jueves, 26 de mayo de 2022

Despedida a Luci

Te uniste al grupo de la Vinoteca un otoño, después de que el tramo que hiciste del Camino de Santiago aquel verano, despertase tu afición por caminar.

Quizá al principio te costó adaptarte a las costumbres y usos de la Vinoteca. Si fue así no lo dejaste traslucir porque cada sábado salías contenta con el grupo a la ruta propuesta. Le diste vivacidad al grupo con tu inquietud, con tu movimiento, siempre aceptando las rutas sin protestar, aunque resultasen duras. Animaste nuestras comidas con esos tremendos, exquisitos flanes, acompañados a veces de melocotones en almíbar, tan grandes, ¿dónde los encontrabas? Tus flanes eran épicos y han quedado en la memoria del grupo. También tu magnanimidad y apertura al ofrecernos tu casa para las celebraciones del grupo; ¡qué bien lo hemos pasado en tu campo!

Por medio del grupo, en el viaje a Mallorca, tuviste la suerte de encontrar a Manu. Al poco tiempo ya teníamos un miembro más en la Vinoteca, Manu, tranquilo, sosegado, bonachón, que contrastaba con tu carácter bullicioso, nervioso, diligente. Os complementabais bien.

Durante muchos años hemos disfrutado de vuestra compañía, en el esfuerzo de las cuestas, en la tranquilidad de los llanos, en el riesgo de pasos difíciles, en la alegría de las comidas, en la convivencia de los viajes… Ahora nos dejas, Luci, y contigo te llevas también a Manu. No cabe duda de que dejáis un hueco en la Vinoteca y en los corazones de cada uno de sus componentes. Os echaremos mucho de menos, os recordaremos y os añoraremos.

P.D. : Manu, no hace falta decir que si algún día añoras la luz del sur, nuestros brazos seguirán abiertos.

Una de sus primeras salidas con el grupo, en el Navachica, allá por noviembre de 2011



Gamberreando




Una de sus pasiones: recoger... cualquier cosa... setas, espárragos, madroños...

Su famoso flan de no sé cuántos huevos y melocotones XL



En uno de sus lugares preferidos, la Sierra de las Nieves

y en otro al que nunca faltaba, los castañares del Genal




Por las cumbres de Sª Nevada con Manu

Una de las muchas despedidas de año en la Maroma

Otra de sus aficiones: encaramarte a los árboles y abrazarlos


Para ti, tus flores preferidas

5 comentarios:

  1. Que recuerdo más bonito!!!!😭😭

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  2. Aunque ya no edte en nosotros fisicamente siempre estara su espiritu acompañandonos en las salidas...


    pd:Soy J.R.T. sobrino de paco y pili

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  3. Totalmente de acuerdo contigo Jesús R. y como dice la canción : lo que no se olvida nunca muere. Siempre estará con nosotros.

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  4. Preciosa despedida y pequeño resumen de las muchas horas de caminatas y viajes que disfrutamos a tu lado, siempre nos acompañaras Luci

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  5. A LUCI,
    INMORTALES PIEDRAS


    Lola Valle (Google)

    "Era,sí, la sensación de abismarme en un tiempo intrahistórico, esencial, que, aunque, no fuese visible, yo poseía a través de mis sentidos, y lo llevaba conmigo como portaba entre mis brazos las piedras negruzcas” (Antonio Colinas)


    Detenerte en el camino,
    aunque sin nuca perder el compás de los primeros caminantes: mirar una piedra, recoger una piedra, soltarla, dejarla en su sitio, volver a buscarla, aunque sin nunca perder el compás de los primeros; coger la piedra en tus manos, reconocerla, interiorizarla, habitarla, buscarle un lugar entre los seres que permanecen; pensar que en tu casa ya no queda sitio para la piedra inmortal. No, no hay hueco en la estantería dedicada a la inmortalidad.
    Sentir que tu vientre necesita la piedra inmortal, que tus brazos precisan la firmeza de las piedras: coger, recoger la inmortal piedra, la que nunca muere, la que sobrevive en cualquier espacio, en cualquier tiempo. Sostener la piedra en la mano, valorarla, tasarla, casi medirla, apreciarla, darle vueltas buscando su sitio en la mano mortal.
    ─Demasiado grande, pesa mucho. ¿En qué bolsillo de la mochila entra? No, esta es muy grande, la suelto, cojo otra más pequeña que se ajuste en el bolsillo lateral izquierdo, y no pese tanto. Aún queda mucho monte por subir. Cojo la piedra grande, la menos grande, ambas suman inmortalidad. Puedo con el peso infinito─.
    Se siente, entonces, habitada por el misterio, por el gran misterio de la permanencia, aceptando que sus manos necesitan rozar la infinitud. Encuentran sitio las piedras en su casa, en la gran estantería que la vio morir, aceptando cada piedra su lugar entre otras piedras adonde fueron traídas por una mano mortal. Aceptando, ellas, el misterio de su inmortalidad,
    sin perder el compás entre los primeros caminantes.


    Tengo una piedra negra, de Isla Negra, para tu estantería inmortal, por si alguna mano fugaz le encuentra un sitio entre tus piedras. No pesa.

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