Participantes: 11 | Paco P., Pilar, Jesús R., Tere, Lily, Carlos, Jesús C., Germán, Manuel D., Ricardo y Jerónimo |
Distancia recorrida: | 20 kilómetros |
Desnivel de subida acumulado: | 1.230 metros |
Altura mínima: ( 1075 m – Naves ganaderas en Játar) | Altura máxima: (1779 m – Lucero) |
Tipo de recorrido: | Dos tramos lineales de ida y vuelta y una parte circular. |
Tipo de camino: | Carriles de tierra y veredas. |
Desayuno en la Churrería de Alhama. Churros y pan con tomate, jamón y aceite. Ricardo tuvo a bien invitarnos por su cumpleaños. ¡¡¡FELICIDADES RICARDO!!!
Partimos
del polígono ganadero de Játar, donde Paco rescató a un corderillo recién
nacido que había escapado de la nave donde se oían los balidos de las ovejas.
Se comentó si llevárnoslo para asarlo, pero era tan joven, tan chico, que se
decidió devolverlo al corral.
Parte
el recorrido por un carril que ha sustituido en este primer tramo a la antigua
vereda de Játar a Cómpeta. Afortunadamente, aún se han conservado trozos de
vereda que va más llana que el carril. A la izquierda la casa del Linarejo y
cerca de ella la cueva del Linarejo por donde sale una alfaguara en temporadas
de mucha lluvia.
El
carrilillo termina en las Hacenicas. Desde allí la senda toma dirección sur,
ascendiendo con suavidad por la ladera de la sierra de Játar, entre pino
resinero y sabinas. A la izquierda, el cerro de las Buitreras cortado por la
pista de la Resinera a la cantera del Puerto de Cómpeta, y más allá los cerros
de la Mota y Lucero sobresaliendo, nuestro objetivo recortado contra el azul
del cielo.
Al
cruzar el barranco de las Cuevas de Ocaña hay una veredilla y un indicador
hacia la sierra de Játar. No hemos hecho esta veredilla porque la sierra de
Jatar, por arriba, sin sendas y sin árboles, es muy poco atractiva.
En
la cuesta de la Novia el grupo de caminantes se estiró para volver a
reagruparse en el mirador de la Cruz del Puerto y bajar reunidos hacia la Venta
López. La fuente de la Teja, antes de la venta, se ha convertido en un
rezumadero con un poquito de agua, pero sin chorro de teja donde aprovechar el
agua.
La
venta López siempre sorprende por sus alrededores relativamente llanos, con sus
tierras de labor y a pesar de ser finales de mayo, con la hierba aún verde y llena
de flores. Conserva muy bien la era, porque las paredes cada vez están más
derruidas.
El
barranco de la Fuente del Chortal traía un buen chorro de agua que se cruza sin
problemas por las piedras del cauce.
En
la venta López se dejan las dolomías para entrar en las pizarras, con tierra
negruzca, fértil. La vegetación acusa este cambio tornándose más feraz, los
rosales con sus rosas blanquecinas, las campánulas azules en plena floración,
las mariposas revoloteando por doquier, los pinos de buen porte. El agua obra
milagros.
Al
llegar al cauce del Añales dudamos entre seguir el carril al sur u cruzar el
arroyo. Los tracks indicaban que para subir a la loma de las Vacas debíamos
tomar el carril y cruzar el arroyo más arriba. La subidita a la loma de las
Vacas se las trae. Se hace a la sombra del tupido pinar, con hierba verde por
abajo, pero el desnivel es fuerte y de nuevo el grupo se dividió. Al llegar al
carril que va por lo alto de la loma nos reagrupamos para hacer el descansito
del Ángelus.
La
senda desde la cresta de la loma de las Vacas hacia fuente Barrera se ha puesto
difícil por la vegetación que la está cegando y por el agua que la está
abarrancando. No obstante, hay que soportar esta inclemencia durante 150 m
porque el carril da una vuelta de más de 1 km. Atajamos por el depósito de agua
contra incendios, luchando un poco con las aulagas, para bajar después por el
carril de la cantera a la Resinera, un trecho, hasta la salida de la senda al
Lucero. Lily y Pilar avisaron de que ellas subirían despacio, sin intención de
ir al Lucero, y que esperarían al grupo en Puerto Llano.
Con
el sol sobre nuestras cabezas iniciamos la sendita al Lucero por las lomas de
la Mota, bajo los cerros de Rajas Negras y Catite. Se agradecía el vientecillo
que de vez en cuando nos refrescaba.
En
el collado de la Perdiz, bajo el cerro de la Mota, la parada es obligada porque
bajo los añosos pinos aparece el altivo Lucero con toda su majestuosidad. Es la
mejor vista del Lucero de todas las posibles.
Y
aquí llegó la hora de la verdad, la subida desde Puerto Llano al impresionante
Lucero 260 m por encima de nuestras cabezas. Tere, y los Jesuses renunciaron a
la subida y quedaron esperando a Pilar y Lily. Acordamos ir a comer al collado
Cácines, que los fuertes del grupo subieran y bajaran, y mientras los débiles
iríamos a Cácines con tranquilidad.
Desde
el puerto de la Perdiz, al fresquito, bajo la sombra de los pinos, vimos cómo
las figuras de los caminantes se iban empequeñeciendo según se alejaban
subiendo, bajo el sol de justicia de las dos de la tarde.
El
grupo de los débiles, cuando vimos a esas figuritas cerca de la cumbre del
Lucero, iniciamos nuestra tranquila bajada al collado de Cácines, entre el
bosque. En el hermoso pino que señala la conjunción de senda y carril tomamos
posiciones para la comida. Cuando llegó el grupo de los fuertes ya estábamos
cansados de esperar. Y llegaron bastante tocados. La subida al Lucero y el
recorrido hasta el collado donde les aguardábamos, que hicieron deprisa, les
pasó factura. Llegaron sedientos y con ganas de sentarse, así que la primera
cervecita fresca les supo a gloria.
Tuvimos
aperitivos de jamón, chacina, guisantes, y boquerones en vinagre por duplicado.
Después tortilla de habas, albóndigas, carne con champiñones, filetillos
tiernos y pimientos asados. Un lujo de comida que terminó con tres tipos de
queso. Quedaba el dulce final: tarta de queso y albaricoque, muy rica, con ese
puntito ácido del albaricoque. Sobró vino. Tomamos Campo de Borja, Cariñena y
Bierzo y quedó una en la reserva. El té y los orujos sirvieron para desatar la
lengua en la sobremesa.
Del
collado Cácines seguimos el carrilillo que va por la rambla Mota hasta
desembocar en el carril de la cantera a la Resinera. Dejamos el carril por otro
de menor rango hacia el arroyo Añales, más o menos protegidos por la sombra del
pinar. Cruzamos el Añales y en el arroyo de la Fuente del Chortal hubo remojón
de cabezas, abrevamos su fresca agua, se rellenaron botellas y Ricardo quedó
esperando que pasásemos para darse un chapuzón.
Con
el refrescón del agua cogimos fuerzas para atacar la cuesta al mirador de la
Cruz del Puerto y allí, a la sombra del talud, nos reagrupamos. Lo que quedaba
era cuesta abajo y además la sombra de la sierra de Játar nos hacía más
llevadera la senda hasta casi las naves ganaderas.
Ruta muy bonita, en un día sereno, con demasiado calor para caminar y un poco larga, sobre todo por el esfuerzo de la subida al Lucero.
Me apunto. Estaré en el antiguo aparcamiento del Día a la hora convenida.
ResponderEliminarNos apuntamos Tere y yo.
ResponderEliminarMe apunto, estaré en el aparcamiento del antiguo Dia
ResponderEliminarVoy. Con coche.
ResponderEliminarPaco Jesús y Pili.... Vamos
ResponderEliminarUna pregunta : no queda muy retirado de nuestra ruta el sitio para desayunar? Porque no en Alhama?
ResponderEliminarPilla de camino también pero por la otra carretera de Alhama, pero no hay problema supongo por cambiar el desayuno a Alhama. Miro si abren a las ocho y lo cambio.
ResponderEliminarLily se apunta. Carlos, tú dices donde.
ResponderEliminarJesús se apunta. A las 7,15 en la panadería Ortíz
ResponderEliminarContad conmigo. Ricardo
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