Participantes: Luis, Quirri, Pepe,
Antonio Usieto, María Victoria, Manolo y Jesús
Distancia recorrida: 22,4 km
Desnivel acumulado: 1235 m
Desayuno en la gasolinera de Nerja. Servicio inmejorable, como las
rebanadas eran pequeñas nos sacó otro plato con más rebanadas.
Partimos de la ermita de San Antonio en el Acebuchal con una
temperatura fresca y las nubes cubriendo la sierra, con vientecillo que aumentaba
la sensación de frío, aunque con la esperanza de que el tiempo fuera a mejor.
Entramos en el arroyo del Acebuchal, hacia arriba, con sus grandes
matas de gavó aragonés y sus orquídeas (Oprys fusca) florecidas. Con la
conversación de lo hecho en Navidad, cuando nos dimos cuenta estábamos en la pista
Cuatro Caminos- Páez Blanca. La tomamos hacia abajo, pasamos por venta
Cebollero y entramos en ella. Fue construida a conciencia, con gruesos
paredones de argamasa de cal. Un pino enorme en la dependencia posterior indica
que la venta lleva más de 100 años caída. Se ha intentado reconstruir colocando
nuevos dinteles sobre puertas y ventanas, pero ahí ha quedado el intento.
Tomamos el barranco Caballo Blanco por donde sube la senda a
Puerto Blanquilla. En el barranco están señaladas con sendos mojones las
entradas a las sendas al cortijo de Calixto (a la derecha) y a Barranco Hondo
(a la izquierda). De Puerto Blanquilla tomamos la pista al este y en la
división subsiguiente el ramal de la izquierda (arriba) para acercarnos a Venta
Panaderos. Para entonces las nubes habían ido a menos descubriéndonos un
panorama excepcional con todos los picos nevados. Pasamos por debajo de los
Tajos del Mármol, por las ruinas de venta Camila junto a la pista, por el
barranco Bartolo con un buen chorro de agua y el mirlo acuático volando entre
los matorrales, y el barranco del Atajo, con mucha menos agua, a continuación
del cual tomamos la senda al puerto de Frigiliana a la izquierda.
La senda está limpia y arreglada. Sube por un tupido pinar de pino
resinero con zigzags bien marcados, llevando a la izquierda el barranco del
Atajo y a la derecha la cresta que separa este valle del de las Angustias.
Dejamos a la izquierda el desvío a Venta Panaderos y la senda nos encaramó a la
cresta desde donde tuvimos una vista excelente de los pinos cerca del coladero
de los Mosquitos completamente helados; al oeste la cresta desde el collado de
los Civiles al Lucero con los collados de los Bojes y Bartolo, y los tajos de
los Bojes. La senda aprovecha grietas y recovecos para salvar esta intrincada
parte de la Almijara, y es un buen ejemplo de integrar el camino en la montaña
con el mínimo de intervención humana. Pasamos al valle de las Angustias en cuya
cañada está la fuente homónima, sin agua, y seguimos subiendo ya con algo de
nieve que iba incrementándose según ascendíamos. Otra vez la senda torna a la
cresta y allí, en un estrecho paso, están las ruinas de la venta de las
Angustias, pequeñita porque el terreno no daba para más, pero indicando que
esta ruta era muy transitada. La última parte del valle de las Angustias nos
deparó unos arbustos y pinos cargaditos de nieve recién caída, un panorama
insólito y bellísimo.
En el puerto de Frigiliana la pista de la Resinera al Chíllar
estaba completamente nevada. Nos apetecía caminar por esa mullida alfombra
blanquísima, sin mácula ni huella alguna, así que decidimos subir por la cuesta
del Chaparralejo al collado del mismo nombre. Echamos un buen rato disfrutando
de esa nieve recién caída crujiendo bajo las botas y de esos pinos cargaditos
de nieve que el viento disipaba en remolinos de polvo de nieve. En el collado
del Chaparralejo esperábamos ver Sierra Nevada cargadita de nieve, pero no, no
hubo suerte, las nubes tenían cubierta a esa recatada Sierra. A pesar de ello
el espectáculo merecía la pena: Salto del Caballo, Piedra Sillada y Cadena
cubiertos de nieve, lo esperábamos, lo que fue una sorpresa es que también toda
la hoya de las Tejadillas y del barranco del Tejo estaban también cubiertas de
nieve.
Se hacía la hora de almorzar y ¿dónde mejor que en una venta, por
ejemplo en la soleada de Panaderos?. Dimos la vuelta y allá que bajamos mucho
más deprisa que en la subida. Tras una corta discusión decidiendo si sentarnos
en la era o en la explanada de la fachada, nos decidimos por ésta, cerca de la
pared para que nos protegiera del viento. Y allí al solcito, debajo de los
Tajos de los Bojes, collado Bartolo y Lucero, fueron saliendo de las mochilas
la chacina de León y Aragón, el buen jamón, la tortillita de atún, la ensaladilla
rusa, las alcachofas con jamón, las croquetas, los quesos variados… y
finalmente María Victoria nos sorprendió con un excelente flan. Una comida
fenomenal, pero ordenada. Ahí se fueron sacando primero los aperitivos, después
las verduras, luego la tortilla y las croquetas, los quesos, como debe ser, no
sacar fiambreras en tropel a la voz de “mariquita el último”. Ah! y los
orujitos leoneses en todos sus estilos.
Un día fresquito, entre -0,7 y 4ºC, pero luminoso, excelente para
disfrutar de una senda muy bien trazada y, en su tiempo, muy transitada, que
bien podía denominarse la “Ruta de las Ventas”: Cebollero, Camila, Panaderos y
Angustias. Y un ambiente inmejorable
ENLACE PARA VER MAS FOTOS EN PICASA
EL LUCERO CON NIEVE
PRIMEROS CONTACTOS CON LA NIEVE
SUBIENDO HACIA EL PUERTO DE FRIGILIANA
EN LA SENDA
EN EL PUERTO DE FRIGILIANA CON EL CERRO DE LOS MACHOS AL FONDO
PISANDO LA NIEVE TRAS LA GUÍA
EN EL COLLADO DE CHAPARRALEJO CON EL CABALLO Y PIEDRA SILLADA AL FONDO
BAJANDO
LOS ARBOLES CON LAS RAMAS LLENAS DE NIEVE
LOS VINOS
COMIENDO EN VENTA PANADEROS
EL FLAN QUE PREPARO MARÍA VICTORIA
Como siempre, una ruta descrita con todo lujo de detalles. ¡Todo un detalle!
ResponderEliminarUna ruta para no olvidar, fantástica, como diría el amigo Usieto. La descripción que haces Mandiez es perfecta y nos ayuda a disfrutarla de nuevo. Un bonito regalo. ¡Gracias!
ResponderEliminarUn apretón.