domingo, 19 de octubre de 2014

MIERCOLES 22 DE OCTUBRE: CANILLAS DE ALBAIDA - CRUZ DEL MUERTO - CUEVA DEL AGUA

Canillas de Albaida-Cruz del Muerto-Los Llanos-La Fábrica-Canillas de Albaida, 22-10-14

Participantes: Luis, Quirri, Pedro Aguilar, María Victoria, Antonio, Manuel de Nerja y Jesús
Distancia recorrida: 17 km
Desnivel acumulado: 680 m

Desayuno en el bar Manolo de Caleta a las 8. Aceptables los bollos y el café y sobre todo desayuno barato, a menos de 2 euros por cabeza.

Nos visitaba Pedro y en su honor programamos una rutita no muy larga, por la Tejeda y que además había trozos desconocidos para todos. Esta es la inquietud, la preocupación, lo que más nos mueve, lo que más nos incita a salir a la Sierra: descubrir nuevos rincones, veredas y rutas, lo que hemos dado en llamar caminatas de investigación.
Aparcamos en la ermita de Santa Ana, en la parte alta de Canillas de Albaida y ahí ya el relaciones públicas de Pedro saludó al antiguo alcalde de Canillas quien nos invitó a pasar por su cortijo, invitación que declinamos porque habíamos ido a caminar, no a beber cerveza por los cortijos.
Por el norte de la ermita sale un carril-calle asfaltado que baja al cementerio. Debajo de él sale el antiguo camino de herradura que unía Canillas con Salares y Sedella. Esa senda se ha recuperado estupendamente. Baja al río cerca del Molino Viejo, cruza un puente que dicen y anuncian como romano pero que es de la época árabe como mucho, aunque en su honor hay que decir que salva el arroyo de la Llanada sobre unos tajos más que respetables, y sube por la ladera derecha de arroyo, zigzagueando, para unirse más arriba a la pista de Canillas al puerto de los Carboneros. A la altura del cortijo de Isidro dejamos la pista por otra a la derecha que parecía terminar en seguida, pero después de preguntar a un paisano, seguía una sendezuela entre las viñas que nos sacó a la cresta entre Canillas y Salares por donde discurre un carril a la Cruz del Muerto.
Ángelus temprano en el collado de la Cruz del Muerto con historias de Pedro que le sucedieron en aquel mismo punto 30 años antes. Nos reímos a gusto.
Por la pista que corta la Tejeda a media altura echamos hacia el este, aprovechando la sombra de los cipreses que la jalonan, y admirando los hermosos alcornoques que medran estupendamente aquí y allá. Había un par de retenes limpiando los laterales de la pista y Quirri comenzó a escandalizarse de que cortaran rascaviejas y algún aladierno y a pontificar sobre el innecesario gasto de esa labor. Poco entendemos de mantenimiento de montes, pero es innegable que es una esforzada y peligrosa faena manejar pesadas desbrozadoras en esas empinadísimas pendientes en las que no se puede ni caminar. Al pasar por el primer retén paramos para que Pedro saludase y charlase con sus viejos conocidos y lo mismo sucedió con el segundo. Llevar a Pedro supone conocer a la mayoría de la gente que está en la Sierra.
Pasamos el barranco de Luchina, entramos en la zona del Chinar y al llegar al barranco Ciquilías paramos a refrescarnos por fuera y por dentro con el agua de la fuente que cae a la alberquilla en la misma pista. Remontamos las bien arregladas casas que componen hoy el antiguo cortijo de los Llanos, regado con agua del Ciquilías y cultivado aún casi en su totalidad, para bajar por el cortafuegos que delimita las tierras del cortijo por el este. Nueva historia de Pedro, esta vez con Baudilio, esforzado y trabajador propietario de algunos de los pechos que dan al arroyo de la Parras.
Decidimos continuar para visitar la entrada de la Cueva del Agua, así que seguimos cresta adelante, hacia el sur, dejando a la izquierda el carrilillo que baja a la Fábrica de la Luz. En el collado al sur del cerro de la Cueva del Agua dejamos la pista y subimos al norte por el cortafuegos un corto trecho. Del cortafuegos sale a la derecha una sendilla hasta la boca de la Cueva cerrada con barrotes de hierro pero que permite la entrada por un lateral. Localizada y satisfecha la curiosidad volvimos sobre nuestros pasos para buscar la veredita que desde el Cerro del Agua baja a la Fábrica. Esta veredita también es nueva para la mayoría de nosotros y con ella se evita el carril de bajada.
El arroyo de la Llanada nos recibió con sus cantarinas aguas y a la sombra, en el área recreativa de la Fábrica, sentamos nuestros reales para almorzar no sin antes haber pasado Pedro a saludar a una reunión de guardas del parque que había en la casa de la Fábrica.
Opípara comida de ensaladas, tortillas, judías verdes, alcachofas… todo verduras excepto el chorizo y el jamón. Ya se sabe que el guarro, de una forma u otra, nunca falta, como los consabidos vinos. Los aguardientes con chocolate negro pusieron el punto final. Charla de sobremesa con Arjona y corta caminata a la ermita de Santa Ana.

Día caluroso con viento seco y cálido del sur, pero muy agradable y con mucha charla.


BAJANDO DESDE CANILLAS HACIA EL RÍO
EN LA ALBERCA DE CIQUILÍAS

ALCORNOQUE EN LOS LLANOS CON EL CERRO VERDE Y LA ATALAYA AL FONDO
UN ALTO EN EL CAMINO
LA CUEVA DEL AGUA
REFRESCANDO LOS VINOS
PREPARANDO EL ÁGAPE

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