martes, 24 de septiembre de 2024

28 de septiembre: Acebuchal - Pto. de Frigiliana

Participantes: 7
Tere, Jerónimo, Germán, Miguel de Alhaurín y Ricardo todo el día, y Lily y Jesús sólo hasta mediodía
Distancia recorrida:
20,2 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
985 metros
Altura mínima: ( 500 m – Aldea del Acebuchal)
Altura máxima: (1308 m – Cerro próximo al Pto. de Frigiliana)
Tipo de recorrido:
Lineal de ida y vuelta, con un ramal hacia Venta Panaderos
Tipo de camino:
Veredas y carriles.

Desayuno en la gasolinera de Nerja. Venimos aquí porque está muy bien situada, pero tienen mal pan, es caro y algunos camareros, como el que nos tocó, desagradables. Como para no volver. Tenemos que agradecer a Miguel su invitación por doble motivo: por su nieto casi recién nacido y por su santo. ¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!! Además, Tere y Jerónimo también estaban dispuestos a invitar por su aniversario de boda. Unos días tanto y otros tan poco.

El desayuno nos gusta a todos y todos disfrutamos de la charla y la compañía. Eso conlleva tiempo. Después la preparación de botas y mochilas al llegar al punto de partida… en fin, que a las 9 partíamos del Acebuchal por el arroyo homónimo, dispuestos a gozar de un día de naturaleza.

Como el piso del arroyo es arenoso no hay que dedicar demasiada atención a donde pones los pies, dejando la atención libre para dedicarla a la charla o a la contemplación de ese tupido bosque de pino carrasco. Hacia la mitad del arroyo sale una senda a la derecha, al carril que va a venta Cebollero. Ese es el recorrido “oficial”, pero desde hace tiempo nadie o muy pocos lo siguen a pesar que hay un cartel indicando que si se sigue de frente se entra en Propiedad Privada. Nosotros seguimos por el arroyo porque la vegetación es mucho más atractiva que la subida al carril.

Pasamos de largo en venta Cebollero dejando el carril y siguiendo por el lecho del arroyo. Dejamos a la derecha la senda al cortijo de Calixto y, poco más allá, a la izquierda, la senda hacia cerro Panizo, para proseguir por el lecho del arroyo Cebollero que nos subió al collado de Puerto Blanquillo donde paramos unos minutos, nos reagrupamos y disfrutamos del agreste panorama de los cerros Lucero y Cisne con el valle del Higuerón y sus tributarios allá abajo.

Emprendimos la segunda parte de la ruta por el carril a Venta Panaderos, con el sol sobre nuestras cabezas, menos mal que venía un vientecillo de levante fresquito que nos ayudó por ese carril mayormente llano. Dejamos a la izquierda la cruz de Simón y los restos de la venta Camila. El principio de la senda al collado de los Civiles, otras veces señalado con un hito de piedras, estaba sin señalización alguna; y más vale así porque la senda está intransitable. Poco se cuidan las sendas en este parque natural, e incluso los carriles como el que transitábamos tenía un par de pinos secos cruzados en él cerrando el paso.

Tanto el barranco Bartolo como el del Atajo traían su buen chorro de agua a pesar de la sequía. Estas dolomías son una esponja inagotable. Y pasado el del Atajo tomamos a la izquierda la senda al puerto de Frigiliana que sería la tercera fase del recorrido. A la sombra de los pinos resineros y con el murmullo del agua del arroyo recorrimos la empinada primera parte de la senda hasta el desvío a venta Panaderos.

En el cauce del arroyo del Atajo hicimos el Ángelus con las consabidas pasas y frutos secos, y con la novedad de las acerolas de Ricardo. Allí nos separamos. Lily y Jesús volvieron al Acebuchal mientras el resto siguieron hacia el puerto de Frigiliana.

Dejamos el desvío a Venta Panaderos atrás y la senda nos subió a la cresta desde donde contemplábamos boquiabiertos -sobre todo aquellos que hacían esta ruta por primera vez- los viejos pinos resineros encaramados en lugares imposibles. Pasamos al Barranco de las Angustias en cuya cañada, triste y sin agua, languidece la fuente del mismo nombre. Y seguimos subiendo, y en un estrecho paso, en otra zona de cresta, quedan las ruinas de la venta de las Angustias, apenas unos muros que en su tiempo verían pasar arrieros, estraperlistas, maquis y fuerzas del orden en un camino muy transitado que hoy apenas visitan algunos caminantes más o menos solitarios.

Un vallecillo estrecho y sumamente blanco, de purísima dolomía, nos anuncia la llegada al Pto. de Frigiliana. Desde aquí, el Cerro de los Machos parecía estar a tiro de piedra, pero los 300 metros de desnivel positivo que nos separaban nos hizo pensar que fácilmente podríamos tardar dos horas entre subir y bajar, que era tarde y que era preferible dejarlo para un mejor momento. 

Por la vereda que partiendo del Puerto rodea el Lucero ascendimos hasta un cerrillo cercano sobre el Barranco de los Caracolillos  con impresionantes vistas a las laderas del Raspón de los Moriscos y allí nos hicimos la foto de grupo para bajar decididos a almorzar en la Venta Panaderos.

Y allí nos sentamos a comer -eran cerca de las tres y había hambre-, no junto a sus soleadas ruinas sino bajo unos pinos enormes, en un rellanillo al este de esas piedras, testigos mudos de tiempos distintos, no mejores. No era un lugar con excelentes vistas pero sí el más cómodo y fresco. Y así fueron saliendo de las mochilas, con más o menos orden pero sin pausa,  jamones y langostinos, mejillones y salchichón, ensaladilla de papas y boquerones en vinagre, carne en salsa de mostaza,  quesos  de Alhama y Menorca y de postre, unas batatas en almíbar con canela y clavo, todo regado con vinos de Rioja y Cariñena y un té verde con hierbabuena.

Tras el pantagrúrico ágape nos quedaba desandar el camino hasta donde los coches esperaban. 

Un día estupendo, soleado pero fresco en general, con algunas nubes a partir del mediodía que el viento de levante se encargó de traer. Allí quedaron las palabras, disensos y consensos que el devenir de las horas y la compañía trajo. No fue un caminar silencioso ni falta que hacía. ¡La que liaste, perrito!

Por el Barranco del Acebuchal

Dittrichia viscosa - Altabaca

Por la Venta Cebollero

En Pto. Blanquillo

Carrileando un rato

con vistas al Lucero

y la Cresta de los Civiles

que se muestra quebrada como lomo de dragón

Esos viejos pinos resineros

sobrevivientes de incendios pasados

encaramados en lugares imposibles

Imponente

y altivo

el Lucero se muestra

como el señor de estos pagos

por los que serpentea un blanco y estrecho sendero

de increíbles vistas

Un tramo del camino

que las piedras han borrado

Pasando junto a las ruinas de la Venta de las Angustias

Pinos de caprichosas formas

para admirar en panorámica

o en primer plano

Un suelo muy particular

el de las blancas dolomías

del Pto. de Frigiliana

Pino inclinado con vistas al Lucero o Raspón de los Moriscos

El Cerro de los Machos queda atrás

Panorámica hacia el Bco. de los Caracolillos y el Lucero

Foto de grupo

Decididamente hacia bajo

Queda el Cerro de los Machos para otra ocasión

Y en la bajada, de nuevo disfrutar

de tajos y pinos

de pinos y tajos

en cada revuelta del camino

Venta Panaderos

donde reposan los vinos

y el Cisne vigila

Senecio malacitanus

Tres y el Cisne

Dianthus malacitanus - Clavellina

Mapa de la ruta


miércoles, 18 de septiembre de 2024

21 de setiembre: Sierra de las Nieves

Participantes: 7
Jesús C., Tere, Paco Z. Mª José, Germán, Manuel D. y Jerónimo
Distancia recorrida:
16,5 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
880 metros
Altura mínima: ( 730 m – Campo de fútbol de Yunquera)
Altura máxima: (1240 m – Pto. de las Camaretas)
Tipo de recorrido:
Un tramo circular y otro lineal de ida y vuelta.
Tipo de camino:
Veredas, carriles y un tramo por una vereda perdida entre el matorral.

Desayuno en el bar Sierra de las Nieves de Yunquera. Desde que cerraron el bar Quini hemos recalado aquí. Buenos molletes con aceite, tomate y algunos con jamón. A 3€. Todos seguimos recordando el bar Quini y dio la casualidad que en el bar del desayuno estaba el dueño del Quini y en el campo de fútbol vimos a Mari Carmen que volvía de su paseo con el perro.

Bienvenida María José. Hacía tiempo que no caminabas con el grupo. No dejes las buenas costumbres.

Salimos del campo de fútbol por el carril de la Cámara, entre olivares y viñedos plantados en pequeños bancalillos sujetos por albarradas de piedra, aprovechando cualquier resquicio entre las rocas.

Del collado de la Cámara bajamos a tomar la senda por la cañada del Puerto del Saucillo, caminando bajo el bosque de pino carrasco, en una mañana que no se necesitaba la protección del bosque porque las nubes ocultaban el sol. A la mediación del camino por la cañada, la cañada se divide, un ramal a la izquierda, sur, que es por donde viene la cañada desde debajo del puerto del Saucillo y es la que debe ser la cañada del puerto del Saucillo, y otro ramal enfrente, al oeste, la que tomamos, que en los mapas continúa con la denominación cañada del puerto del Saucillo que debe ser errónea.

La senda se convierte en carrilillo poco antes de terminar en la pista de la Cueva del Agua. En la pista descansamos unos minutos para continuar por ella, hacia arriba, suroeste, para dejarla enseguida y entrar en la senda a Huarte a la derecha.

La senda rodea el cerro de las Palomas, disfrutando del panorama de esa preciosa serranía llena de cañadas y crestas cubierta aquí de pinar de pino carrasco y resinero. Cruzamos primero la cañadita que viene de la cueva del Agua y poco más adelante la gran cañada de la Cuesta de los Hornillos, para subir al puerto de Huarte. En él, bajo el cerro de la Cruz, dando vista a la cañada de la Encina y al cortijo de Huarte coronado por el pico del Jarro y los torreones del Filar de los Ermitaños, hicimos la paradita del Ángelus.

En la casa de Huarte esperábamos coger hojas de laurel (Jerónimo) e higos (todos) además de refrescarnos con el agua de la fuente pues las nubes habían dejado al sol que calentaba bien. Jerónimo cogió sus hojas, higos no había ni uno y la fuente detrás del cortijo estaba seca. Pasamos pues rápidamente por el cortijo y poco más adelante Jesús propuso subir desde allí al puerto de las Camaretas cruzando la cañada de la Encina.

Se aceptó la idea en mala hora. La higuera de la cañada de la Encina tampoco tenía higos, aunque la fuente de los Algarabeos echaba su chorrito de agua aprovechada por algunos. Nos enfrentamos a la ladera que sube a las Camaretas con una senda irreconocible y un espeso matorral de aulaga, romero y matagallo. Jerónimo abría el grupo buscando por donde pasar con menor daño, Germán también abrió brecha en otras ocasiones y Manolo, Paco y Jesús también participaron en la imposible tarea de buscar vestigios de senda.

A muy duras penas seguimos hacia arriba, encontramos traza de senda que de nuevo se perdió y finalmente llegamos al llano y puerto de las Camaretas. Total, 1 h 15’ para cubrir 1,2 km y 200 m de desnivel dejándonos la piel de las piernas. Curiosamente, cuando se pone la ruta seguida en el mapa de Base Camp, habíamos seguido con mucha precisión la vieja senda de la fuente de los Algarabeos al puerto de las Camaretas, o sea que habíamos subido por la mejor de las alternativas.

La senda baja desde el puerto de las Camaretas a la cañada de la Cuesta de los Hornillos donde paramos al almuerzo. Excelente almuerzo, como siempre: langostinos, gambas, chacina, aguacate, y sobrasada mallorquina para abrir boca con un rosado de Cádiz; alcachofas mallorquinas deliciosas, escalivada con melva, caballa con pimientos, pinchitos de pollo, filetillos tiernos y lomo con ajitos; para beber dos tintos de Ribera y del Bierzo, ambos fresquitos, quesos varios, tarta de queso y mango, orujos y té. Con este festín olvidamos el calvario de la subida a Camaretas.

Continuamos hacia la cueva del Agua por la Roaera de La Manchón bajo el tajo de la Alberca, una subidilla algo complicada que después de lo que llevábamos nos pareció autopista, y seguimos hacia el noreste. Pasamos por la fuente de la Chaparrera, seca, como casi siempre y llegamos a la cueva del Agua donde había una concentración de personal del Infoca con un camión-bomba y un todoterreno. Charlamos un poco con ellos y seguimos nuestra pista hacia abajo.

Tomamos luego la cañada hacia la del puerto del Saucillo y sin más llegamos al aparcamiento del campo de fútbol.

Día excelente para caminar, nublado, con buena temperatura al principio del día. Con sol, pero sin calor, después.

Con muchas más nubes que claros

salimos de Yunquera

hacia el Collado de la Cámara

desde el que se abre la vista hacia los pinares del Barranco del Arca

con castaños llenos de erizos en algunos cerros junto al camino

Entrando en el pinar

con alguna cornicabra con las agallas que le dan el nombre

El camino atraviesa un espeso pinar

donde apenas entra la luz del sol

Por el sendero que se dirige a Los Sauces

Pinares y pinsapos en la Cañada de los Hornillos

En esta época escasean las flores; las del torvisco -Dafne gnidium- son de las pocas que están en plena floración

El pequeño pinsapar de Huarte

Pasando junto al cortijo con su laurel en la puerta y cerezos en los bancales

Fuente de los Algarabeos con su chorrillo de agua

Abandonando la fuente y la Cañada de la Encina

para ir subiendo entre pinsapos y pinos

por un matorral espeso

de jaras, romeros, salvias...

y armadas aulagas de más de un metro

Colchicum montanum - Quitameriendas

Dejando -o casi- las aulagas atrás

Vistas al Pinsapar de Cubero

Llegando al Pto. de las Camaretas

donde algunos pinsapos muestran sus conos -pichas de fraile-

Panorámica del Pinsapar de la Cañada de los Hornillos

Bajando del Pto. de las Camaretas con el cerro homónimo al fondo

Bajo el Tajo de la Alberca 

el camino serpentea por la umbría del pinsapar

y allí ponemos los vinos

y nosotros mismos para dar cuenta de ellos, de muchas cosas más

y de algún postre al que hoy no le pongo pegas

Tras la comida y una pequeña siesta "amenizada" por conversaciones de sobremesa

afrontamos la subida por la Roaera de La Manchón

entre pinsapos jóvenes

ç
y alguno más viejo

que va dando entrada a un espeso pinar

Frutos del mostajo - Sorbus aria-

junto a la Cueva del Agua

Flores masculinas y algún cono en los cedros

Por el carril de la Cueva del Agua

Siluetas evanescentes por el Barranco del Arca

Las nubes han dado paso y vistas a las cumbres más altas de la sierra

Yunquera, Coín, Alhaurín el Grande y la Sierra de Mijas

Prospero autumnale - Escila de otoño, otra a la que han cambiado el nombre

Mapa de la ruta