sábado, 4 de octubre de 2014

MIERCOLES 8 DE OCTUBRE: GUÁJAR FONDÓN - CUERDA DE LA SIERRA

Sierra de los Guájares II, 8 de octubre de 2014

Participantes: Manuel, Luis, Juan, María Victoria, Antonio y Jesús
Distancia recorrida: 24 km.
Desnivel acumulado: 1.070 m.

Desayuno en la gasolinera de Nerja.
Dar la bienvenida a María Victoria, Juan y Antonio que por diversas circunstancias no habían comenzado aún la temporada.

El objetivo era recorrer la parte oriental de la sierra de los Guájares. Para ello aparcamos en Guájar Fondón, en la plazuela que para el autobús donde hay una hermosa fuente vertiendo agua continuamente por sus dos caños, señalada como de agua no potable y al lado una birriosa pileta con un grifo que parece que esa sí, esa es potable. Llenamos la botella en la tradicional, naturalmente, prefiriendo el agua sin cloro a la clorada.
Manuel y Jesús habían preparado la ruta. Sabían que había unos cuantos tramos que podían ser problemáticos porque en ningún sitio aparecía por ellos senda ni traza alguna, pero nada dijeron y el grupo se encaminó alegremente a la sierra con el espíritu de aventura que preside al esforzado grupo de los jubilados.
La idea era buscar una sendita que habíamos visto el miércoles anterior que subía a un olivar y por el olivar a unos almendros que coronaban la cresta de la sierra. La sendita nacía bastante arriba, la buscamos y la encontramos. Tenía un principio dificultoso por los matorrales que cubrían la húmeda cañada donde empezaba, pero eran sólo 100 m y los sobrepasamos bien. Bajamos al barranco y subimos al olivar hollando esa senda, marcada pero sin uso desde hacía tiempo.
En el olivar avanzamos hacia un cortijo, se nos interpuso un carrilillo que seguimos hasta que se terminó sin salir a ninguna parte, volvimos sobre nuestros pasos y por el olivar subimos al cortijo.
Desde el cortijo ya no pintaban los mapas senda alguna, pero por olivos y almendros fuimos ascendiendo bien…hasta que el almendral dejó de estar cultivado y las aulagas sustituyeron a los surcos compitiendo con los almendros en altura. Allá que nos metimos por el aulagal con la dificultad añadida de salvar unos balates de más de dos metros. Llevaríamos más de media hora luchando con las aulagas y los balates cuando, hartos y con un consenso sólo parcial, decidimos dar la vuelta. Pero hete aquí que en el descenso vimos un bancal con algo menos de aulagas. Pensamos que si seguíamos por él en dirección oeste alcanzaríamos la ladera sureste de la cañada que parecía tener menos maleza. Y bancal adelante fuimos sorteando aulagas a las que se unió un manto de lastón a la rodilla muy útil para ocultar altibajos y agujeros del terreno y propiciar caídas. En la ladera sureste continuamos la lucha contra la maleza y los balates y por fin, alcanzamos la ansiada cresta donde nos sentamos exhaustos a la sombra de unos hermosos pinos a celebrar el Ángelus casi a la una.
Por la cresta va una senda que nos parecía una autopista, amplia, bien trazada, con enormes jorfes para sujetarla donde hacía falta, con miradores hacia el sur y al norte, con unas vistas extraordinarias, con vientecillo fresco…no se podía pedir más. La senda continuó un buen trecho por la cresta, como habíamos visto en los mapas, hasta que comenzaba a bajar al sur. Más Jesús que Manuel, había pensado continuar por la cresta ya sin senda, y Antonio se metía ya por ella, hasta que los gritos del resto del grupo lo detuvieron y volvió. Después del horrible trecho del aulagal hasta a los esforzados jubilados les faltaba ánimo para meterse en otra larga aventura.
Descendimos por la cuidada senda al esperado carril, Luis buscó un excelente restaurante a la sombra de los pinos y allí descansamos y nos saciamos.
El carril nos transportó a un puertecillo e iniciamos la andadura al norte hacia Fondón. Sabíamos que el carril se terminaba y se terminó. Quedaba un corto trecho para empalmar con otro carril que, este sí, ya llegaba a Fondón, pero ese “corto trecho” estaba de nuevo convertido en un aulagal. Nos metimos en él cansados, sin agua…y al poco rato desistimos. Buscamos una trochilla que pensamos nos llevaría a donde queríamos aunque pronto vimos que iba a un cortijo cultivado con dirección opuesta a la nuestra. Teníamos pues dos opciones, volver al aulagal y continuar al cortijo cultivado, cruzar el río de la Toba, salir a la carretera y regresar a Fondón por ella con 5 ó 6 km más. Decidimos aceptar esto último porque al menos por ahí se podía caminar, así que bajamos, subimos, salimos a la carretera y después de más de 6 km de inacabable asfalto llegamos a Fondón, anocheciendo, todos pensando en meter la cabeza debajo del chorro de la fuente y saciarnos de agua.
Para compensar la sed pasada preguntamos por el bar, nos sentamos en su linda terraza, Loli nos sirvió unas enormes jarras de cerveza con habas y gambitas fritas, y la luna apareció grande, redonda, deslumbrante, haciendo más idílica aún esa deliciosa terraza. De ella salimos contentos y ya casi sin acordarnos de los brazos y piernas llenos de arañazos.
Como resumen, la parte oriental de la sierra de los Guájares hay que recorrerla subiendo por un sitio que ya conocemos, disfrutar de la cresta y volver por donde lo hicimos teniendo de antemano un coche en la carretera cerca de la Bernardilla y otro en Fondón.


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CARAS ALEGRES AL EMPEZAR LA RUTA
POR LA SENDA HACIA EL BARRANCO
LLEGANDO AL CORTIJO
LUCHANDO CON LAS AULAGAS
CONTINUAMOS LA LUCHA
EN EL MIRADOR CON VISTAS A MOLVIZAR Y SALOBREÑA
SENDA HACIA EL VALLE DE MOLVIZAR
VENTANA HACIA LOS GUÁJARES
DE NUEVO LUCHANDO CON LAS AULAGAS
EL CORTIJO DEL CAÑUELO
GUÁJARES FONDON Y FARAGÜIT DESDE LA CARRETERA, FALTABAN 6 KM DE ASFALTO, PERO SIN AULAGAS


1 comentario:

  1. Acabo de leer la descripción y comparto la idea de que si hacemos de nuevo esta ruta habría que tener un coche en la carretera porque esos 5 km. nos resultaron interminables. Fue un día bonito, con algunas dificultades que nos pusieron a prueba y con un final de cine. El momento de la luna y lo que nos contó Luis fantástico. Un abrazo Mª Victoria

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