Participantes: 13
|
Paco P., Jesús R., Jesús C., Ana,
Paco R., Tere, Manu, Luci, Manuel D.,
Miguel S., Ricardo, Paco Z. y Jerónimo
|
Distancia recorrida:
|
12 kilómetros
|
Desnivel de subida acumulado:
|
900 metros
|
Altura mínima: (745 m – Fte. de la Yedra)
|
Altura máxima: (1.284 m – Pico de las Cabras)
|
Tipo de recorrido:
|
Circular y en parte de ida y
vuelta
|
Tipo de camino:
|
Veredas de ovejas y campo a través
|
Desayuno
en La Hiedra. Pocas mesas para sentarse. El desayuno de molletes, vienas,
aceite y manteca colorá, bien. Felicidades a Ana y Jesús C. por sus cumpleaños,
retrasada una y adelantado otro, y muchas gracias por la invitación.
La
sierra de las Cabras es pequeñita, no da para mucho, y quizá por eso la tenemos
olvidada y vamos a ella muy de tarde en tarde, pero después siempre resulta una
excursión bonita y agradable.
Salimos
de la fuente de La Hiedra por la carretera vieja, al este, buscando la única puerta
que conocemos para cruzar la primera alambrada e ir hacia la cañada más al este
de la sierra, rodeando el Tajo Prieto. Por ella remontamos siguiendo una de las
muchas sendas de las ovejas. Las sendas de las ovejas son la clave y la tónica
general en toda la sierra de las Cabras.
Por cierto que poco más arriba había un buen rebaño y otro en la dolina bajo el
cerro de las Cabras. Son unos de los pocos rebaños que van quedando por las
sierras malagueñas.
Dimos
vista al llano de la dolina y en vez de entrar en la olmeda al pie del tajo del
cerro de las Cabras fuimos hacia el cerro remontando el tajo por una cañadita
herbosa, entre grandes majuelos, para llegar a la llanurilla superior. No nos
detuvimos en ella para disfrutar de las vistas al sur, sino que enfilamos hacia
la cima, ayudados siempre por las sendillas de las ovejas que aprovechan el
alto del cerro para sestear en verano. No suben las ovejas hasta la misma cima,
se quedan un poco más abajo, y en ese corto trecho por el inhóspito lapiaz nos
dimos cuenta de la gran ayuda de las senditas de las ovejas.
En
la cima, el monolito señalando el vértice geodésico está en el suelo. Se ve que
a alguien le molestaba. Pasamos un buen rato arriba pues las vistas a los
cuatro puntos cardinales son excelentes y luego con la consabida sesión de
fotos.
En
el descenso sí que nos asomamos al balcón dando al sur en la parte alta de la
llanurita superior y luego paseamos la llanurita de este a oeste, por el borde
del bosquecillo de majuelos, hasta el collado de los Lastonares, punto de
entrada a la sierra desde el sur.
Por
encima del collado hay una valla separando dos propiedades. El mejor sitio para
atravesarla es descender un poco al suroeste del collado, siguiendo después el
ascenso al oeste por la falda del cerro de los Lastonares. En esa subida
paramos a reagruparnos y al Ángelus.
Para
alargar un poco la ruta decidimos subir al cerro de los Lastonares, desconocido
para la mayoría. Resultó ser una crestita alargada, con la misma altura más o
menos, con muchos monolitos rocosos, y con muy buenas vistas al norte.
Descendimos
por la ladera sur a buscar la “casita de los enanitos”, en el valle que
desciende al oeste. Allí sigue la grutita, excavada en un monolito rocoso,
recubierto casi totalmente por la hiedra. Alguien ha colocado un enanito
dentro.
Como
había tiempo subimos a la parte trasera del monolito de la casita. Nunca lo
habíamos hecho. Hay allí un montón de rocas con formas diversas muy atractivas,
separadas por pasillitos, como un pequeño torcalillo. Merece la pena asomarse e
ir jugando a descubrir similitudes entre esas formas y animales u objetos.
Descendimos
un poco por la cañada al oeste, pero como esa salida por el oeste está cerrada
con vallas muy altas, decidimos volver por donde habíamos venido. Subimos al
pozo, lleno de agua, adornado por los abrevaderos tallados en bloques de una
sola pieza de piedra y paramos a comer en la crestita sobre el pozo, con vistas
tanto al sur como a la casita de los enanitos.
La
comida, como siempre, el mejor rato del día. Hubo chacina y boquerones en
vinagre de aperitivo, después judía verde, habas, ensalada cateta y tortillas
varias, finalizando con albóndigas en un par de salsas y el ya tradicional
solomillo al ajillo. Después los quesos y la tarta de Jerónimo, esta vez de
queso, brownie y frambuesas; cada día varía y nos sorprende. Para beber algunas
cervezas frescas y, naturalmente, los vinos: de Cuenca, Somontano, Campo de
Borja y Rioja, estuvieron a la altura de la Vinoteca. Hoy sí tuvimos el
colutorio final de los orujos leoneses.
El
regreso iba muy tranquilo, charlando, descendiendo, buscando narcisos de las
subbéticas (Narcissus bugei) y
violetas africanas (Viola demetria),
andurreando por la olmeda de la dolina, cuando a alguien se le ocurrió proponer
la exploración del arroyo del Madroño como vía de bajada.
Se aceptó con mejor o peor talante y allá fue el grupo completo. La mayor
dificultad del arroyo es la maleza del cauce. Descendimos unos por la vertiente
derecha y otros por la izquierda, aceptablemente bien, hasta la última parte
cuando el arroyo se encañona. Teníamos in mente remontar la cresta de nuevo si
no había paso, pero no fue necesario. Paco Zambrana iba abriendo camino,
explorando, hasta que vio salida. Todos le seguimos, despacio, ayudando unos a
otros en un tramo complicadito por la pendiente y por las piedrecillas
resbalosas. Cruzamos el arroyo y ya salimos a la llanura tras la gasolinera.
Respiramos aliviados y fuimos a enjugar el mal rato con una cervecita en La
Hiedra.
Como
final de fiesta Paco Ruiz abrió las puertas de su inmensa furgoneta y allí
había varias cajas de naranjas, bolsones de habas y de kumquat o naranjita
china, para servirse a voluntad. Llenamos cada uno nuestras bolsas con esos
preciosos frutos de La Viñuela y, contentos, partimos hacia casa.
Día
excelente de temperatura, sin viento, con visibilidad aceptable. Ruta variada y
bonita. El descenso por el arroyo de los Madroños, después de haberlo hecho una
vez, se puede obviar.
Mapa de la ruta
Euphorbia characias
Aunque parezca, no escala
Siguiendo la senda del ganado
La verde dolina donde pasta el rebaño
La martenitsa y el árbol en flor
Saliendo de la dolina por un lateral muy empinado
Aproximación al lapiaz de la cumbre
Lapiaz puro y duro
En la cumbre del Pico Cabras
Como el vértice
De vuelta p'abajo
Contraste de colores
Afrontando las primeras rampas del Cerro de los Lastonares
Ya en la cumbre
algo más pequeña que el Pico de las Cabras
pero con buenas vistas al norte
Grupo en la "Casita de los enanitos"
Formas de las rocas
a cada cual más curiosa
Ranunculus ficaria
Remontando en vallecillo frente a la "casita"
Pilares de la fuente labrados en la piedra
Vinos
Narcissus
Viola Demetria - Violeta africana
Pasilllos de verdor en la sequía
Bajando hacia la dolina
La única olmeda de la provincia de Málaga
Barlia robertiana
Afrontando la parte más pendiente del barranco
Arrastraculo
No pudimos pregonar ¡a l'euro! Gracias, Paco
Me apunto. Jerónimo, ya me das indicaciones.
ResponderEliminarMe apunto también. PZ.
ResponderEliminarIré a las Cabras. En la plaza a las 7
ResponderEliminarMe apunto.
ResponderEliminarNos apuntamos Manu y Luci
ResponderEliminarYo tambien voy, estare en la plaza a las 7
ResponderEliminarTraeros bolsas.....
ResponderEliminarIré. Ricardo
ResponderEliminarVoy.
ResponderEliminarAna, en el Higuerón a las siete y cinco.
Paco y Jesús... Vamos
ResponderEliminarMe apunto también.
ResponderEliminarMiguel Sánchez