jueves, 7 de noviembre de 2024

9 de noviembre: Cortijo del Hornillo - Vereda de la Estrella

Participantes: 7
Jesús C., Tere, Paco R., Germán, Lola V.,  Ricardo y Jerónimo
Distancia recorrida:
17 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
845 metros
Altura mínima: ( 1.150 m – Vegueta del Caracol)
Altura máxima: (1.846 m – Cortijo del Hornillo)
Tipo de recorrido:
Circular, con un pequeño tramo de ida y vuelta.
Tipo de camino:
Veredas y algún pequeño tramo de carril.

Desayuno en la cafetería del hotel Labella de Pinos Genil. Pan con aceite y jamón. Pan regular, jamón en abundancia, aunque la cantidad no compensase la calidad; caro, 5€. No tenemos un buen sitio para desayunar en esa zona. El bar de Güéjar está lleno y este está tranquilo, pero el precio y la calidad no están a la altura.

La semana que termina hoy han estado por la Alpujarra granadina unos cuantos compañeros, por eso hoy hemos sido pocos caminantes para ser sábado.

Partimos de la Vegueta del Caracol, a las 9, con unas choperas amarillas, preciosas. Los ríos San Juan y Genil traían un buen caudal, y sobre ellos pasamos para enfilar la vereda de la Estrella y dejarla en el desvió de la Hortichuela para subir a ella y luego llegar a la cantera de serpentina donde comienza la cuesta de los cipreses.

Y aquí comenzó el espectáculo de los robles que duraría muchos kilómetros. Estaban preciosos, la mayoría con colores cobrizos, algunos más verdes y otros más amarillos, con el suelo alfombrado de hojas sobre el tapiz de la hierbecilla verde. Nunca los habíamos visto tan bonitos, a pesar de que el día estaba nublado, con poca luz. Una delicia caminar inmersos en ese bosque lleno de color, cada uno a su paso, con charlas animadas.

En el cortijo del Hoyo, junto a la acequia de Haza Mesa, nos reagrupamos. El paisaje había cambiado. Habíamos dejado abajo el robledal y sobre él seguiríamos hasta Cabañas Viejas. Ahora el contraste era el alegre colorido del bosque de robles a nuestros pies comparado con el ascético, sobrio, serio paisaje de la loma de las Herrerías por debajo de la cresta de Papeles, compuesto de tierra desnuda marrón clara y manchones de oscuras encinas aquí y allá. ¡Qué diferencia entre las laderas sur, seca, y la norte mucho más húmeda y con barranquillos y acequias de careo con agua!

Después de repostar agua en la fuente Carmona, recientemente reparada, hicimos la paradita del Ángelus en Cabañas Viejas para continuar hacia el Hornillo. Este tramo es especialmente espectacular porque se entra otra vez en el robledal y la senda gira de sureste a sur, dando la vuelta a la loma que llevamos a la derecha, y entonces aparecen primero la Alcazaba y luego Mulhacén, Machos y Veleta, todos nevados, entrevistos primero a través de los cobrizos robles, y diáfanos después, en una vista inolvidable. Además, debajo, a nuestra altura, está la esplanada y construcciones del cortijo del Hornillo, reconvertido en refugio, del que hoy, curiosamente, salía una columnita de humo. Esa vista, por más que se haya contemplado cien veces, subyuga tanto que no hay quien pase y no le dedique varios minutos a su contemplación. También en esta zona algunos arces, completamente amarillos, destacaban del robledal.

En el Hornillo había una pandilla de jóvenes, los autores del fuego, que habían pernoctado allí y se disponían a volver hacia Güéjar. Nosotros continuamos al colladito sobre el cortijo pasando a continuación por la renovada acequia del Hornillo y por el barranco de Cazoletas, con su buen chorro de agua.

A veces es necesario caminar aislado, sin ruido. En el bosque de Cazoletas, arropado por los colores de los robles, con el crujir de las hojas bajo las botas, con el rumor del Genil que va llegando cada vez con más nitidez, con el arrullo de las copas de los árboles apenas mecidos por la suave brisa y con el breve canto de algún pajarillo, uno estaría semanas, con esa paz, esa dulzura, ese bienestar.

Se había propuesto parar a comer en el Guarnón. Al Guarnón descendimos, pero no había sitio para formar un buen rolde. Bajo las casillas de la Estrella Jerónimo descubrió un bancalillo llano que, una vez limpio de cardos sirvió de restaurante.

Una vez aposentados, se dijo de comenzar con tranquilidad, sin embargo algunos no pueden esperar: sentarse y a comer. Pasaron los aperitivos de langostinos, jamón, chorizo, salchichón, tomate cherry y ensaladilla rusa. Vino luego el capítulo de tortillas, de espinacas y patata, después las carnes con tomate y con verduras y finalizamos con los quesos. De postre, con el té calentito, pan de Calatrava riquísimo, que llegó allá arriba enterito, impecable, y Jerónimo lo sirvió con su correspondiente paleta de postres.

Nos quedaba la vereda de la Estrella, llana o descendiente, siguiendo la ladera izquierda del Genil. De vez en cuando paramos para recrearnos en la vista de Alcazaba y Mulhacén, quedó sólo la Alcazaba y, por último, al girar en la curva del Viso, la perdimos también.

En los alrededores del Genil lo más llamativo eran las rojizas cornicabras y los chopos en el cauce, sin embargo, los arces que esperábamos lucieran sus mejores galas, estaban aún verdosos, y los almeces y fresnos ya tenían las ramas casi desnudas. En el castaño de la Terrera o castaño Abuelo hicimos la consabida foto de grupo y sin más desembocamos en la Vegueta del Caracol.

Magnífico día, nublado, fresquito, ideal para caminar acompañados por unos colores otoñales preciosos.


Chopera en el Bco. de San Juan

Empezamos a caminar por la vereda de la Estrella

para dejarla en animada charla

camino de la Hortichuela

desde donde se vislumbra un panorama de auténtico otoño

Por la cuesta de los cipreses

Junto al Cortijo del Hoyo, por encima del robledal

donde alguna piedra sirve de primer plano

y donde el camino es sendero y mirador

No dejamos de admirar el amarillo

cobrizo de las hojas de los abundantes melojos

en contraste con el verde oscuro de las escasas encinas

Un arce espectacularmente amarillo

Contrastes de ladera

Entre robles

y algún arce que se asoma al camino

Un pasillo de hojas secas en el suelo y en el aire

Asoman los tresmiles por encima del robledal

Panorama hacia el Cortijo del Hornillo

Foto de grupo en la era

Dejando el cortijo atrás

son ahora Mulhacén y Alcazaba el centro de nuestras miradas

Vuelta al amarillo anaranjado

del bosque de Cazoletas

por el que el sendero

desciende

entre el plácido silencio del crujir de las hojas

y el recuerdo de un señor que por estos lares andaba

Melojo y Alcazaba

El escapado y el pelotón

Loma del Lachar

El Veleta y los Machos asoman allá arriba

El Valle alto del Genil

Giro en el camino

para pasar por las ruinas de la Mina de la Estrella

y bajar al río Guarnón

Vino un arce en colorida neblina

Panorama de sobremesa hacia el sur

Paleta de colores sobre fondo de esquistos

El profundo barranco del Genil

La vereda

por donde nuestros pasos

vuelven al origen

En el Castaño de la Terrera

Por la zona de los Arrecifes

Sorbus torminalis - Palosanto

Llegando a la Vegueta del Caracol

Barranco de San Juan

Mapa de la ruta

11 comentarios:

  1. Me apunto. Con vehículo si fuera necesario.

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  2. Jesús se apunta también. Con coche si fuera necesario. A las 7,30 en la Ortíz

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    1. Perdón, me he equivocado. A las 6,30 en la Ortíz

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  3. Por cierto, Jerónimo, cuál es el sitio de desayuno de Pinos Genil?
    Jesús

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    1. Desayunamos una vez en el bar del hotel LabellaMaría. Podríamos probar en ese u en otro que estuviera abierto o que conozcas. Era por evitar el único bar de Güejar- Sierra abierto a esas horas, las colas que se forman y lo que tardan, pero si sabes de algún otro sitio por el camino, podemos probar.

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    2. De acuerdo, en la Bella María. No conozco nada en Pinos Genil. Jesús

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  4. Muy buenas ¿Como vamos a organizar los vehículos?

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