Participantes: 7 | Paco R., Jesús C., Rafa, Luis, Manuel D., Ricardo y Jerónimo |
Distancia recorrida: | 16 kilómetros |
Desnivel de subida acumulado: | 960 metros |
Altura mínima: (170 m – Sendero junto a Alhaurín de la Torre) | Altura máxima: (771 m – Calamorro) |
Tipo de recorrido: | Tramos circulares y tramos lineales de ida y vuelta. |
Tipo de camino: | Sendas principalmente y un tramo de carril |
Desayuno en el bar restaurante el Limonar, en Alhaurín de la Torre, con espacio para aparcar. Bastante bueno el pan y el servicio. Un poco menos de 3€/cabeza.
Estamos inmersos en una serie de
frentes lluviosos que están dejando abundante lluvia. ¡Ya era hora de que
lloviera con ganas! Hoy sábado los frentes daban una tregua parcial, porque en
el interior de la provincia llovía, de ahí que buscásemos una rutita costera.
Salimos del aparcamiento del
arroyo Zambrano para entrar en la sendita que va al pie de la sierra en
dirección este, entre las urbanizaciones más altas y la sierra, hasta que
estuvimos bajo los tajos de Jabalcuza. Allí parte una sendita de montañero al
sur, directamente al pico y tajos de Jabalcuza, por las llamadas Escalerillas
de Jabalcuza.
El sendero es muy empinado.
Además, con la lluvia caída, la tierra estaba muy resbaladiza. Había que subir
con precaución. De vez en cuando paramos a tomar aliento y a disfrutar con el
panorama al norte: todo el pueblo de Alhaurín, con su multitud de casitas
blancas, enmarcadas con el verde de jardines y cultivos.
El sendero tiene como dos partes.
La primera, la más baja, sendero de tierra por un lomo hasta los primeros
farallones rocosos. La segunda es trepar por esos farallones salvando las
sucesivas repisas rocosas. A algunos se nos hace más llevadera la segunda parte,
la de las trepadas que la tediosa primera por el sendero.
Esta senda la descubrimos tarde,
hará unos 5-6 años, pero desde entonces se ha vuelto tradicional por el punto
de aventura de las trepadas por las rocas. Sin embargo, en el grupito de hoy
había bastantes que no la conocían. Conforme vas ascendiendo repisas rocosas
vas ganando perspectiva al norte, mientras al este llevamos la loma de Crispín
con su cueva y al oeste la depresión del arroyo Zambrano y al otro lado, más al
oeste, los tajos de Juan Borrico. Un recorrido de innegable belleza.
La mañana había amanecido serena,
sin viento, pero conforme nos acercábamos a la cresta, al Mirador de Jabalcuza,
el viento soplaba más y más. En el Mirador no nos detuvimos porque tiene peores
vistas que la zona de donde veníamos, y pusimos rumbo al Pico Palomas
atravesando la zona del Carrascal, esa zona más o menos llana, de lapiaz, con
matorral de coscoja, difícil de caminar por el piso tan pedregoso.
En el Pico Palomas el viento
soplaba de lo lindo. Tanto que alguno ni siquiera se asomó a él. Del Palomas hay
una sendita que por la Loma del Tajo baja hacia Torremolinos, pero con el
viento preferimos olvidar la loma y fuimos hacia Puerto Canuto. Allí tocaba
tomar la decisión de si bajar hacia Torremolinos por el arroyo de la Higuera
para subir luego a Puerto Blanquillo o continuar por la Sierra Llana de
Torremolinos hacia el Calamorro. La primera opción tenía el inconveniente de
que una vez comenzada había que terminarla completa mientras que la segunda nos
permitía dar la vuelta si veíamos que se hacía tarde. Por eso elegimos la
segunda.
Pasamos por las tapias de los
Corrales del Tío Caliche y agradecimos la protección del viento que nos
brindaron los pinos de la parte alta de Sierra Llana, bajamos a Puerto
Blanquillo y poco más allá hicimos el Ángelus resguardados por los pinos y el
matorral.
Al pasar por el Refugio del Lobo
vimos que daba el solecito y nos protegía del viento, un buen sitio para
almorzar. Seguimos la caminata por los puertos del Viento, Ovejas y Viejo. En
Puerto Viejo nos dividimos: Luis y Jesús regresaron por la sendita traída
mientras que el resto subieron al Calamorro por la senda para bajar por el
carril. Quedamos en vernos en el Refugio para almorzar.
Así, unos de charla tranquila por
la senda y otros con el esfuerzo de la subida al Calamorro proseguimos hasta el
Refugio.
En la pared sur del Refugio, con
unas muy buenas vistas hacia la cañada del Lobo, hacia Torremolinos y hacia el
mar, nos sentamos a comer. Tuvimos gambas, chacina, tomate, aguacate y ensaladilla
rusa de aperitivo. Tortilla, pimientos, quiche, caballa en escabeche y
filetitos tiernos de segundo, y terminamos con queso, melón, naranja, y tarta
de queso de cabra con mermelada de tomate riquísima. Para beber tintos de Rioja, Jumilla
y la Mancha con orujos varios para pasar la tarta. Excelente restaurante,
excelente comida y, sobre todo, excelente compañía.
Teníamos dos alternativas para
volver a los coches: bajar por el arroyo Blanquillo o por el arroyo Zambrano.
La primera lleva aparejado un paseo por las calles de la urbanización
Fuensanguina, por eso la desechamos y decidimos regresar por Sierra Llana a
Puerto Canuto y bajar por el Zambrano atravesando esa feraz vegetación de pino
con lianas de zarzaparrilla y candiles.
Un buen día, con un recorrido
bonito, cortito, asequible, aunque con menos viento lo hubiéramos disfrutado
más.
Voy.
ResponderEliminarMe apunto. Rafa
ResponderEliminarMe apunto, estare en el aparcamiento de Dia
ResponderEliminarPaco Ruíz se apunta.
ResponderEliminarMe apunto
ResponderEliminarLola Valle y Paco Zambrana también iremos.
ResponderEliminarIré. Ricardo
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