domingo, 3 de febrero de 2019

MIERCOLES 6 DE FEBRERO: CANILLAS DE ACEITUNO, EL SALTILLO, COLLADO DE LOS CHARCONES


Participantes: Antonio de Sierra Nevada, Antonio Usieto, Antonio de Fornes, Manuel de Nerja, Manuel de Rincón, Miguel, Paco Hernando, Ricardo y Jesús.
Distancia recorrida: 16 km
Desnivel acumulado: 900 m

Desayuno en el bar El Cruce de Benamargosa. Aceptable y bien servidos en la mesa.
De vez en cuando buscamos una cosa nueva, algo que nadie conoce. Hoy era uno de esos días. Nuestro objetivo era intentar subir por el barranco del Saltillo a la senda que va del collado de las Lajas en Sedella a la senda de la Rábita en Canillas. Por eso habíamos invitado a Antonio de Sierra Nevada, para que nos ayudara en la búsqueda de salida del barranco y en los pasos difíciles.
El primer repecho era el del pueblo para alcanzar la acequia por la que va la senda. No es un repecho menor. Tomado así, en frío, de buenas a primeras, obliga a resoplar y a quitarse ropa. Una vez alcanzada la senda, antes de los corrales saliendo al Pico de la Tejeda, la caminata es un paseo llano disfrutando de las vistas sobre Canillas, sobre la zona del embalse de la Viñuela, sobre los pueblecillos e innumerables casitas esparcidas en todo el oeste del río Vélez y hacia el sur
La senda atraviesa los olivares del Mohay y la ladera de las Tormentas antes de entrar en los Pechos del Campanario donde la senda ha sido preparada con rejillas metálicas en el piso, barandillas y sirgas manteniendo esas estructuras, para salvar los pasos aéreos por donde la acequia iba. Uno se pregunta cómo construirían y mantendrían esa acequia por semejantes Pechos.
Las vistas al barranco y a su ladera izquierda son extraordinarias. Allí paramos una y otra vez a hacer fotos y a contemplar el agreste panorama. Una sendita preciosa. Hay que recorrerla.
Termina la senda en el cauce del barranco en unas cascadas y pozas muy bonitas. Mientras las admirábamos Antonio comenzó a explorar barranco arriba. Al cabo de un ratito vino diciendo que no había salida. Decidimos explorar una cañada de la ladera derecha por donde iban las tuberías. Antonio subió con Ricardo detrás mientras el resto esperábamos prudentemente su parecer. También vieron esa salida casi imposible. Y así terminó la parte de exploración de nuestra ruta.
Tornamos por la senda de la acequia, dejamos los Pechos del Campanario, y tomamos la ladera de las Tormentas hacia arriba dejando el cerro de Juan Zamora a la izquierda.
Hay huella de caminantes con algunos hitos, pero no senda. Antonio de Fornes dejó su impronta artística en algunos hitos especialmente elegantes, mientras ascendíamos buscando las zonas con menos matorral. Al llegar a la altura de la senda de La Rábita al Pico de la Tejeda paramos al Ángelus. Volvió la vieja costumbre de Ricardo de traer un poco de vino dulce para acompañar los dulces del Ángelus.
Por alargar el recorrido decidimos subir al collado de los Charcones y bajar luego al barranco de los Tajos Lisos. Tomamos pues la senda hacia arriba, por las Hazas, a buen ritmo, sudando un poco en la mañana primaveral, sin viento.
Pasamos el collado de la Gitana, la fuente de los Charcones con su fresca agua y en el collado de los Charcones nos entretuvimos en la cuevecita y en el pequeño torcalillo.
Entramos en el valle del barranco de la Cueva del Agua, descendiendo, por esa senda que la vegetación, sobre todo de aulagas, va dejando cada vez más estrecha. Esta senda es mucho más bonita que la de la Rábita, pero incomprensiblemente la mayoría de los caminantes van por esa para subir al Pico de la Tejada y ésta se está cegando.
En la cresta de la ladera de la Cueva del Agua Antonio de Fornes encontró un excelente rodal llano, sin vegetación, para comer. Nos aposentamos y tuvimos, como siempre, una de esas excelentes comidas. Lo mejor de ellas es la charla, distendida, abierta, tocando temas desde fútbol a política, con algún chistecillo entre medias, quitándonos la palabra de unos a otros, en fin, un rato agradabilísimo. La charla prosiguió loma abajo, pero es mejor dejar los temas y chascarrillos fuera de la crónica. Cuando las cosas quedan por escrito adquieren carta de naturaleza y más si se hacen públicas.
En el mirador de los Castillejos echamos otro ratito disfrutando de las vistas, de los tajos, del barranco de los Tajos Lisos…y de alguna puyita a cuento de las ganas de posar y salir en las fotos.
La tarde estaba calurosa. Alguien propuso tomar una cervecita fresca en Canillas, propuesta que se aceptó unánimemente y en el primer bar, en la plazuela donde solemos aparcar, nos sentamos en la terraza, a la sombra, en este mes de febrero que tan bien ha comenzado, para saborear una Alhambra.

Una ruta preciosa por las vistas y lo agreste del recorrido, y, sobre todo, por el buen ambiente del grupo. La investigación pretendida se quedó en agua de borrajas, pero pasamos un excelente día. De eso se trataba.

LA RUTA
CANILLAS DESDE LA ACEQUIA
CANILLAS DE ACEITUNO
LA ACEQUIA


AL FONDO LA MAROMA
MIRANDO EL BARRANCO DEL RÍO ALMANCHARES


EL SALTILLO DEL RIO ALMANCHARES



LA NUEVA PASARELA

DIBUJO DE ANTONIO
SUBIENDO DESDE LA ACEQUIA HACIA LA LADERA DE LAS TORMENTAS
ARTE EFÍMERO DE ANTONIO
POR LA LADERA DE LAS TORMENTAS

SUBIENDO POR LA SENDA DE LA RÁBITA HACIA EL COLLADO DE LA GITANA
LA FUENTE DE LOS CHARCONES
LLEGANDO AL COLLADO DE LOS CHARCONES
LOS VINOS

EN EL MIRADOR DE LOS CASTILLEJOS


CERVECITA EN CANILLAS DE ACEITUNO


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