Participantes: 19 | Paco Ponfe, Pilar, Jesús R., Jesús C. Paco R., Manuel D., Ricardo, Germán, Nori, Roberto, Mª José, Rafa, Lola, Lily, Carlos, Tere, Paco Z., Luis y Jerónimo |
Distancia recorrida: | 18,5 kilómetros |
Desnivel de subida acumulado: | 1.050 metros |
Altura mínima: (720 m – A.R. Parapanda en Alomartes) | Altura máxima: (1604 m – Cerro del Morrón) |
Tipo de recorrido: | Circular con un tramo de ida y vuelta |
Tipo de camino: | Veredas y un par de tramos de carril. |
Desayuno en el Cruce de Moraleda. Chapatas enteras y medias con aceite, tomate y jamón. A 3€/cabeza, bien de precio habida cuenta del jamón de los sibaritas. Jesús C. nos invitó por su reciente cumpleaños. FELICIDADES.
Salimos del área recreativa de
Alomartes, población que ninguno habíamos visitado y desconocida para la
mayoría, para recorrer la sierra de Parapanda, novedosa para todos. Jerónimo,
en su búsqueda de sierras nuevas, dio con ella, la propuso y ahí estábamos dispuestos
a conocerla.
Comenzamos bajo el pinar de pino
carrasco, por una pedriza que dificultaba mucho el tránsito, hasta que dimos
con un camino en un cortafuegos, camino señalizado con postes sin tablilla. Si
hubiéramos aparcado al terminar la calle desde Alomartes hubiéramos dado con el
sendero desde el principio.
Visitamos los restos de una casa
forestal y luego, en vez de volver al sendero señalizado, tiramos monte a
través, como las cabras. La dificultad del ascenso nos hizo volver al sendero y
por él subimos hasta el collado del Cerro de los Santos. A la izquierda del
collado hay un cerrillo con un mirador al que llaman Hoyo de la Bandera, desde
donde se contempla Alomartes allá abajo y toda la vega con la Tejeda-Almijara
cerrando el panorama. Debajo de ese cerrillo debe estar la cueva de los Santos,
aunque no vimos sino una pequeña oquedad cubierta de pedruscos.
Desde el collado del Cerro de los
Santos tomamos al oeste, hacia unos grandiosos tajos, con varias oquedades la
mayor de las cuales es la Cueva del Agua. Debió tener agua en su tiempo porque
se formaron estalactitas y cubetas en el suelo alimentadas por las gotas de
esas estalactitas. Hoy no gotea agua por parte alguna, las puntas de las
estalactitas han sido cortadas y las cubetas están vacías, no obstante, la
vista desde la cueva es muy bonita.
Por el pie de los tajos pasa la
senda que llevamos y que poco más adelante gira al norte, primero por el tupido
pinar y luego por una ladera con algunos pinos y encinas. El encinar va tomando
cada vez más cuerpo, sobre todo al llegar a una llanura pedregosa desde donde
divisamos las antenas que coronan el cerro del Morrón.
En esa llanura, al abrigo de un
ramoso pino resinero que nos protegía un poco del viento, hicimos el Ángelus.
De nuevo en el camino, por el encinar, sorprende primero los montones de
piedras. ¡Cuánto trabajo para despejar un poco de suelo en el que sembrar unos
granos de trigo o centeno! La segunda sorpresa son las enormes zanjas excavadas
siguiendo las vetas de la falsa ágata.
Estábamos en el llano del Brezal,
con el cerro del Morrón sobre nosotros. Allí el grupo se dividió. Paco Ruiz y
Ricardo enfilaron hacia el cerro del Morrón de frente, a la brava, mientras los
demás seguimos el sendero que nos llevó a un llanillo con unos preciosos almendros
cargaditos de flor y luego, ascendiendo suavemente por un pinar de pino
carrasco y silvestre en la ladera oeste, a la cima del Morrón donde el grupo se
reunió.
Subimos a las antenas, al vértice
geodésico rodeado de vallas y al mirador del Morrón. Vistas excelentes en esas
alturas hacia los cuatro puntos cardinales, pero… había dos peros. El primero
era el vientecillo frío que nos urgía a buscar resguardo. El segundo que era
casi hora de almorzar. Por esas dos convincentes razones dejamos de visitar una
caseta contra incendios situada en el extremo norte del Morrón para llegar a la
cual hay que ir y volver por un inhóspito lapiaz.
Por un caminillo convertido luego
en senda bajamos por la cara sur del Morrón al valle de la Hoya del Brezal.
Allí tomamos al norte para visitar las canteras de falsa ágata sitas en las
faldas del Cerrajón, mientras buscábamos un lugar resguardado del viento donde
comer. Se propusieron mil lugares donde comer, pero en todos soplaba el viento,
así que llegó un momento que, hartos ya, nos sentamos en una vaguadilla
protegidos por un resalte terroso.
Enumerar lo que salió de las 19
mochilas es imposible. Hubo gambas, chacina, ensaladas, aguacate, encurtidos
con una cayena que le tocó a Rafa, etc, como aperitivo. En primeros platos,
habas y otras verduras, espárragos y tortillas. Entre los platos principales
pescado con salsa rosa, filetillos tiernos, carne con almendras, lomo con ajos…
y más cosas. De postre naranja y tarta Lamington modificada por Jerónimo, que,
con una velita encima, sirvió para que Jesús C. la apagara mientras le cantaban
el cumpleaños feliz. Todo eso se pasó con 6 botellitas de un sirah australiano,
Ribera, Rioja, Bierzo y Cariñena. Para los postres un rico Pedro Ximen, novedad
en el grupo, tés y orujos.
Continuamos la caminata por el
valle entre los cerros Cerrajón y la Mesa donde encontramos una preciosa
sorpresa: una dolina llana cubierta de praderita verde donde varios grandes
almendros estaban completamente vestidos de blanco. Si repetimos Parapanda éste
es el restaurante ideal.
Salimos de la encantadora dolina
a un puertecillo, quizá el puerto de la Artesilla, y allí nos despistamos.
Tomamos una senda por la derecha que nos llevaba hacia arriba, a la Hoya del
Brezal, en vez de otra por la izquierda hacia abajo. Cuando nos dimos cuenta
hubimos de descender monte a través hasta la senda correcta, y por esa senda,
después de cruzar mil y una cañadas, llegamos al collado del cerro de los
Santos.
Del collado descendimos por la
senda marcada con estacas recorrida en la mañana. Por esa senda suben y bajan
los moteros, una pandilla subió mientras bajábamos, destrozando la bien trazada
vereda. Al comienzo del sendero hay una indicación de prohibido vehículos a
motor, pero los moteros no hacen caso y como no hay vigilancia, campan por sus
respetos.
Nos gustó la sierra de Parapanda,
aunque nos pilla un poco a trasmano. Hay que hacerla en días largos y seguir
las sendas antiguas y de repoblación evitando el monte a través.
Nos apuntamos
ResponderEliminarPaco Ruíz se apunta.
ResponderEliminarPaco, Jesús y Pili... Vamos
ResponderEliminarMary Jo y Roberto, nos apuntamos
ResponderEliminarVamos Tere y yo.
ResponderEliminarMe apunto!
ResponderEliminarLily se apunta. A las 7h en la Ortiz.
ResponderEliminarMe apunto. Rafa
ResponderEliminarMe apunto a Parapanda
ResponderEliminarTe recojo en el Dia
EliminarEstaré con coche en la Ortiz
ResponderEliminarRodri y yo nos apuntamos. Ricardo
ResponderEliminarJesús se apunta. Estaré en la Ortíz a las 7
ResponderEliminarLola Valle se apunta.
ResponderEliminarSugiero que Mari Jo. Roberto, Manolo y Paco Ruiz vayan en un coche. Con Carlos iríamos Lily, Rodri-Ricardo y yo.
ResponderEliminarJesús
Amén
ResponderEliminarMari Jo y Roberto se van desde Málaga, Yo recojo a Paco Ruiz y a German en la rotonda de Vélez y con Carlos van Lily, Jesús y Ricardo
ResponderEliminarGracias Manolo por tus gestiones y buen hacer
EliminarJesús