Escarihuelas de Busquístar
Participantes: Pedro Aguilar, Antonio Usieto, Pepe, Manuel, María
Victoria, Antonio Muñoz, Jesús
Distancia recorrida: 11,5 km
Desnivel acumulado: 580 m
Con la alegría de recibir a Pedro, tanto tiempo añorado, y con la
tranquilidad y buen humor que traía después de haber superado una mala racha,
iniciamos la marcha en Busquístar.
Como la rutita era corta nos la tomamos con la debida tranquilidad,
escuchando los constantes comentarios de Pedro sobre sus correrías y
experiencias en la montaña. Aprendimos a reconocer los excrementos de la
gineta, a distinguir las huellas que un cochino deja en el polvo del camino y
hasta a calcular el peso que tendría.
La ladera derecha del río Trevélez, por donde salimos de
Busquístar, es empinada, pero nada que ver con la izquierda que se desploma en
abruptos tajos sobre el río. En la ladera derecha hay parcelas de cultivo
constantemente mientras que en la izquierda son imposibles. La senda nos va
acercando al río cuyas aguas, más o menos estruendosas en función del caudal,
vemos saltar en rápidos y cascadas por los huecos que deja el bosque de ribera.
Estamos en la zona del Helechal, atravesamos los barrancos del Tesoro y de los
Llanos, con su chorrito de agua y su vegetación asociada a la humedad, a la vez
que la senda va acercándose al cauce. En la ladera izquierda siguen los tajos. Tenemos
que cruzar a esa ladera, pero ¿por dónde? Parece imposible tanto salvar los
tajos que encajonan las aguas como trepar después por esos otros que se
desploman al río.
Al trasponer un recodo aparece la solución. Un puentecillo salva
el río y de él sale una senda en la ladera izquierda parcialmente excavada en
la roca. El puentecillo ha sido reforzado, prácticamente rehecho con vigas,
sobre el antiguo. Afortunadamente se ha conservado esa estructura antigua de
madera para mostrar la endeblez de los troncos utilizados como ménsulas entre
el tablero del puente y las paredes laterales. Y los que constituían el tablero
no eran más gruesos. Claro, hemos de retrotraernos algunos siglos e imaginar
los medios técnicos y las posibilidades para construir un puente en estos
pueblecitos. Demasiado hicieron construyendo ese. Cuando uno lo cruza desde la
orilla izquierda a la derecha no ve sobre lo que camina, pero cuando va de la
orilla derecha a la izquierda tiene a la vista la estructura del puente y
seguro que más de un arriero sentía cierto canguelo al atravesarlo.
Comienza la escarihuela del Portichuelo de Cástaras con la senda
excavada en la roca ascendiendo hacia una cañada que cae a continuación. Ese
entorno de la cañada es muy húmedo y sombrío y llaman la atención los frondosos
alisos que forman un bosquete hasta el río. Sigue ascendiendo la senda, cruza
otra cañada y llega a un gran y ruinoso cortijo amparado por un buen nogal.
Este fue el sitio ideal para el Ángelus con unas excelentes vistas a la ladera
derecha del valle y una no menos excelente compañía.
Pasamos la acequia Real de Almegíjar cargadita de agua y subimos
al Portichuelo de Cástaras por un bien conservado carrascal. Del Portichuelo
tuvimos un recorrido de unos dos km por carretera. Este tramo no tiene nada que
ver con el anterior ni con el que nos aguardaba, pero había que unir las escarihuelas.
Pasamos además por las minas del Conjuro que constituyen una curiosidad.
Dejamos la carretera en la venta del Relleno entrando en un suave
valle. Suave por poco tiempo porque en seguida llega a los enormes tajos del
Trevélez donde comienza la escarihuela del Conjuro, empedrada y adornada por
rosales y fresnos. Debajo de unos de ellos almorzamos: tomates, alcachofas,
tortilla, carnes de cerdo y ternera en diversas hechuras, embutidos…vinos
diversos, orujos varios y los bomboncitos de Antonio. No se puede pedir más ni
por la comida, ni por el restaurante, ni por los chistes y chascarrillos que
amenizaron la comida.
En el río, un viejo molino al lado del puente y una cortita
escarihuela que nos lleva a las huertas de Busquístar primero y al pueblecillo
después. Como había tiempo, nos entretuvimos por las callejuelas descubriendo
esos bellos rincones alpujarreños entre recodos y tinaos llenos de flores.
Excelente temperatura, con el viento en calma y preciosa
excursión. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
SALIENDO DE BUSQUÍSTAR
CAMINO DEL RÍO
POR EL HELECHAL
PUENTE SOBRE EL RÍO TREVÉLEZ
SUBIENDO POR LA ESCARIHUELA DEL PORTICHUELO DE CÁSTARAS
DISFRUTANDO EL MERECIDO DESCANSO
EN LA ACEQUIA REAL DE ALMEGÍJAR
LOS CAMINANTES Y LA ALPUJARRA DESDE LA MINA EL CONJURO
CAMINANDO POR LA CARRETERA EN BUSCA DE LA ESCARIHUELA DEL CONJURO
POR LA SENDA HACIA BUSQUÍSTAR
EL VINO
CRUZANDO DE NUEVO EL RÍO TREVÉLEZ
LOS RINCONES DE BUSQUÍSTAR
No hay comentarios:
Publicar un comentario