Participantes: 10
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Ana, Luci, Pili, Fini, Antonio Muñoz, Jerónimo, Paco Ponfe, Paco Ruiz, Jesús y Manuel Díez
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Distancia recorrida:
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Desnivel de subida acumulado:
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Altura mínima: 1.205 metros (Molino Bajo, Área Recreativa Los Castaños)
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Altura máxima: 2.300 metros (Laguna Seca)
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Tipo de recorrido:
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Circular
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Desayuno en la gasolinera de Beas de
Granada. Los de la costa este, muy circunspectos, habíamos pedido media tostada
de pan con aceite, pero llegaron los de la costa oeste y pidieron tostadas
completas con jamón, con tomate y qué se yo cuantas cosas más. Al final no
salimos mal, a unos 3 euros, y además Ana tuvo el detalle de invitarnos
celebrando así su posibilidad de cambio de trabajo. ¡¡¡Muchas gracias!!!
Salimos del área recreativa “Los
Castaños” por encima del arreglado Molino Bajo, entre parcelitas de riego ya
sin cultivo que conservan almendros en los ribazos y, curiosamente, algunos
serbales. Al frente, todo el pinar hacia el que caminábamos y a la derecha los
chopos de la ribera del río Húeneja luciendo su amarillo vestido otoñal. Íbamos
con un poco de prevención por la lluvia que habían anunciado para las 12-14h.
Poco más arriba de la Cerradura terminan
las huertas y comienza el repecho de la Cuesta de la Alpujarra, primero por
carril y luego por un desusado camino de herradura entre el pinar para
desembocar en el collado Arenas. Allí se armó una zapatiesta regular con un
paisano que avisaba de una batida de caza, nosotros que queríamos saber si
caminaríamos seguros, un buscador de setas también dirigiéndose al paisano
airadamente por la falta de señalización, 7 u 8 todoterrenos con los cazadores
llegando a toda pastilla… Calculamos que a la tarde, cuando pasáramos cerca de
donde estaba la batida, ya no quedarían cazadores y proseguimos nuestro camino
dejando allí el follón.
Cerca de la finca del Doctor paramos al
Ángelus y por allí encontramos una buena cosecha de níscalos. No cogimos más
porque el personal se impacientaba diciendo que habíamos venido a caminar, no a
coger setas. Caminábamos por carril y senda llevando alrededor un buen boscaje
de pino y encina, así que según andábamos aún cayó algún que otro níscalo.
Llegamos al refugio del Doctor, con sus puertas y ventanas en perfecto estado,
limpio y con algunos avíos como sal, vinagre, aceite, etc. ¡Qué gusto da ver
que aún existe civismo y guardas que cuidan estos detalles!
Del refugio nos metimos en el piornal,
ascendiendo ya sin senda por la empinada pendiente que lo protege por el oeste,
para luego aprovechar una vaguada y llegar a la parte alta de la hondonada de
Laguna Seca, sin agua, claro, en la divisoria de aguas a la Alpujarra y al
Marquesado. Comenzaron a caer unas chispillas, algunos sacaron el impermeable,
pero enseguida cesaron mientras bajábamos por una pendiente muy abrupta hacia
los peñones de Matías, buscando las zonas con menos piornos y aprovechando las
zigzagueantes sendillas del ganado.
Al abrigo de los peñones hicimos majada.
Habrá que pensar en rebautizar el blog porque no es de recibo que nos llamemos
Vinoteca y de 10 mochilas salgan 2 botellitas de vino. Fue el día de las
tortillas. Casi todo el mundo sacó la suya: unas cuantas de patatas con y sin
cebolla, de espinacas, de atún y de champiñón con espárragos, después del
aperitivo leonés y antes del queso y los dulces. Tés de distintos tipos y
orujos variados pusieron fin a la opípara y alegre comida.
Bajamos a buscar un carril que rodea la
parte alta del valle del Huéneja, entre pinares frondosos y barrancos, algunos
con su chorrillo de agua, contribuyendo al Huéneja. Un recorrido bonito y
alegre hasta un cortafuegos. Allí se acabaron las alegrías y comenzaron los
resbalones y el bajar despacio con los cinco sentidos puestos en los pies.
Largo cortafuegos, pero todo tiene su fin. Éste terminó en un derruido cortijo
encima de donde los barrancos de Dólar, del Diablo y de Sostra se unen para dar
nacimiento al río Húeneja, con una alameda amarillo oro contrastando con el
verde oscuro de los pinares.
Bajamos después a la orilla del Húeneja y
nos quedamos con la boca abierta por la maravilla de los colores de los chopos,
de los cerezos, castaños, serbales, sauces… yendo de los ocres a los rojos,
amarillos y verdes. Y a ese espectáculo visual se unía el auditivo con el
murmullo del riachuelo allí al lado y el caminar por una alfombra de hojas
recién caídas. Una verdadera maravilla que duró más de una hora. Claro, con ese
entorno caminábamos despacio, deleitándonos en los colores mientras la tarde
caía.
Llegamos al coche a las 7.30 ya
anocheciendo pero contentísimos por haber hecho una excursión muy bonita, sin
habernos mojado y con el espectáculo final del Húeneja otoñal. Había merecido
la pena el viaje hasta aquellas lejanas latitudes.
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Inicio en el Molino Bajo
En las primera rampas de subida
Al lado del viejo castaño
Subiendo la cuesta de la Alpujarra
Jesús ha cambiado la libreta de apuntes por la grabadora de voz
El refugio del Doctor
Subiendo desde el refugio hacia la Laguna Seca
Llegando a la Laguna Seca
Bajando de Laguna Seca hacia la Loma de Matías
Comida en el restaurante "Loma de Matías"
Cruzando el barranco del Diablo
Los oteadores
Por el cortafuegos
El Otoño en el río Izfalada o Huéneja
Contemplando un cuadro
Lluvia de hojas
Nepeta nepetella - Hierba gatera
Llegada al oscurecer al Molino Bajo
Estaré esperando a la comitiva de Torre en la gasolinera de Nerja
ResponderEliminarEstaré a las 7 en la plaza de la Axarquía. Si no hay otro transporte, llevaré mi coche
ResponderEliminarPili y Paco se apuntan. Nos vemos en Graná, Saludos. Paco Ponfe.
ResponderEliminarVamos Tere y yo.
ResponderEliminarMe apunto para ir al quinto coño.
ResponderEliminarPaco esto está mas pallá de donde tú dices. Paco Ponfe.
ResponderEliminarEstaré en la plaza. Luci
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