jueves, 26 de mayo de 2016

MIÉRCOLES 25 DE MAYO: FÁBRICA DE CANILLAS, ATALAYA, CERRO VERDE, Pto. HORNILLOS, CRESTA DE LOS CIVILES


Participantes:  9
María Victoria, Luci, Jesús, Antonio Sanchez, Antonio Usieto, Paco Hernando, Miguel Gonzalez, Miguel Angel y Manuel Díez
Distancia recorrida:
27 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
1.760 metros
Altura mínima: 700 metros (Fábrica de la Luz de Canillas de Albaida)
Altura máxima: 1.470 metros (Cresta de los Civiles)
Tipo de recorrido:
Circular.


Desayuno en Caleta. Felicidades a Miguel en su cumpleaños y gracias por la invitación al desayuno.

Habíamos programado una excursión de medio día porque esperábamos a Pedro Aguilar a comer en la Fábrica de la Luz. La idea era subir por la fuente Borriquero a la Atalaya, al Cerro Verde, llegar a Puerto Blanquillo y bajar a la Fábrica. Pedro no pudo venir e iniciamos la ruta propuesta con el fuerte repecho hasta la pista de Canillas-Salares, cerca de la casilla de Buenavista. Un rato de carril y paradita en fuente Borriquero.
La senda a la Atalaya está muy bien y bastante utilizada. Llegados a la cresta alguien dijo que había que subir a la Atalaya. Unos con mochila y otros sin ella todos, excepto Antonio de Fornes, trepamos al nido de águilas de la Atalaya y allí nos solazamos un buen rato con las vistas. Nos animamos teniendo delante todo el panorama de la sierra y puesto que Pedro no venía, alguien dijo de ir por el Hornillo a la cresta de los Civiles. Recogimos la propuesta, unos más alegres que otros, en proporción inversa al conocimiento de la ruta sugerida.
Subimos al Cerro Verde donde esperábamos encontrar a Antonio de Fornes pero se había cansado de estar allí y había continuado. Luego aguardaba en el collado Solapón porque no sabía qué senda tomar.
En un pino sobre Collado Blanquillo paramos al Ángelus. Continuamos luego al collado de las Flores y de él a enfrentarnos con la cuesta del collado de los Hornillos. La subimos bastante bien, con una ligera pájara de Victoria y otros quejándose del calor. Reagrupados volvimos a discutir si ir por los Civiles o por Puerto Llano a la cantera. Se decidió optar por la novedad y nos echamos a la senda con ánimo.
Encima del arroyo Zarzalillo disfrutamos de las vistas, cruzamos el barranquillo erosionado bajo el Lucerillo y de nuevo a regocijarnos con esa sucesión infinita de crestas y valles, al este esta vez, con Venta Panaderos allá abajo. A todos nos gustó el complicadillo paso del barranco y las maravillosas vistas.
Encargamos a las chicas la búsqueda de un buen restaurante. Nos acomodaron a un lado del collado Bartolo, entre rocas y ladera. No es que fuera un sitio excepcional, pero tenía buenas vistas y no había nada mejor porque en esa cresta no hay un palmo llano. Con la debida parsimonia se prepararon las ensaladas de tomate y tropical mientras despachábamos esas cervecitas fresquísimas tan deseadas durante el caluroso trayecto. Luego comenzaron los aperitivos con gambitas, chorizo y cecina, después revuelto de setas, habitas, filetillos, albóndigas, quesos…y qué se yo. Con la tarta de María Victoria, el té de Miguel y los orujos de Manolo ya no llegamos a los bombones de Antonio. Para otro día. En el capítulo de los vinos, un Bancal blanco joven y fresquito que entraba de maravilla y un riojita después.
Pasamos por el collado de los Bojes y emprendimos el descenso casi vertical al cortijo del Mirlo. A esas alturas Trango tenia los pulpejos destrozados. Se le hizo una cura de urgencia pero no hubo manera de sujetarle la protección en las patas.
En el arroyo Zarzalillo nos reagrupamos y refrescamos cabeza, pies y gaznate. Con ese descansito afrontamos el largo carril hasta el comienzo de la loma del Daire, loma que tomamos todos… menos Antonio de Fornes que se había adelantado y tenía el teléfono en modo avión; parece que la azafata se lo había exigido. Luego llamó, le dijimos dónde comenzaba la senda y dio marcha atrás para subir por la loma
de venta de Cándido a los Pradillos y al collado Cávila donde comienza el largo carril que baja a la pista Canillas-Salares. Trango no podía caminar. Decidimos que perro y dueño se quedasen en la unión del carril con la pista mientras el resto bajábamos a la Fábrica y subíamos a recogerles. Bueno, ese procedimiento entre personas ya de cierta edad lleva su buen rato de discusión, entre tanto pasó un todoterreno, paró y recogió a Miguel y a Trango.
El resto del pelotón hicimos el trayecto por la pista al comienzo de la senda. Se nos hizo eterno porque además parte del personal no llevaba agua y tenía la garganta como un estropajo.
Ya en la Fábrica nos resarcimos con holgura del agua que nos había faltado.

Así es cómo de una excursión de medio día salió otra de día y medio que nos hizo llegar a casa más de las 10.


Iniciando la subida desde la Fábrica de la Luz de Canillas de Albaida
En la fuente Borriquero
En el cortafuegos de la Atalaya
Subiendo a la Atalaya, al fondo la Maroma
En la cima de la Atalaya
Bajando de la Atalaya
En el Vértice Geodésico de Cerro Verde
Por la senda del Hornillo
En la Cresta de los Civiles
Las niñas trepando por los Civiles en busca del restaurante
Los vinos, las cervezas en la nevera
El restaurante
Bajando por los Civiles
Momento para hidratarse en el arroyo Zarzalillo
Descanso en la Venta los Pradillos
La larga ruta

No hay comentarios:

Publicar un comentario