Río de la Miel-Cuesta del Cielo-Cielo-Cañada de los Madroños. 30
octubre 2019.
Participantes: Miguel, Lucía, Manolo, Antonio de Fornes, Antonio Usieto
y Jesús
Distancia recorrida: 12,7 Km
Desnivel acumulado: 1180 m
Desayuno en la gasolinera de Nerja. Buen servicio, rebanadas
delgaditas, aceite y tomate. 3,10€, caro.
Hacía tiempo que no hacíamos El Cielo. En la visita a Málaga del
domingo alguien lo propuso como ruta bonita y se acepto la propuesta sin más.
Dejamos los coches en la carreterita al cortijo de Los Nacimientos,
donde principia el carril de la cueva de Gonzalo, nos pusimos la impedimenta de
verano y partimos carril arriba en un día soleado, sin viento, casi veraniego,
impropio de fin de octubre.
El sol mañanero iluminaba los tajos y la cueva de Gonzalo dándoles unos
bonitos colores y contrastes, mientras la garganta que allí forma la cañada del
Espartal se mantenía en penumbra. Ya nos pasábamos del comienzo de la senda
cuando Manolo nos llamó al orden “menos hablar y más ir pendientes de la ruta”.
Este es el Manolo en plan sargento semana.
Pasamos bien sobre los zarzales al comienzo de la senda, está pisada y
utilizada, para deleitarnos luego con los tajos y cueva de Gonzalo, y con el
pasito estrecho por donde la senda abandona el valle de la Cañada del Espartal
para entrar en el lapiaz. El lapiaz está cubierto por aulaga, romero macho, romero,
con algunas matas de espino negro, lentisco y palmito, con una vegetación tan
espesa que la senda es una trocha.
De la unión con la senda que viene de la carretera echamos hacia
arriba, sudando ya. Cuando propusimos este recorrido no pensamos en que
tendríamos un día veraniego, porque no hay protección alguna de los árboles a
excepción de un par bosquecillos de pinos y olivos antes de llegar al cortijo Cornocalejo.
¡Y con qué ganas cogimos esas dos minúsculas manchitas de sombra!
En la fuente del Cornocalejo hicimos la primera parada y aprovechamos
el chorrillo de agua que aún caía para beber y refrescarnos. Lo íbamos a
necesitar en la empinada cuestecilla hasta el puerto del Madroño. En el puerto
hubo reagrupamiento y decidimos cruzar el valle del Carrascalejo para ir al
Cielo por la Cuesta del Cielo.
La senda estaba en buenas condiciones en la bajada a la cañada de los
Madroños. De la cañada hay que salir subiendo, nosotros llaneamos y después
tuvimos que subir a buscar la senda. Y la senda sigue en buenas condiciones
hasta entrar en la selva de la jara pringosa. En toda esa selva la jara casi no
deja lugar a la senda, además estaba con las hojas cargaditas del aceite de
modo que íbamos recogiéndolo con las manos, con los bastones y con la ropa.
Para colmo, si la jara dejaba un clarito allí nacían las aulagas. Pinchazos sin
cuento y lucha constante para apartar las relucientes matas de jara fue la
tónica mientras duró el jaral. A la fuente del Carrascalejo ni intentamos
llegar porque estaba orlada de zarzas por todas partes.
Todo tiene su fin. La selva de jara también. ¡Con qué gozo salimos de
las pizarras grises, terreno ideal para la jara, y recuperamos la caliza! Para
celebrarlo paramos un ratito al Ángelus en la conjunción con la senda de la
Civila al Cielo.
Lucía nos obsequió con un delicioso bizcocho de nueces y zanahoria. ¡¡¡Gracias!!!
Una vez terminado el refrigerio iniciamos la subida por la Cuesta del Cielo. De
nuevo Manolo se rió del resto porque él tomo una senda más o menos llana y los
demás subimos por las cumbres de un par de cerretes. Reunidos todos en el
colladito al pie del Cielo continuamos poco a poco esa dura ascensión.
Con trabajo, resoplando, llegamos al vértice del Cielo. Sesión de
fotos, descanso, prestamos ayuda fotográfica a dos inglesas jovencitas, y
continuamos por el placentero roquedo llano. Al llegar al cerro de las Minillas
de Herrera nueva división. Jesús tomo la sendita justo por debajo de la cima
mientras Manolo y el resto llanearon más abajo. En esta ocasión Manolo patinó
porque por arriba está la senda señalizada y bien marcada.
Jesús llegó al collado de la Mina de Herrera, esperó un buen rato hasta
que apareció el resto del grupo allá abajo. La intención de Jesús era ir al
collado entre el cerro de los Piornos y el morrón de los Pinos para llegar al
puerto de la Orza y de allí tomar la senda por el comienzo de la cañada del
Espartal, el camino más fácil. Pero el personal no estaba por la labor de subir
al collado de la Mina de Herrera, así que Jesús bajo al encuentro del grupo y
en un llanito paramos a comer.
El ágape, de categoría, como siempre. Principiamos con unas excelentes
gambitas, chacina leonesa, longaniza aragonesa, y ensalada de tomate, atún,
kiwi y aguacate. Para beber en estos primeros compases 4 deliciosas y
fresquísimas cervezas. Después vino la tortilla de atún, las empanadillas, el
revuelto de setas y la carne con tomate y pimiento, regado con Bierzo fresquito
y Cariñena del tiempo. Para terminar queso, bizcocho y turrón de guirlache como
preámbulo de la Navidad. Un rico y calentito té con un chorreoncito de orujo.
Nos levantamos a enfrentarnos con la maleza y los pinos caídos del
último incendio sin senda alguna. Al cabo de un rato encontramos la incipiente
sendita de montañero que por el valle de la Cañada de los Madroños sube hacia
el cerro de las Minillas de Herrera, y
unos ratos por ella y otros monte a través ganamos la loma de Pino Rayo desde
donde baja senda ya marcada al puerto del Madroño.
Nueva parada en la fuente del Cornocalejo, nuevos refrescos de cara y
cabeza, y rellenado de botellas. Bajada a buen paso, sin incidentes hasta los
coches ya atardeciendo. Esto del cambio de hora nos trastorna porque seguimos
saliendo a la misma hora por la mañana y a la tarde tenemos una hora menos de
luz.
Tachamos de nuestras agendas el trozo de senda entre el collado del
Madroño y la Cuesta del Cielo. No queremos luchar con la pringue aceitosa de la
jara pringosa y con las pinchosas aulagas.
Abandonando la cañada del Espartal
El Cortijo del Cornocalejo y la Cabeza del Caballo
La fuente del Cornocalejo con su hilo de agua
Entrando en la jara pringosa
La subida al cielo con fuerte pendiente
La pendiente aumenta en el tramo final
Vértice Geodésico del Cielo
Los pinos quemados
La bajada por el cortijo del Cornocalejo
Los castillejos
El regreso
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