martes, 26 de noviembre de 2019

30 de noviembre: Sª de Huétor - Cañada del Sereno


Participantes: 13
Paco P., Jesús R., PIlar, Antonio, Paco R., Fini, Manu,  Luci, Manuel D., Lili, Lucía, Jesús C. y Jerónimo
Distancia recorrida:
15,7  kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
600 metros
Altura mínima: (1.187 m – Bco. de las Tejoneras)
Altura máxima: (1.657 m – Cerro de los Pollos)
Tipo de recorrido:
Una doble circular con un tramo de ida y vuelta
Tipo de camino:
Veredas y carriles y algún tramo campo a través.

 

Desayuno en la gasolinera de Beas. Buen pan con aceite, buen servicio, a 2,5€.
Bienvenida Lili. Buena compañera y buena caminante. Encantados de tenerte en el grupo de la Vinoteca.
 

La sierra de Huétor siempre nos depara un montón de sorpresas agradables. Esta vez también, a pesar de que ya hemos andado por ella en muchas ocasiones.Partimos del puerto de la Mora, en la antigua carretera a Guadix, justo donde principia la pista a la casa forestal de Los Peñoncillos. A 50 m de la carretera comienza el sendero de la Cañada del Sereno, bien señalizado, por una vereda amplia, limpia, con buen piso, inmejorable.Allí mismo, en los alrededores de los coches, tuvimos la primera sorpresa del día: unos pie azul nos estaban esperando.
La senda va subiendo muy suavemente mientras rodea la loma del Toril, pasando por el barranco y cortijo de Los Corrales para llegar a un mirador a Sierra Nevada con su banco de piedra. La Sierra Nevada estaba bellísima, como en sus mejores momentos, blanca, impoluta, refulgiendo bajo el sol, adornada con alguna nubecilla a modo de corona, mostrándonos sus cumbres mayores desde el Veleta al Picón de Jérez. Más cerca, dentro ya de la sierra de Huétor, el cerro de Los Cazadores que en realidad son varias cumbres formando una pequeña sierrecilla, cubierto de pinos; debajo la umbría de Bolones, y entre la Umbría y nuestro mirador el valle del Barranco de las Tejoneras. Todo lo que alcanza la vista es un precioso pinar, con un verde brillante, salpicado de algunas notas amarillas de los chopos, en una mañana serena, sin viento, sin nubes, templadita, ideal para caminar.
La vereda va por pinar de pino carrasco y resinero, perfectamente construida, sujeta con jorfes en el talud, con la misma tónica del principio: llanear o subir muy suavemente. Caminar por ella es una delicia porque propicia la conversación entre los grupitos que habitualmente se suelen formar en las caminatas.
Atravesamos el barranco de Los Cajeros, fuimos paralelos al barranco de la Cueva de los Mármoles, para cruzarlo y llegar a otro mirador, esta vez dando vistas al norte, hacia el cerro del Corzo con su caseta de vigilancia, hacia el peñón de la Mata, al cerro del Esparto, sierra de la Yedra, cerro de la Fuente Fría, cerro Maúllo, y debajo La Veguilla que es donde principia el Darro como conjunción de los barrancos de las Tejoneras, Cueva de los Mármoles y Polvorite.
 La umbría de Polvorite es un precioso bosque de pino silvestre, encina, quejigo, con sotobosque de coscoja, oxicedro, romero, aulaga, etc. Nosotros la cruzamos, con algunas paraditas porque encontramos negrillas, esas setas pequeñitas que, dada su pequeñez, son costosas de coger; además tenían predilección por salir debajo de los rosales para dificultar aún más la recolección. Cuando la senda se divide dejamos la del frente que termina poco más allá, y tomamos a la izquierda para bajar a cruzar el barrancoPolvorite y encontrar allí la pista. Ascendimos por la pista hasta el collado del Cigarrón donde tomamos un carril a la derecha que sigue el valle del Polvorite.
En un carasol pedregoso paramos al Ángelus con tan buena fortuna que estaba repleto de champiñones. Entre el lastón, debajo de las matas, había nidadas de champiñones esperándonos. Luci se volvía loca cortándolos; tomó el Ángelus de prisa y volvió a la carga. Y encontró más. No contenta con eso siguió buscando y dio con un buen rodal de pie azul. Todo un éxito micológico el lugar del Ángelus.
Continuamos por el carrilillo hasta el nacimiento del barranco Polvorite, donde lo dejamos para tomar la senda al oeste que sube al cerro de los Pollos. En la subida paramos en un lugar donde se abría el pinar dejando a la vista toda la blanca inmensidad de Sierra Nevada. Una panorámica extraordinaria. Fotos y más fotos a contraluz del sol. Todos queríamos tener ese fondo de foto como recuerdo.
En el cerro de los Pollos nueva sesión de fotos porque el lugar, despejado, con farallones rocosos, sobre la verde sierra de Huétor y con la Sierra Nevada detrás, lo merecía.
Antonio nos sacó del cerro bajando por la cresta, al oeste, con vueltas y revueltas para evitar los pedregales y la vegetación. Poco a poco, con alguna vuelta atrás, fuimos progresando entre el encinar y la maleza hasta dar con la senda ya recorrida, casi donde esa senda cruza el barranco de la Cueva del Mármol.
Esa cueva era nuestro próximo objetivo y a ella llegamos cruzando el fenomenal pinar del valle del barranco. La cueva es bastante profunda, con algunas estalagmitas a modo de pilares, ennegrecida por el humo de las fogatas delos pastores. Bonita. Merece una visita.
Bajamos a comer a un sol y sombra en el barranco de la Cueva del Mármol. Una comida pantagruélica, como siempre: chacina de aperitivo, ensaladas variadas, un montón de tortillas diversas, carnes de pollo y de cerdo…en fin, comida para dos días. Pero vino no, dos solitarias botellitas de vino para un grupo de 13 personas. Si seguimos así le tenemos que cambiar de nombre al grupo, en vez de Vinoteca pasaremos a Tetera, o algo así, porque teníamos tres tipos de té. Claro, con tan poco vino hubo que estirarlo para que llegase al queso, rico por cierto. De postre bizcocho de coco con lima. Nos lo comimos con gusto, aunque no fue la mejor creación de Jerónimo.
Mientras comíamos Jesús R. se puso a caminar por el pinar y vino con un puñado de negrillas, las mejores de todo el día con mucho. Se animó y encontró muchas más. Lucí no pudo resistir al señuelo de las setas, fue a buscar y también trajo un gran puñado. Todo negrillas de grandes, hermosas, frescas. Así, un par de buenos buscadores cogieron setas para todos mientras estábamos sentados de sobremesa.
Salimos hacia el barranco de Polvorite donde encontramos la pista, cerca de la Fuente de la Teja, antigua área recreativa, con un par de fuentes que manaban abundantemente. Este punto es, para algunos, el nacimiento del Darro.
La pista va luego a buscar el valle de las Tejoneras y por él regresamos al punto de partida.
Día excelente, casi primaveral, por un entorno idílico. La sierra de Huétor es un tesoro.
 
Mapa de la ruta

Cortijo de los Corrales

Vereda entre pinos y monte bajo

Vistas hacia el Bco. de las Tejoneras

Una vereda bien marcada con pequeñas subidas y bajadas

Vistas de las sierras hacia el norte

Por la Umbría de Polvorite

Pino de seis ramas

Macrolepiota procera - Parasol

Grupo con Sª Nevada al fondo

El Veleta helado

Tajos calizos

Subiendo al Cerro de los Pollos

Algunos subiendo a la cima

Panorámica desde el Cerro de los Pollos

Por vereíllas de cabra

De nuevo damos vistas a la Sierra Nevada

Las mujeres en el mirador

Cueva de los Mármoles

Vinos

De vuelta junto a la Casa forestal de Los Peñoncillos

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