Salida 15 de Junio: Río Chíllar

09:19. Primeros pasos por el lecho del río, tras dejar el carril que desde el Capistrano llega hasta la cantera del Chíllar. Acertada medida la de hacer un aparcamiento en la urbanización y obligar a bajar al río a patita, medida que de nada sirve si dejan la barrera que han instalado subida, como en el día de hoy, con lo que el número de coches que se encontraban a la vuelta en la cantera y alrededores era considerable.

 

10:04. Tras subir por la vereda que parte de la primera presa, llegamos a la balsa de la acequia. Unos 250 metros de desnivel que el sendero salva en poca distancia, que unido al sol de justicia que ya caía a esas horas de la mañana y a un ritmo frenético de subida hizo que llegáramos con la lengua fuera y la camisa empapada.

 

10:08. La acequia estaba a rebosar (gazapo acuático incluido, pues a pesar de que estaba cubierto el borde de la acequia, no era de huevo y pan rallado), tanto que, en un buen tramo, el agua literalmente se salía y teníamos que andar con cuidado para no resbalar.

 

10:55. Poco a poco (bueno, no tan poco a poco, que ni tiempo casi de hacer fotos daba) íbamos avanzando por la acequia, bajo la sombra de los pinos y de la misma montaña.

 

11:05. Hasta llegar al Tajo de las Palomas, donde el sendero se asoma al vacío pero donde han colocado unos alambres con unos postes que alivian la sensación de vértigo.

 

12:19. Después de llegar a la Casa de la Presa, ahora derruida, continuamos río arriba, con los pies ya mojados y con la alegría de sentir el frescor del agua.

 

12:24. Y, de vez en cuando, alguna parada para resfrescarnos, pues el calor apretaba ya de lo lindo.

 

12:35. Tras pasar por una zona más ancha del río y donde la vereda se pierde y se bifurca y "trifurca", volvemos a entrar en una parte donde las paredes se empinan y el cauce se estrecha y donde parece que los pinos escalan. A partir de esta zona son muchos los árboles muertos que tenemos que sortear, caídos sobre el lecho del río tras la riada del año 2006.

 

13:03. Pasamos por el que yo llamo "Cahorro de los culantrillos", un rezumadero donde el agua chorrea desde una altura de unos diez metros, cayendo en cientos de gotas desde los helechos, hasta llegar a la Cascada del Cahorro del Imán, donde Paco sube y recoge la cuerda que Fali le lanza para que, con más o menos trabajo, subamos los demás.

 

13:06. Sube Fali, cayéndole todo el chorro de agua en la cara.

 

13:08. Los demás lo pensamos. Le damos vuelta, a los palos, a las piedras, a la cuerda, a poner un anclaje o dos, por aquí... por allí. Antonio sube. Subo yo. También Ricardo, Enrique y Manuel.

 

13:20. Y Lola lo hace a medio camino para la foto. Se queda con Luci que no va a subir. Ana, a pesar de las heridas de guerra urbana, sube.

 

14:01. Ricardo llega a los paredones que cierran la cascada del Cahorro de las Palomas, sin saber que atrás Fali se ha clavado la astilla de una rama en el lateral del ojo. Algunos nos volvemos para atrás. Otros se acercan a la cascada para avisar a Ricardo.

Deciden que cuanto antes marchen para Nerja para poder sacarle la astilla mejor. Antonio y Fali emprenden la vuelta. (Por suerte, en el Hospital de Vélez logran sacarle la astilla, le limpian la herida, la desinfectan y lo mandan para casa. Después de hablar con él por teléfono, parece que está bien, sin ningún daño grave, de lo que nos alegramos enormemente).

 

14:15. En la Cascada del Cahorro de las Palomas, una ducha para mitigar el calor del mediodía.

 

14:35. El vino se mantiene fresco a la espera de la llegada del resto del grupo. Sobre las tres menos diez empezamos a comer. El primer brindis por Fali, esperando que lo del ojo no sea nada grave.

La comida y la bebida como siempre, variada, exquisita, excesiva a veces, pantagruélica, siempre alegre pero hoy con ese puntinto triste que nos ha dejado el accidente de Fali.

 

16:15. Ya con las mochilas recogidas y esperando a que bajaran unos "muchachos" que habían subido para quitar las cuerdas, nos hacemos esta foto de grupo en la que Luci no se está quieta. ¡Mira que le dije que estaba a baja velocidad! Pero es que tiene un nervio...

 

16:36 Avanzamos entre altos paredones todavía con el calor de media tarde. Alguien, no sé quien, descubre algo entre las piedras, al borde del río.

 

16:40 Una víbora se resfresca en la orilla, a la espera supongo de alguna presa que echarse a la boca. Según la Wikipedia, "la víbora hocicuda o víbora de Lataste (Vipera latasti o Vipera latastei) es una especie de víbora presente en la Península Ibérica y en el norte del Magreb. Puede alcanzar los 70 cm de longitud. Es la víbora más frecuente en la Península Ibérica, abarca todo el territorio a excepción del extremo norte y los Pirineos. Es la que cuenta con el veneno menos tóxico de las tres presentes en España, y aunque su mordedura no es mortal, se precisa de asistencia sanitaria para un tratamiento adecuado, y si fuese realmente necesario, la aplicación de un suero antiofídico."

16:49. Continuamos río abajo, imponiendo una marcha rápida. Se hace algo tarde y si queremos darnos algún chapuzón en las pozas que vayamos encontrando, tenemos que acelerar el paso. El Almendrón, allá arriba, vigila nuestro caminar.
 

17:31. La cascada de la presa, un buen sitio para darse un refrescón.

 

18:01. Seguimos río abajo, ya en sombra casi permenente. El sol va cayendo, y una brisa suave, fresca, inunda estos barrancos.

 

18:11. Y este año, el agua cae y se derrama alegre por entre las piedras que intentan cerrar el cauce. Mayo ha sido seco; Junio, también. Pero estas sierras se han colmado con las lluvias de los pasados meses y durante todo el verano irá vaciándose a la espera de un nuevo otoño.

 

18:25. En este tramo, el río se vuelve más salvaje, salta, brinca y nos hace a nosotros imitarlo, siguiendo su camino de agua.

 

18:32. Y entramos en una nueva poza, algo más profunda y ancha, propia para hacer el ganso un poco, o el pato o la rana o el tritón... ¿y por qué no la sirena?

 

18:55. El río se va quedando solo.

Agua de tarde

entre barrancos rompe

la soledad del silencio.

 

19:16. Oscurece. El primer cahorro llama la atención de Ana. Es la primera vez que por aquí pasa.

 

19:27. ¡Quietos! En el segundo cahorro se ha hecho de noche, aunque no lo parezca.

 

19:28. ¡En marcha! Los cuerpos en movimiento se funden con el agua.

 

19:34. Entre las cañas salimos. El río poco a poco se abre y hace más fácil su caminar.

 

19:39. Última sorpresa del día. La cascada que cae de la acequia está como nunca la habíamos visto. A pesar de la hora y del fresco que ya corría, algunos y algunas valientes se atreven a imitar a aquella de un antiguo anuncio de gel, eso sí, hoy más recatados.

 

20:06. Y para acabar este rollo de crónica, una de "margaritas" como diría nuestro amigo Manuel, la Ageratina adenophora, espumilla para los mortales, planta de origen mexicano que se ha naturalizado en nuestra tierra y que la podemos encontrar en lugares húmedos y cerca de corrientes de agua.

 

¡Ah! Se me olvidaba, unos treinta kilómetros recorridos y un desnivel de unos setecientos metros.

 

Y para que conste, no firmo la presente, en algún lugar de Málaga en tres días de Junio del año en curso.