Tajos del Reyecillo. 25-2-2015
Participantes: Luis, Manolo, Antonio Usieto, Antonio Muñoz,
Javier, Marta, Jesús
Distancia recorrida: 15,9 km
Desnivel acumulado: 860 m
Desayuno: En Cádiar. Pan mediano, seguro que hay sitios mejores.
La única ventaja, estar al lado de la carretera.
Íbamos una pobre (en número) representación malagueña.
Afortunadamente de Granada vinieron tres y ya fuimos siete los caminantes.
Salimos del aparcamiento de Bérchules hacia la plaza de la
iglesia, a la plaza de Abastos y por la calle Real salimos al extremo norte del
pueblo al comienzo de la senda local señalada como PR-A28
a la Junta de los Ríos. Va la senda llaneando o subiendo ligeramente entre
huertas y antiguos cultivos de frambuesas y tomate cherry, que muestran la
actividad agrícola del pueblo. Como curiosidad, el talud de la senda está
sujeto con hileras de saúcos. A la derecha, abajo, el Río Grande de los
Bérchules y más arriba la zona del Gandul por donde regresaremos y Cerro Gordo
despeñándose literalmente al río. Al frente la loma de Enmedio vestida de
encinas y sobre ella la blancura de la alta cordillera. Una muy bonita vista.
Un trozo de la senda ha sido convertido en carril para mejorar el
acceso a las fincas, pero pronto vuelve otra vez la senda. Este era el camino
de los Arrieros que desde Cádiar, Alcútar y Bérchules trajinaban con sus recuas
al Marquesado, a Lanteira, cruzando la cordillera por el collado entre el cerro
del Gallo y el peñón del Puerto. La senda sigue bastante llana, por encima de
la Acequia Nueva, con los imponentes Tajos del Reyecillo a la derecha, mientras
se acerca a la Junta de los Ríos. En la Junta se une el Río Chico al Grande,
ambos de los Bérchules, y ambos con un buen chorro de agua que alimenta un
bosque de sauces en su conjunción. Sobre ella, la llamada Fábrica de los Moros,
un antiguo martinete donde se molía el mineral para hacer una primera
separación de la ganga, aunque cabe dudar de este uso porque no se ven restos
de ganga por ninguna parte.
Por encima de la Fábrica sigue la senda, empedrada, ascendiendo
ahora, con los Tajos del Reyecillo cayendo al río, albergando un pinar de pino
silvestre donde las rocas les deja crecer. Más adelante la senda se divide
yendo la superior, el camino de los Arrieros, a Lanteira, mientras la nuestra
llanea manteniendo la altura sobre el río, pasa por algunos cortijos derruidos
y baja en apretados zigzags al cauce en la zona de la Umbría, con el cortijo
homónimo sobre el río.
En el río paramos al Ángelus, con pasas, almendras, galletas
varias y el pacharán de Antonio hecho con endrinas de Sierra Nevada. Un buen
ratito con las límpidas aguas discurriendo a nuestros pies.
Sale la senda a la orilla izquierda y sube por la ladera izquierda
entre el pinar, zigzagueando entre los tajos que caen al río. Desde la ladera
derecha parecía que no podría haber paso en esos verticales tajos, pero sí, y
con muy buen piso y muy bien trazado. En la umbría se conservaba aún algo de
nieve, en muchos puntos helada. Ascendemos sobre los puntiagudos Tajos del
Reyecillo. Miedo da nada más verlos de lejos. Por entonces teníamos un vendaval
endemoniado que nos impedía habernos acercado un poco a los Tajos, y eso que el
pinar nos protegía.
Pasamos por un manantialillo de agua ferruginosa y pronto llegamos
al vivero donde guardaban la planta para la repoblación con su casita ya
parcialmente hundida. Conforme ascendíamos íbamos ganando visión a la ladera
derecha del río, llena de cortijillos y de antiguas labores. Salimos a un
carril y pronto de él baja la senda hacia el aprisco y el cortijo Valdés, pero
antes de bajar nos acercamos a la loma por la que desciende la enorme acequia
de Mecina. Debajo de la pista la acequia vierte sus aguas a un área donde se
filtra. Es una de las llamadas “simas” donde terminan las acequias de careo.
Una curiosidad digna de ver, sobre todo cuando la acequia lleva agua.
Bajamos por una tría de máquina, tocamos el pinar y decidimos
parar a comer porque al cortijo Valdés, nuestro siguiente objetivo, aún quedaba
un trecho. Y qué decir del rato de la comida. Comenzamos por un aperitivo de
gambas cocidas, cecina de León y chorizos de León y Aragón. Continuamos con
ensalada de tomate y aguacate, tortilla de patata, filetillos empanados,
albóndigas con tomate, sándwich de lechuga y queso… y quizá algo más que se
escapa, regado con vino de Navarra, Ribera y Cariñana. Después una hermosa
tabla de queso, un par de tipos de bombones y los orujos de rigor. Excelente
comida y no menos excelente compañía, en un restaurante de hierba mullida, con
buen sol y sin viento, con vistas a la multitud de parcelitas aún cultivadas en
la ladera derecha por encima del pueblo.
Con trabajo nos levantamos para continuar la caminata descendiendo
en dirección al aprisco, a cuya cerca llegamos, para ir por una sendita poco
marcada en dirección sureste y bajar después al cortijo Valdés con su minúscula
ermitita. En este cortijo se asentó la primera comunidad budista de la
Alpujarra y quizá, cuando marchó esa comunidad, se erigió la ermitita a modo de
exorcismo.
Llevábamos viendo Bérchules ahí cerca desde antes de la comida y
Manolo advirtiendo que el recorrido era de esos que tienes el objetivo ahí
cerca pero que después tardas horas en llegar. Y así fue. Del cortijo Valdés
sale la senda a la escarrihuela de Bérchules. Preciosa escarrihuela que
desciende casi verticalmente al Río Grande encima del área recreativa de Fuente
Agrilla, a la altura de un antiguo molino. Sube luego la senda un tramo muy
empinado hasta dar entrada al pueblo por la calle del Agua. Con ella llegamos a
la plaza de Abastos en la que hicimos un alto para refrescarnos con unas
cervecitas, naranjadas, coca colas, etc. antes de llegar a los coches.
Un ruta muy, muy bonita, cortita, digna de repetirse. Discutimos
sobre si sería mejor hacerla al revés de hoy porque la luz sería mejor y
evitaríamos el último empinado tramo. Otra cosa que tratamos es la dificultad
de hacer estas rutas yendo y viniendo en el día, así que para la próxima vamos
a probar a quedarnos una noche en algún pueblecillo de la zona e investigar si
tienen algún tapeillo “gracioso”.
INICIANDO LA RUTA EN BÉRCHULES
CONTEMPLANDO EL BARRANCO DEL RÍO GRANDE DESDE LA ERA
POR LA SENDA DEL RÍO GRANDE CON LOS TAJOS DEL REYECILLO A LA DERECHA
ANTONIO DANDO EXPLICACIONES DE LA ZONA
CRUZANDO EL RIO GRANDE PARA EL ÁNGELUS
POR EL BOSQUE DE PINOS SUBIENDO AL COLLADO DEL TEJAR
EN LA UMBRÍA LA NIEVE SE MANTIENE
ENCIMA DE LOS TAJOS DEL REYECILLO
DESDE LA ACEQUIA DE LA SIMA CON VISTAS A LA SIERRA DE GADOR Y MECINA BOMBARÓN
ENTRE LOS VINOS, CÁDIAR Y BÉRCHULES
PREPARANDO EL RESTAURANTE
BANCALES EN BÉRCHULES
JAVIER EN LOS TAJOS
LLEGANDO AL RÍO POR LA ESCARRIHUELA
No hay comentarios:
Publicar un comentario