Sierra de Alcaparaín y
comida en la Pepa. 19 de abril de 2018.
Participantes: Victoria, Paco, Pepe, Miguel, Juani, Luci, Manu, Manolo
y Jesús a caminar, Pedro, Ricardo y Miguel Arcas a comer
Distancia recorrida: 11 km.
Desnivel acumulado: 660 m.
Desayuno en el bar el Cruce de la carretera de Ardales. Molletes y
rebanadas acompañadas de aceite, mantequilla y mantecas blanca y colorá. Todo
para untar en el pan. Muy buen desayuno, a 2,5€. Felicidades a Victoria y a
Luci, y muchísimas gracias por la invitación al desayuno.
Se programó una ruta corta con la idea de estar a las 2 en Carratraca
para comer en la famosa Pepa. Programar algo cortito y con comida supone doblar
la afluencia. Véanse sino otras crónicas de los jubilados, 4-6 personas.
Acudieron a la cita Juani que había salido escarmentado de la subida a
la Encantada, Miguel que llevaba más de medio año liado con la operación del
menisco y con la boca, y Luci que andaba flojucha últimamente. Los tres decían
que querían probar a caminar y que se volverían si no se encontraban bien. Pero
nada parecido con la realidad. Subieron y bajaron como motos. Están preparados
para cualquier caminata.
Salimos de la balsa contra incendios para subir por el barranco más al
este y vuelta por el del oeste de los dos que forman el arroyo del Conejo. La
subida entre amenas charlas, con alguna paradita para admirar esos hermosos
tajos y el pantano Conde de Guadalhorce; parecía lleno desde la distancia.
Poco antes de llegar al altiplano nos acordamos de la predicción del
tiempo que Pepe lee puntualmente en el desayuno: viento fuerte de hasta 25
km/h. Bastante más de los 25 era el viento que nos azotaba. Bien pertrechados
con los cortavientos proseguimos hacia el tajo de la Canana. En el tajo íbamos
a volar. Hicimos una foto de compromiso, saludamos al castillo del Turón, y
descendimos buscando algún alivio al vendaval. Nos acercamos a la gran grieta
al sur de la Canana, disfrutamos de ella, aunque sin acercarnos a los tajos
porque con el viento era muy peligroso.
Al volver hacia la senda, en un recoveco, protegidos por las encinas,
paramos cinco minutos para tomar alguna fruta y dátiles. Un Ángelus corto
porque nos esperaba la Pepa. La cañada del descenso nos protegió del viento y
como el sol calentaba, hubo que meter a las mochilas los cortavientos. Paramos
de vez en cuando para hacer fotos en este barranco ornado por esas rocas erosionadas
en formas tan curiosas. Según bajábamos vimos una sendita que debía salir de la
casa forestal. Efectivamente, de la parte sur de la casa, junto a unos
eucaliptus, partía una senda llana. Como teníamos tiempo la exploramos. Está
perfectamente construida, con jorfes que la sujetan, aunque en un tajo el jorfe
había caído y había que pasar con cuidado entre la roca y el abismo. La senda llega
al lecho del barranco del descenso, cruza la cresta al sur y entra en el
barranco del ascenso para unirse al carril de subida a unos 720 m de altura. La
senda continúa al otro lado del carril subiendo por el lomo y saliendo a la
senda de subida ya mucho más arriba. Ya conocemos un poco más Alcaparaín.
A las 13,30 llegamos a los coches, algunos se cambiaron de ropa y otros
tal cual bajamos nos metimos en los coches. Aparcamos junto a la entrada
inferior de la fonda de la Pepa y subimos a la casa-fonda. Una casa antigua,
con un montón de cuartos y recovecos, todos llenos de gente. En el segundo
piso, en una mesita redonda y otra ovalada nos acomodaron. Como el menú es fijo
enseguida sacaron dos boles con sopa y con gazpachuelo, y una bandeja con
“paella”. Cambiamos el vino peleón del menú y la gaseosa por un Andresito, D.O.
Sierras de Málaga, bastante bueno. La sopa y el gazpachuelo, ricos, la “paella”
no. Sacaron después los tres segundos del día, albóndigas, carne con tomate y
chorizos, con abundantes patatas fritas y huevos fritos, todo bueno, y luego
flanes, arroz con leche y unas naranjas. Salimos a 15€, con los 50€ extra del
vino incluidos. Una buena comida aunque estuvimos demasiado apretados y el
servicio tardaba. La camarera, subiendo y bajando esas empinadas escaleras hizo
en un rato mucho más ejercicio que nosotros en Alcaparaín en toda la mañana.
Miguel, muchas gracias por habernos hecho conocer este curioso y famoso
restaurante.
INICIANDO LA SUBIDA POR LA PISTA
CAMINANDO EN ALEGRE CHARLA
POR LA SENDA ZIGZAGUEANTE
EL GRUPO EN EL TAJO DE LA CANANA
ADMIRANDO EL PAISAJE CON EL PANTANO AL FONDO
EN LA GRIETA
EN LA BAJADA CON CARRATRACA AL FONDO
EN LA CASA FORESTAL EN RUINAS
POR LA SENDA DE LA CASA FORESTAL
CRUZANDO EL PUENTE RÚSTICO
Coronilla glauca*
Ophrys fusca.
COMIDA Y CAFE EN CASA LA PEPA DE CARRATRACA
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