martes, 27 de mayo de 2014

JUEVES 29 DE MAYO: ESCARIHUELAS DE BUSQUÍSTAR

Escarihuelas de Busquístar

Participantes: Pedro Aguilar, Antonio Usieto, Pepe, Manuel, María Victoria, Antonio Muñoz, Jesús

Distancia recorrida: 11,5 km
Desnivel acumulado: 580 m

Con la alegría de recibir a Pedro, tanto tiempo añorado, y con la tranquilidad y buen humor que traía después de haber superado una mala racha, iniciamos la marcha en Busquístar.
Como la rutita era corta nos la tomamos con la debida tranquilidad, escuchando los constantes comentarios de Pedro sobre sus correrías y experiencias en la montaña. Aprendimos a reconocer los excrementos de la gineta, a distinguir las huellas que un cochino deja en el polvo del camino y hasta a calcular el peso que tendría.
La ladera derecha del río Trevélez, por donde salimos de Busquístar, es empinada, pero nada que ver con la izquierda que se desploma en abruptos tajos sobre el río. En la ladera derecha hay parcelas de cultivo constantemente mientras que en la izquierda son imposibles. La senda nos va acercando al río cuyas aguas, más o menos estruendosas en función del caudal, vemos saltar en rápidos y cascadas por los huecos que deja el bosque de ribera. Estamos en la zona del Helechal, atravesamos los barrancos del Tesoro y de los Llanos, con su chorrito de agua y su vegetación asociada a la humedad, a la vez que la senda va acercándose al cauce. En la ladera izquierda siguen los tajos. Tenemos que cruzar a esa ladera, pero ¿por dónde? Parece imposible tanto salvar los tajos que encajonan las aguas como trepar después por esos otros que se desploman al río.
Al trasponer un recodo aparece la solución. Un puentecillo salva el río y de él sale una senda en la ladera izquierda parcialmente excavada en la roca. El puentecillo ha sido reforzado, prácticamente rehecho con vigas, sobre el antiguo. Afortunadamente se ha conservado esa estructura antigua de madera para mostrar la endeblez de los troncos utilizados como ménsulas entre el tablero del puente y las paredes laterales. Y los que constituían el tablero no eran más gruesos. Claro, hemos de retrotraernos algunos siglos e imaginar los medios técnicos y las posibilidades para construir un puente en estos pueblecitos. Demasiado hicieron construyendo ese. Cuando uno lo cruza desde la orilla izquierda a la derecha no ve sobre lo que camina, pero cuando va de la orilla derecha a la izquierda tiene a la vista la estructura del puente y seguro que más de un arriero sentía cierto canguelo al atravesarlo.
Comienza la escarihuela del Portichuelo de Cástaras con la senda excavada en la roca ascendiendo hacia una cañada que cae a continuación. Ese entorno de la cañada es muy húmedo y sombrío y llaman la atención los frondosos alisos que forman un bosquete hasta el río. Sigue ascendiendo la senda, cruza otra cañada y llega a un gran y ruinoso cortijo amparado por un buen nogal. Este fue el sitio ideal para el Ángelus con unas excelentes vistas a la ladera derecha del valle y una no menos excelente compañía.
Pasamos la acequia Real de Almegíjar cargadita de agua y subimos al Portichuelo de Cástaras por un bien conservado carrascal. Del Portichuelo tuvimos un recorrido de unos dos km por carretera. Este tramo no tiene nada que ver con el anterior ni con el que nos aguardaba, pero había que unir las escarihuelas. Pasamos además por las minas del Conjuro que constituyen una curiosidad.
Dejamos la carretera en la venta del Relleno entrando en un suave valle. Suave por poco tiempo porque en seguida llega a los enormes tajos del Trevélez donde comienza la escarihuela del Conjuro, empedrada y adornada por rosales y fresnos. Debajo de unos de ellos almorzamos: tomates, alcachofas, tortilla, carnes de cerdo y ternera en diversas hechuras, embutidos…vinos diversos, orujos varios y los bomboncitos de Antonio. No se puede pedir más ni por la comida, ni por el restaurante, ni por los chistes y chascarrillos que amenizaron la comida.
En el río, un viejo molino al lado del puente y una cortita escarihuela que nos lleva a las huertas de Busquístar primero y al pueblecillo después. Como había tiempo, nos entretuvimos por las callejuelas descubriendo esos bellos rincones alpujarreños entre recodos y tinaos llenos de flores.
Excelente temperatura, con el viento en calma y preciosa excursión. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.


SALIENDO DE BUSQUÍSTAR
CAMINO DEL RÍO
POR EL HELECHAL
PUENTE SOBRE EL RÍO TREVÉLEZ
SUBIENDO POR LA ESCARIHUELA DEL PORTICHUELO DE CÁSTARAS
DISFRUTANDO EL MERECIDO DESCANSO 
EN LA ACEQUIA REAL DE ALMEGÍJAR
LOS CAMINANTES Y LA ALPUJARRA DESDE LA MINA EL CONJURO
CAMINANDO POR LA CARRETERA EN BUSCA DE LA ESCARIHUELA DEL CONJURO
POR LA SENDA HACIA BUSQUÍSTAR
EL VINO
CRUZANDO DE NUEVO EL RÍO TREVÉLEZ
LOS RINCONES DE BUSQUÍSTAR 


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