Viaje otoñal al Pirineo 17 al 24 de octubre 2017.
Participantes: Lola Díaz, Manuel de Rincón, Miguel Palma, Manolo de
Nerja, Antonio Usieto, Victoria, Antonio de Fornes, Luci, Manu y Jesús.
Estos viajes se preparan con meses de antelación y luego la climatología
del año y el tiempo en esa semana elegida hacen lo que quieren. El verano había
sido muy seco lo que auguraba un otoño temprano , pero septiembre y octubre
habían sido muy cálidos, retardando la caída de la hoja. Sequía y calor nos
hacía pronosticar un otoño de colores pobres. Para terminar se anunciaban
lluvias el miércoles 18 y el jueves 19.
Llegamos al Pirineo y a todos nos pareció que los bosques estaban con
poco contraste cromático, sin embargo las lluvias del 18 y 19 cambiaron el
panorama. Llovió bien, en cantidad. El río Ara que pasaba por la puerta de
nuestra casa multiplicó su caudal al menos por 5. Iba de banda a banda.
El 19, sobre las 12, cuando ya dábamos el día por perdido para la
montaña, empezó a escampar, aparecieron retazos de cielo azul entre las nubes,
se nos alegró el alma y decidimos salir a Ordesa a pesar del riesgo de lluvia.
¡Vaya decisión acertada! La lluvia había lavado los árboles y la atmósfera,
propiciando una luz esplendorosa y unos colores brillantes y vivos.
A partir de aquí todo fue disfrutar. Vimos bajar agua por todas las
cañadas, cascadas cayendo desde lo alto, ríos bajando a rebosar. El Arazas iba
pletórico por Ordesa, recibiendo montones de agua de todas las cañadas
adyacentes, rugiendo embravecido en los cañones, era un espectáculo único,
inolvidable. Nunca tendremos la oportunidad de verlo así. Y lo mismo pasó con
el Bellós en el cañón de Añisclo y con el Chate subiendo a Fanlo. Agua y agua
por todas partes.
Además la lluvia revivió los colores. Las últimas hojas de las hayas
sacaron sus rojizos y castaños, el mismo color que adoptaron los robles; los
arces, abedules, álamos y fresnos se
vistieron de amarillo oro, y hasta avellanos y majuelos colaboraban con sus
cambiantes hojas al espectáculo otoñal. Y luego estaba la parte baja del bosque
con los blancos troncos de abedules y hayas, con los marrones oscuro de robles,
y todos recubiertos de esponjoso musgo verde brillante. Una maravilla.
Para mayor disfrute, las sendas estaban alfombradas de hojas y la nieve
había hecho su aparición en los cerros más altos: a partir de unos 2500 m todo
era blanco. ¡Qué contrastes entre las verdes praderas, los amarillos y rojizos
de las hojas, los acantilados calizos blanquecinos y las cumbres nevadas! Todo
ello adobado con el agua cayendo por riachuelos y cascadas.
Tuvimos la surte de coger una casa rural excelente, con baño en cada
habitación y con un salón grande provisto de toda clase de juegos de mesa. Ahí
hubo partidas de canasta, de futbolín y de “las fichas”, mientras tomábamos
infusiones, whiskies y gin-tonics, amenizando unas veladas estupendas.
Todos volvimos con la convicción de que tenemos que volver al Pirineo
en otoño.
BROTO. CASA RURAL O PONTE
EL RÍO ARA ANTES DE LA LLUVIA
EL RÍO ARA DESPUES DE LA LLUVIA
BROTO. CASCADA DE SORROSAL
AINSA
TORLA
PUENTE DE ERETA
BOLTAÑA
DÍA 19 DESDE LA PRADERA DE ORDESA HASTA LAS GRADAS DE SOASO
DIA 20 SARVISÉ, BUESA, PARDIÑA DEL SEÑOR, FANLO
SARVISÉ
BUESA
DIA 21 CAÑÓN DE AÑISCLO
DÍA 22 ORDESA, SENDA DE CAZADORES, FAJA DE PELAY, CASCADA COLA DE CABALLO
DÍA 23 IBON DE PIEDRAFITA
SAN BARTOLOME DE GAVÍN
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