jueves, 28 de marzo de 2019

30 de marzo: Sª de Arana


Participantes: 8
Paco P., Pilar, Jesús R., Jesús C., Ricardo, Paco Z., Lola V.  y Jerónimo
Distancia recorrida:
17,5 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
1115 metros
Altura mínima: (1.030m – Área Recreativa El Sotillo)
Altura máxima: (1.981 m – Telégrafo-Arana)
Tipo de recorrido:
Circular
Tipo de camino:
Veredas más o menos marcadas y carriles.

    
Bienvenida Lola. ¡¡¡Qué poco te prodigas con nosotros!!!

Desayuno en el restaurante Los Arcos, junto a la gasolinera Repsol a la entrada de Iznalloz. Camarero muy diligente, buen pan y buen café. Un sitio para repetir. El precio es desconocido, excepto para Paco Ponferrada que nos invitó por su cumpleaños. ¡¡¡Muchas gracias Paco!!! Y que sigamos celebrando tu cumpleaños muchos años en la montaña. En el mes de marzo no sólo nacían muchos burros, por eso se le llama el mes de los burros, sino que también nacimos al menos 3 vinotequeros.

La sierra Arana era desconocida para la mayor parte de nosotros. Ir a conocer algo nuevo siempre supone un especial atractivo.
Aparcamos en el área recreativa del Sotillo con toda la sierra Arana al sur, a nuestra izquierda. Estando en la preparación de la caminata, botas, GPS, sombreros, cremas, etc., llegaron un par de forestales a preguntarnos por dónde íbamos. Más que nada querían asegurarse de que teníamos experiencia en la montaña. Muy simpáticos, nos explicaron que recientemente habían preparado un nuevo sendero al peñón de la Giganta.
Partimos al oeste, por la pista de acceso a la cortijada del Sotillo, ascendiendo suavemente. Cuando la pista gira al sur seguimos de frente entrando en el pinar un corto trecho para encontrar una nueva pista que tomamos al sur, con cortijos a derecha e izquierda, habitados, con un buen rebaño de cabras en uno de ellos, y con abundantes perros gritadores en todos.
La pista va paralela al Barranco Colorado un buen trecho, luego lo abandona y, a poco, llega a ella un cortafuegos por la izquierda. Lo tomamos hasta dar con un carril. Es un atajo, pues siguiendo por la pista sale de ella el carril al que llegamos. El carril va paralelo al Barranco Sin Salida, hacia el sur, al murallón por donde caen las chorreras del Barranco Sin Salida, atravesando un bonito pinar de pino carrasco, con muy poquitas flores, una Orchis fusca escuchimizada, algunas gageas y los ubicuos romero y aulaga, más arriba algunas iberis chiquititas.
Este es el camino a la Cueva del Agua sita, según vimos después, detrás del peñón del Asno, uno de los dos peñones que llevamos al frente, a la derecha, todo el tiempo. Termina el carril en un cortafuegos por el que va la senda, paralela a la línea eléctrica que lleva energía a la Cueva del Agua, hasta que da un quiebro a la derecha para internarse en el pinar al pie del enorme roquedo del peñón del Asno, pero sale después y sigue junto con la línea eléctrica hasta el collado que da vistas al dulce valle donde nace el Barranco Sin Salida. Un suave valle orientado al oeste, con verdes prados y matorral de agracejo y majuelo. Para completar la idílica estampa, un rebaño de ovejas pastaba la corta yerba crecida sin tan apenas lluvia en este invierno tan seco.
Hicimos el Ángelus y ascendimos el corto vallecito hasta el collado de la Cueva del Agua hasta donde llega una pista desde el oeste, desde Deifontes. La cueva tiene pues luz eléctrica y acceso para coches, pero está cerrada con unos portones de hierro enormes. Quién sabe si algún día la abrirán al público.
En ese collado nos separamos: unos siguieron la senda al collado entre los cerros Orduña y Arana mientras otros quisimos subir al peñón de Espantabellacos. Por unos escalones de obra se llega a un mirador y luego al colladito entre los peñones del Asno al este y Espantabellacos al oeste. La subida creíamos por lo leído que era dificultosa. Nada más lejos de la realidad. Se sube por la ladera rocosa, sin utilizar las manos salvo en un pequeño tajo al coronar el peñón.
Del collado de la Cueva del Agua se ve el vértice geodésico del Orduña, a 200 m de desnivel, con una ladera casi sin vegetación. Llegar a él no reviste dificultad salvo el desnivel, sin embargo, como no estaba Manolo y queríamos conocer la senda al este, seguimos esa senda hacia el collado entre Orduña y Arana, ascendiendo con suavidad por la ladera del Orduña, con senda bien marcada al principio y luego siguiendo hitos de piedras y sendillas de ovejas.
Desembocamos un poco más arriba del collado y ahí nos reunimos los dos grupos. Nos quedamos extasiados por la belleza de las vistas. Aparece la parte más alta de Sierra Nevada, desde el Picón de Jérez al Veleta, con el Mulhacén y la Alcazaba en medio, inmaculada por la nieve. Más cerca toda la sierra de Huétor vestida con el verde oscuro de los pinares y debajo, entre el Mahalijar y nosotros, un precioso y escondido valle con una gran cortijada, ya ruinosa, una era y unas praderías verde clarito. Ahí elucubramos sobre la vida en ese apartado y escondido cortijo que tendría su fuente en el principio del Barranco Blanco, junto al grupito de árboles, subsistiría con el ganado y un poco de agricultura, y sufrirían el aislamiento sobre todo en los duros meses invernales.
Del collado subimos al Arana, cumbre poblada de antenas, y en la ladera sur, al sol, paramos a comer. Chorizo y dos tipos de ensaladillas de aperitivo, lomo al ajillo y albóndigas después, terminando la parte salada con quesos y membrillo. Jerónimo trajo su tarta, de fresa y naranja esta vez, con ralladuras de las últimas mandarinas del cortijo de La Máquina. Eso es rizar el rizo. Muy rica. Cervezas, vinos de Rioja y La Mancha y tés calentitos.
Durante la comida teníamos a los pies el caserío de Prado Negro con su encinar al este y toda la serie de cumbres de sierra Arana desde La Cruz al collado donde termina Prado Negro. Puede ser una bonita excursión. Y desconocida por todos.
Del pico Arana bajamos al collado de Las Pozas. El cerro de La Cruz, ahí enfrente, nos pareció demasiado alto y agreste para atacarlo en la tarde. Lo dejamos para la futura excursión desde Prado Negro y seguimos pista abajo, dando vistas al norte.
Pasamos por la fuente de Las Pozas, con agua a pesar de la sequía, luego por un mirador, y poco más abajo abandonamos la pista para tomar la senda al Sotillo. Preciosa senda entre pinares, con algunas encinas, muy bien marcada y suave, como casi todas las sendas tradicionales.
En las praderas del Sotillo habían acampado unos bulliciosos boy scouts. En un añosísimo y tremendo pino nos hicimos unas fotos, al coche y a casa. Por cierto, llegamos a más de las 8 a casa. En buena hora dejamos la subida al cerro de La Cruz.
 
Anunciaban algo de lluvia. Tuvimos todo el día sol y poco viento. Un muy buen día para caminar. La sierra Arana no es especialmente bonita, pero tiene unas vistas preciosas.
 
 
Mapa de la ruta
 
Entre cortijos y olivares con los peñones del Asno y Espantabellacos al fondo
 
Vanessa cardui
 
Un pequeño tramo de cortafuegos junto a unos añosos pinos carrascos
 
Cada vez más cerca
 
Chaenorhinum robustum - Espuelilla del camino
 
Diagonales
 
Cueva del Agua
 
Encima del roquedo de la Cueva del Agua con vistas al Espantabellacos
 
Ascensión al Espantabellacos
 
Una grieta de fácil trepada
 
Y ya estamos en la cima
 
El único paso un poco aéreo pero lo suficientemente ancho para pasar sin problemas
 
Arenaria alfacarensis
 
Al fondo sobresale el Peñón de la Cruz
 
Colchicum triphyllum - Cólquido de primavera
 
La vereda de subida a la cresta de la sierra
 
Con vistas al Telégrafo o Cerro Arana
 
La Sierra Nevada en el horizonte sur
 
Al collado y de nuevo p'arriba
 
Saltamontes mimetizado con el entorno
 
Ranunculus cherubicus
 
Buglossoides incrassata
 
Por la cresta con Iznalloz al fondo
 
Telégrafo
 
Así nos va
 
Peñón de la Cruz 2022 m
 
Praderas bajo el Peñón de la Cruz

Roquedo en la Fte. de las Pozas 
 
Erysimum baeticum
 
Hippocrepis castroviejoi - Herraduras de castroviejo
 
Vistas hacia el Peñón de la Giganta y el Jinestral
 
La senda de bajada al Sotillo
 
Gagea...
 
Foto de grupo bajo un enorme pino

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