miércoles, 8 de diciembre de 2021

11 de diciembre: Acebuchal - Pto. de Frigiliana

Participantes: 12

Paco P., Pilar, Luis, Lily, Lucía L., Antonio S., Jesús C.,  Manuel D.,  Antonio U., Paco Z., Ricardo y Jerónimo.

Distancia recorrida:

19,3  kilómetros

Desnivel de subida acumulado:

920 metros

Altura mínima: (510 m – El Acebuchal)

Altura máxima: (1.330 m – Collado de los Cacharros)

Tipo de recorrido:

Lineal, de ida y vuelta

Tipo de camino:

Veredas y carriles.


Desayuno en la gasolinera de Nerja. Nos acompañó Fali quien está atento al blog y en cuanto ve que vamos a desayunar a la gasolinera tiene la gentileza de venir a charlar un ratito antes de ir a visitar a sus pájaros y cabras.

Ruta conocida a la que siempre volvemos por su belleza y trazado. Por ella atravesamos zonas húmedas como la de debajo de venta Cebollero y los barrancos Bartolo y del Atajo, y zonas secas como es habitual en estas dolomías almijareñas. En este año tan seco hasta las adelfas y los brezos de los humedales están perdiendo sus hojas. Aún así por donde se coge la senda al collado de los Civiles, en el mismo carril, aún rezumaba agua, y los barrancos Bartolo y del Atajo llevaban los dos un buen chorrillo de agua.

El trazado de la senda, desde que se deja el carril y se comienza a subir hacia el puerto de Frigiliana es toda una lección de ingeniería. La senda sube con pendiente bastante homogénea, como requerían los caminos de herradura, aprovechando laderas, collados y gargantas, retorciéndose cuando es necesario en unos zigzags inverosímiles, soportada por unas albarradas de mampostería en seco, casi sempiternas de lo bien ejecutadas que están, tanto en las laderas como en el barranco de las Angustias.

Esa inigualable vereda nos va introduciendo en una de las zonas más intrincadas y agrestes de la Almijara, llena de barrancos, crestas y laderas casi verticales, con roquedales tremendos, inalcanzables, que la erosión ha hecho emerger en cimas, crestas y laderas. Y todo ello adobado con un maravilloso pinar de pino resinero que muestra su perfecta adaptación a las dolomías. Cerca de los valles, donde se concentra un poco más de humedad, crecen unos hermosos pinos, pero también aparecen colgados de los tajos, metiendo sus raíces hasta quien sabe donde para encontrar unas gotillas de agua en el subsuelo, y ofreciendo unas estampas maravillosas que el caminante trata de captar con sus ojos y su cámara para recordarlas más tarde en casa. Todos muestran en su tronco las señales de haber sido resinados cuando estos montes mantenían la potente industria de la resina. No solo ofrecen pues belleza, sino también han sido sustento de los pueblos de alrededor.

La vereda atraviesa la cordillera por su punto más bajo: el puerto de Frigiliana. Cuando uno camina por esa senda se imagina a los arrieros trajinando con sus recuas, las más de las veces exiguas recuas, de mulas o burros cargadas con productos de la costa hacia el interior y con productos del interior hacia la costa, haciendo uso de esas ventas que jalonan la vereda: venta Cebollero, venta Camila, venta Panaderos, venta de las Angustias, todas en el lado sur de la sierra, y venta del Vicario ya cerca de Fornes. ¡Cuánto esfuerzo para sobrevivir! Pero a la vez, con qué gusto pararían en las ventas para remojar el reseco gaznate con un vasillo de vino y echar unas parrafadas con el ventero u otros colegas.

Llegamos al puerto de Frigiliana con tiempo y por hacer hora de comer subimos por la cuesta del Chaparralejo hasta el collado de los Cacharros, regresando luego al puerto por la sendilla cercana a la cresta. Queríamos bajar a comer a venta Panaderos, pero cuando llegamos al desvío de la senda hacia la venta, los que bajábamos primero, pensamos que mejor comeríamos cabe el murmullo del agua de los barrancos del Atajo o Bartolo en el carril. Descendimos pues el último tramo de la senda al carril y en el barranco del Atajo encontramos el restaurante apropiado para descansar y matar el hambre.

Hubo parsimonia en el comienzo del ágape, cosa que siempre agradecen quienes preparan ensalada o hacen fotos a los vinos. Luego tuvimos los aperitivos de chorizo y cecina de León, panceta ibérica, edamame, manteca blanca, aguacates varios y guacamole casero. Pasamos después a la ensaladilla rusa y… nada más, pues asombrosamente no hubo ni una tortilla. Lo que sí hubo en cantidad y variedad fueron carnes: rebozadas, con pisto, frita con ajos, con tomate… hasta en escabeche. Terminamos con los quesos y bebimos vinos de Salamanca, Murcia, Somontano y un biodinámico de no recuerdo dónde. Al final salió la deliciosa tarta que Jerónimo prepara y transporta, siempre distinta, en capas de distinto color esta vez, jugosísima y riquísima; la pasamos con té y orujo.

Habíamos tenido unos días con viento endemoniado. Sin embargo, hoy no. En la cresta de la cordillera lo sentimos un poco, pero nada más. Un tiempo excelente, con sol, caminando en mangas de camisa. Qué lástima que sigamos sin lluvia.

Por el Barranco del Acebuchal

Cogiendo la vereda que sube

desde la Venta Cebollero hasta el Puerto Blanquillo

Carrileando

La Cresta de los Civiles y el Lucero

Pinos haciendo equilibrios

La senda que sube desde el Bco. Bartolo

hacia el Bco. de las Angustias

con su venta del mismo nombre al pie del camino

En el Pto. de Frigiliana

El Lucero o Raspón de los Moriscos

Bajando desde el Collado de los Cacharros

El pinar de pinos resineros cubre las laderas de esta sierra

Las crestas desde el Barranco de las Angustias

Buscando un sitio para comer

Arenaria...

Vinos

La luna se apunta a la comida

Erica erigena - Brezo

Vistas desde la Puerta Verde

Viola arborea - Violeta arbórea

Dianthus broteri - Clavel de monte

14 comentarios:

  1. Antonio Usieto y Jesús van. Llevaremos coche. Salida del aparcamiento de la Iglesia a las 7,15

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  2. Yo también me apunto. Si es posible me recogéis en Algarrobo a las 7,20.

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  3. Si no hay inconveniente estaré a 7:15 en aparcamiento. Ricardo

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