Participantes: 7 | Tere, Jerónimo, Germán, Miguel de Alhaurín y Ricardo
todo el día, y Lily y Jesús sólo hasta mediodía |
Distancia recorrida: | 20,2 kilómetros |
Desnivel de subida acumulado: | 985 metros |
Altura mínima: ( 500 m – Aldea del Acebuchal) | Altura máxima: (1308 m – Cerro próximo al Pto. de Frigiliana) |
Tipo de recorrido: | Lineal de ida y vuelta, con un ramal hacia Venta Panaderos |
Tipo de camino: | Veredas y carriles. |
Desayuno en la gasolinera de Nerja. Venimos aquí porque está muy bien situada, pero tienen mal pan, es caro y algunos camareros, como el que nos tocó, desagradables. Como para no volver. Tenemos que agradecer a Miguel su invitación por doble motivo: por su nieto casi recién nacido y por su santo. ¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!! Además, Tere y Jerónimo también estaban dispuestos a invitar por su aniversario de boda. Unos días tanto y otros tan poco.
El desayuno nos gusta a todos y
todos disfrutamos de la charla y la compañía. Eso conlleva tiempo. Después la
preparación de botas y mochilas al llegar al punto de partida… en fin, que a
las 9 partíamos del Acebuchal por el arroyo homónimo, dispuestos a gozar de un
día de naturaleza.
Como el piso del arroyo es
arenoso no hay que dedicar demasiada atención a donde pones los pies, dejando
la atención libre para dedicarla a la charla o a la contemplación de ese tupido
bosque de pino carrasco. Hacia la mitad del arroyo sale una senda a la derecha,
al carril que va a venta Cebollero. Ese es el recorrido “oficial”, pero desde
hace tiempo nadie o muy pocos lo siguen a pesar que hay un cartel indicando que
si se sigue de frente se entra en Propiedad Privada. Nosotros seguimos por el
arroyo porque la vegetación es mucho más atractiva que la subida al carril.
Pasamos de largo en venta
Cebollero dejando el carril y siguiendo por el lecho del arroyo. Dejamos a la
derecha la senda al cortijo de Calixto y, poco más allá, a la izquierda, la
senda hacia cerro Panizo, para proseguir por el lecho del arroyo Cebollero que
nos subió al collado de Puerto Blanquillo donde paramos unos minutos, nos
reagrupamos y disfrutamos del agreste panorama de los cerros Lucero y Cisne con
el valle del Higuerón y sus tributarios allá abajo.
Emprendimos la segunda parte de
la ruta por el carril a Venta Panaderos, con el sol sobre nuestras cabezas,
menos mal que venía un vientecillo de levante fresquito que nos ayudó por ese
carril mayormente llano. Dejamos a la izquierda la cruz de Simón y los restos
de la venta Camila. El principio de la senda al collado de los Civiles, otras
veces señalado con un hito de piedras, estaba sin señalización alguna; y más
vale así porque la senda está intransitable. Poco se cuidan las sendas en este
parque natural, e incluso los carriles como el que transitábamos tenía un par
de pinos secos cruzados en él cerrando el paso.
Tanto el barranco Bartolo como el
del Atajo traían su buen chorro de agua a pesar de la sequía. Estas dolomías
son una esponja inagotable. Y pasado el del Atajo tomamos a la izquierda la
senda al puerto de Frigiliana que sería la tercera fase del recorrido. A la
sombra de los pinos resineros y con el murmullo del agua del arroyo recorrimos
la empinada primera parte de la senda hasta el desvío a venta Panaderos.
En el cauce del arroyo del Atajo hicimos el Ángelus con las consabidas pasas y frutos secos, y con la novedad de las acerolas de Ricardo. Allí nos separamos. Lily y Jesús volvieron al Acebuchal mientras el resto siguieron hacia el puerto de Frigiliana.