse extendiendo los trastos para el almuerzo. Bien es verdad que alguno padeció en sus pulmones los efectos del tabaco. Hubo comida al menos para 10 personas. Bebida la justa. Y de postre unos deliciosos bomboncitos de excelente chocolate negro, obsequio de Antonio con un poquito de orujos de León.
Con el estómago lleno le dimos la vuelta al embalse (hay que ir por fuera de la valla), salimos a la carretera, y como el asfalto no nos place acortamos por un empinado atajo para salir al senderillo de entrada a la ermita rupestre de Bobastro. Luego dejamos la carretera por la senda que va acortando por la cañada y salimos a la carretera otra vez. Jesús bajo al cauce del arroyo del Granado para evitar la carretera. Fue un error porque en el arroyo se ha perdido la traza de la veredita, hay que luchar con la maleza y el ramaje, para luego salir a la carretera. La dejamos por la sendita que sube al colladito antes de la carretera del embalse y por ella volvimos al aparcamiento. En este trayecto tuvimos la alegría de ver unas cuantas colonias de narciso blanco.
Día despejado, sin viento a primera hora y después de comer, con muy buen temperatura para caminar.


UN VERTICE GEODÉSICO ESCONDIDO
EN EL MIRADOR DEL CHORRO


SUBIENDO AL CONVENTO

AL FONDO EL HUMA IMPRESIONANTE

SOMBRAS EN EL CAMINITO DEL REY


No hay comentarios:

Publicar un comentario