jueves, 7 de octubre de 2021

9 de octubre: Valle del Río Verde de Istán

Participantes: 12

Tere, Jerónimo, Pili, Paco Ponfe, Jesús R., Rafa, Manolo, Antonio Usieto, Lily, Luci, Antonio de Fornes, Jesús C.

Distancia recorrida:

11,5 kilómetros

Desnivel de subida acumulado:

650 metros

Altura mínima: (210 m –Aparcamiento junto al río Verde)

Altura máxima: (593 m – Hacienda Román)

Tipo de recorrido:

Una parte lineal de ida y vuelta y otra circular

Tipo de camino:

Veredas, carriles, y una pequeña parte campo a través.

  

Desayuno en La Esquinita de Fuengirola. Estrenamos el comedor. Buen servicio y buenas rebanadas. Rafa tuvo a bien invitarnos al desayuno, no porque hubiera sido su cumpleaños o su santo, sino porque quiso celebrar la salida. ¿Para qué más razones? BIENVENIDO y MUCHAS GRACIAS.

Aparcamos en la puerta que corta el paso del carril a Charco Canalón, solos, en una mañana fresquita, algo nubosa y sin viento. La idea era explorar algunas de las sendas de la ladera izquierda del río Verde en la finca Bornoque.

En el haza de la Martina dejamos el amplio carril para buscar la posible senda que subía desde el haza al carrilillo de la cresta de la loma. En mapas antiguos esta senda y carrilillo se da como un camino de Istán a Monda. Al principio, en el haza, no se ve traza de senda, pero al llegar al lomo sí aparece un cortafuegos por el que debía zigzaguear la senda. Subimos el cortafuegos mirando por todas partes y no encontramos senda alguna. Por el cortafuegos se puede subir, con esfuerzo, pero senda no hay. Primera investigación fallida.

Vueltos al carril proseguimos al norte, dejamos a un lado Casa Palomero y en el desvío a Charco Canalón dejamos el carril principal para tomar el Camino del Agua al norte. Buscamos entradas de posibles sendas hacia el este, pero no vimos ninguna antes de la principal ya explorada y conocida al menos para algunos. La senda se interna en el precioso bosque mediterráneo de la ladera. Pinos resineros y quejigos junto a alcornoques componen el dosel que protege el suelo; debajo de ellos arbustos de madroño, lentisco, mirto, brezo blanco, olivilla, labiérnago… y muchísimo durillo. Un verdadero vergel.

Caminar por ese bosque umbrío, a la sombra de tan extraordinaria vegetación, por una senda tradicional, cómoda, con pendiente uniforme, alfombrada de hojarasca, es una delicia. La paseamos encantados.

La senda por la que subimos se divide en un colladito en otra senda que baja al carril un poco más al sur, en otra que sube a pecho hacia la casa de la Hacienda Román, y una tercera que sube hacia la casa suavemente por el norte. Por esta tercera proseguimos disfrutando de ese bosque de cuento de hadas.

Llegados a la cresta Jesús R. quiso que nos acercáramos a la casona. Señorial edificio ya en ruinas, pero que sigue mostrando su importancia y su grandeza en el entorno del bosque de Bornoque, con vistas extraordinarias al blanco Istán al sur, a los picos de Plaza de Armas y Torrecilla al oeste y noroeste, a la loma de Parrado al noreste y a la sierra Canucha al este. Un emplazamiento ideal que nosotros disfrutamos durante un buen rato primero con la colación del Ángelus y luego explorando casona y alrededores.

Volvimos sobre nuestros pasos para investigar una senda que habíamos dejado al norte, hacia el arroyo Capitán. Baja la senda por la Umbría de la Casa hacia el arroyo, lo alcanza y baja paralela a él, cruzándolo en algunas ocasiones para ascender luego por la ladera derecha del arroyo. Y aquí nos despistamos. Había una senda que bajaba otra vez al arroyo y otra que llaneaba y ascendía al oeste. Tomamos esta última porque sabíamos que en la cercana cresta había un cortafuegos y senda para descender al Camino del Agua. Senda equivocada que se iba difuminando hasta terminar subiendo monte a través a la cresta por donde iba el cortafuegos.

Por el cortafuegos descendimos hasta su final donde principia una sendita para bajar al Camino del Agua. Y en esa sendita vimos a la izquierda un ramal. Nos figuramos que sería la que habíamos perdido. La exploramos y, efectivamente, se unía a la ya recorrida en el punto que habíamos dudado.

El objetivo siguiente era ir a Charco Canalón. Tomamos el carril al sur. En algunos claros del bosque se veía el río y también una parte del largo Charco Canalón con bastante gente en la orilla. Nos gusta disfrutar de los ríos en solitario. Teníamos por una parte la gente del Charco y por otra que no era un día caluroso y el baño no nos atraía demasiado. La unión de ambas razones nos hizo desistir de bajar al Charco y buscar un recodo del camino, amplio, llano y con sombra como restaurante.

Nos sentamos, comenzamos a sacar las viandas y enseguida ya estaban pasando fiambreras. Somos unos fuguillas y no aprendemos a sentarnos con parsimonia y a dar tiempo a que el gazpacho se deshiele, a la preparación de las ensaladas, a la apertura de las cervezas y al descorche de la primera botella de vino antes de empezar a comer. Las personas que están haciendo estos menesteres se ven de pronto agobiadas por varias fiambreras cuando aún están haciendo esa necesaria labor preparatoria. Bueno, ojalá aprendamos algún día.

Menú de 5 tenedores, como siempre. Gazpacho heladito, jugosísimas gambas, choricillo picante y cecina de León, ricas croquetas, pimientos asados, ensaladilla rusa y tortillas. Fue el día de las albóndigas; las tomamos en salsa de almendras, con tomate y con tomate y champiñón. Terminamos con deliciosos quesos y carne de membrillo, antes del mango y de la tarta, de queso de oveja y manzana de la Almijara, exquisita. Fue un día vinotequero porque aportamos 5 botellitas. Tomamos tres, uno de Valencia, otro del Penedés y un Bancal que elabora con cariño el amigo Antonio; ricos los tres. Los postres los acompañamos de té calentito y orujos de café y blanco. Está claro para qué venimos al monte.

Regreso tranquilo por el carril, de charla, observando las flores macho y hembra de los algarrobos y royendo algunas almecinas por si nos habíamos quedado con hambre.

El aparcamiento lleno de coches. Afortunadamente los habíamos dejado en posición de salida y no tuvimos problemas.

Quedamos a tomar un refresco en el Fogón de las Nieves sin echar cuenta de que era sábado, el polígono industrial donde está el Fogón sin actividad y el bar cerrado. Nos quedamos sin refresco. Para otro día.


Buscando una posible senda

que no encontramos y vuelta al carril

Ranunculus bullatus 

Acis autumnalis - Campanillas de otoño

El bosque de Bornoque

Descorche

Por el Camino del Agua

Phillyrea latifolia - Labiérnago

Phillyrea angustifolia - Olivilla

Frutos del mirto o arrayán

Cogiendo el sendero que se introduce en el bosque

sendero que han limpiado para el descorche

Sorprende la abundancia de durillos

La Sierra Real nos vigila

Sombra y humedad

Vistas al Torrecilla

Llegando a la Hacienda Román

Parece ser que este lugar servía para cocer el corcho

Ventana a la Sierra de las Nieves

Un alcornoque con mucho porte

Visitando las edificaciones

Hacienda Román

Volvemos al cortafuegos de bajada

El corcho, un recurso sostenible

Vuelta a la espesura del bosque

Admirando el verdor de los arbustos

Hojarasca

Buscando la continuación del sendero

para terminar campo a través

Monte Bornoque

Reencuentro con el camino

un poco inclinado en su salida al Camino del Agua

Vinos

Flor masculina y flor femenina de un algarrobo o dos

10 comentarios:

  1. Aunque tengo ganas de caminar con vosotros, aún no saldré. Esta tarde noche estaré en Granada. Estoy bien. Ricardo

    ResponderEliminar
  2. Yo tambien me apunto, si no hay contraorden estaré en el aparcamiento de Dia de Torre del Mar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay contraorden, a las 7 estoy con mi coche en la plaza de la Axarquía

      Eliminar
  3. Jesús y Antonio Usieto se apuntan. A las 7 en la plaza

    ResponderEliminar
  4. Respuestas
    1. ¿Vas por tu cuenta o te recogemos en algún sitio los de Torre?

      Eliminar