Participantes: Manuel de Rincón, Enrique, Ángela y Pepe Ranea, Fini y Antonio Muñoz, Manolo de Nerja, Luci, Victoria, Antonio Usieto, Antonio de Fornes, Miguel Palma y Jesús.
Rutas: Por el Sobrarbe, en el valle del Cinca y sus afluentes.
Alojamiento: Casa Marco en Escalona.
Día 15. Lunes. Viaje
Media hora antes de la salida del tren estábamos todos en la estación.
Primer contratiempo. Por avería del tren a Barcelona ponían otro hasta Córdoba
donde teníamos que transbordar al definitivo a Zaragoza y Barcelona. Además
este tren provisional tenía vagones más pequeños y billetes vendidos sin
asiento.
Salvados estos inconvenientes, el viaje se desarrollo sin incidentes,
incluso endulzado con unos roscos de Luci.
En Zaragoza nos reencontramos con Ángela, que viajaba en el mismo tren
desde Sevilla, Manolo que vino desde Madrid y Enrique que viajo con su
furgoneta. Comida en el restaurante Agudo en la carretera de Logroño. Hicimos
el avío con ensaladas, chuletas de ternasco a la brasa, unas cazuelas de
chorizo y longaniza, y unas botellitas de vino. José Ignacio, el hermano de
Usieto, como ya es tradición, nos acompañó en el almuerzo.
Del restaurante, carretera y manta hacia Escalona, con una cortita parada
en Fiscal para tomar un café.
Toma de posesión de Casa Marco, con la señora Teresa enseñando la casa.
Precio de 20€/persona y noche. La casa muy bien, sobre todo los espacios
comunes de salón, comedor y cocina.
Celebramos el cumpleaños y jubilación de Enrique con Montesierra, queso
manchego y ensalada de tomate, jugamos unas partiditas a “Las fichas” y
quedamos a las 7.30 para ir a desayunar a Labuerda.
Día 16. Martes. Llanos de La
Larri-Lagos de La Munia. 16 de octubre de 2018. 11 km, 660 m
La propuesta era hacer esta dura caminata el primer día porque es
cuando más ganas tenemos todos de montaña. Además la previsión del tiempo era
excelente.
La primera sorpresa fue la entrada en Pineta: todas las cumbres de 2200
m hacia arriba, es decir, todo lo que rodea el valle, estaba nevado. Ese
inmenso valle glacial constreñido por los enormes paredones de más de 3000 m,
coronado todo él por un gran manto de nieve, con las cascadas del Cinca cayendo
desde Marboré. Las Tres Sorores, Monte Perdido, el Cilindro de Marboré, los
picos de Astazu y La Munia, todos blancos recortándose contra el cielo azul, en
una mañana fresquita, sin viento, con girones de niebla deshaciéndose en los
bosques…¡Precioso espectáculo!
Con la inyección de moral del espectáculo visto, la idea de todos era
llegar a los ibones de La Munia, aunque regresásemos tarde. Antonio Muñoz
comandaba el pelotón por el hayedo a los Llanos de La Larri.
En los Llanos otra vez a disfrutar del espectáculo de las cumbres
nevadas, y de la pradera con vacas y caballos paciendo por doquier, circundada
por paredes verticales, y al fondo las cascadas del río de La Larri cayendo con
fuerza.
Por la difícil senda a La Munia intentamos salir del valle. Alrededor de los 1900 m, Manolo que iba
abriendo la marcha, dio la voz de alarma. La nieve estaba a unos 2100 m y
teníamos que llegar a los 2500 m en los ibones de La Munia; 400 m de desnivel
por nieve, quizá helada. Desistimos de llegar a los lagos y volvimos sobre
nuestros pasos con mucha calma por esa resbaladiza, difícil senda.
Nos acercamos a la base de las cascadas de La Larri y luego, valle
abajo, paramos a almorzar en uno de los muchísimos llanitos idílicos del valle.
Ensalada de tomate, chacina de jamón y lomo, alguna latita de atún y sardinas,
con vino de Montesierra y Miedes. Un chocolatito de postre…y al camino.
Bajamos por debajo de las cascadas del Cinca, con un caudal inmenso,
encajonado ente las rocas de unos rápidos impresionantes. Después disfrutamos
de las maravillosas vistas de ambas laderas de Pineta y de las cascadas finales
del río de La Larri antes de rendir sus aguas al Cinca.
En Bielsa tomamos un café, un coche fue a Saravillo a comprar yogures y
queso, mientras los otros fueron a Escalona para comprar en la tienda del
pueblo.
Las niñas, comandadas por Victoria, prepararon un guiso con garbanzos,
tortillas y ensalada para el día siguiente. Además, leche, cafés, infusiones,
pan y aceite para el desayuno. ¡Qué apañadas! ¿Qué haríamos sin ellas?
Después de cenar, partidas de “Buenos días señorita” y de “Las fichas”,
con gintonics preparados por Manolo.
LA RUTA
LOS CONDUCTORES
LAS CASCADAS DEL NACIMIENTO DEL CINCA
SUBIENDO POR EL BOSQUE HACIA LA LARRI
EN LOS LLANOS DE LA LARRI
SUBIENDO HACIA LOS IBONES DE MUNIA
REGRESAMOS POR LA NIEVE QUE HABÍA EN EL CAMINO
CASCADA DE LA LARRI
COMIDA EN LOS LLANOS DE LA LARRI
PEPE ESTIRANDO
REGRESO POR LA PISTA HACIA LAS CASCADAS DEL CINCA
Día 17, miércoles.
Lafortunada-Tella-Bielsa, por el canal. 21 km, 1050 m
Desayunamos en casa a las 7,30. Un poquito de follón por el servicio de
vasos, tazas, cafés, etc.
Los 13 más José salimos de Lafortunada en dirección a Tella, por un
bosque de influencia mediterránea, formado por pino, encina, casico y boj,
ganando altura y vistas sobre Lafortunada y el valle del Cinca.
Llegados al collado de Cabanas teníamos la suave senda a Tella y al
lado el cerro San Pelay. Según José había que subir a él porque en su cima se
acumulaba muchísima energía positiva. A él fuimos internándonos en un bosque
con boj por todas partes. Había que vencer el desnivel y luchar continuamente
con el boj. Es lo que José llama, una inmersión en la naturaleza. En la cumbre,
casi sin sitio para todos, había un túmulo y, posiblemente, alguien recibió su
ración de energía, aunque desde luego mucho menor que la invertida en luchar
con el boj.
De la iglesia de Tella bajamos al dolmen de Tella, monumento megalítico
sin comparación con el dolmen de Antequera, pero de buenas dimensiones y
conservación para lo que se estila por el Pirineo.
Del dolmen fuimos a buscar el carril del PR-HU 137 para bajar al canal.
Desde entonces comenzamos a caminar deprisa porque íbamos tarde; había que
evitar la noche antes de pasar una zona difícil. Pasamos por unos
impresionantes tajos con la senda alternando cortados con túneles, bajo el
cerro Zercuso y nos metimos en la tremenda vuelta que da la senda en el valle
del Barranco Seco.
A paso rápido caminamos, con el estómago gruñendo de hambre, casi sin
tiempo para disfrutar de los preciosos paisajes y pasos por los que pasábamos.
En algún brevísimo receso volvíamos la vista atrás y allá quedaba la línea de la
senda cortando el cerro Zercuso entre unos tajos de cuidado.
Nos acercamos a la confluencia del Cinqueta con el Cinca, dando vistas
al estrecho valle de Chistau, con la inmensa mole de Punta Llerga a la entrada
y la mole de Cotiella al fondo.
Al llegar al mirador de la Mascarina, con un indicador diciendo “A
Bielsa 1h15’”, vimos que llegábamos bien de luz a Bielsa y paramos a comer. Nos
sentamos y devoramos literalmente los tomates, el chorizo, el lomo, las
sardinillas, el atún…en fin todo el condumio que llevábamos. Nunca habíamos
parado a comer con tanto hambre. Casi no nos enteramos de los inmensos bosques
tapizando toda la ladera izquierda del Cinca desde el cauce a la cima de sierra
Fita.
Puestos de nuevo en marcha llegamos al asombroso paso de la Mascarina,
con sus tajos y túneles colgando. Impresionante. Ya oscureciendo bajamos la
última cuesta desde el canal a Bielsa.
Al llegar a la casa todos a la vez, todos a la ducha, el agua caliente
se terminó. Tenemos que poner turnos. Después estudiamos la predicción del
tiempo según varias webs. Daban lluvia a partir de las 17-18h. Decidimos ir al
circo de Barrosa, sin subir al puerto.
Tenemos una señoras de campeonato. Compran, guisan, caminan y dan
alegría. ¡Qué haríamos sin ellas! Prepararon una suculenta cena en la casa:
Sopa de cocido
Ensalada de judías verdes
Yogur de Saravillo
Después unas partidas de buenos días señorita, del as que corre y de
las fichas, con un jolgorio tremendo. Y a dormir.
LA RUTA
CENTRAL ELÉCTRICA DE LAFORTUNADA
INICIANDO LA RUTA
RECIBIENDO LAS EXPLICACIONES DE JOSE
RECIBIENDO ENERGÍA EN LA CIMA DEL CERRO DE SAN PELAY
TELLA
CAMINANDO A BUEN RITMO HACIA EL DOLMEN
EL DOLMEN DE TELLA
LAS NIÑAS EN EL DOLMEN HACIENDO HOGAR
APUNTE DE ANTONIO SOBRE EL DOLMEN Y LA ERMITA DE TELLA
POR LA SENDA HACIA EL CANAL
LOS TÚNELES DE LA SENDA
CAMINANDO POR ENCIMA DEL CANAL
LOS VINOS Y LA COMIDA
EL VALLE DEL CINCA
LLEGADA A BIELSA
Día 18, jueves. Circo de
Barrosa. 11 km, 500 m, y ruta de las Ermitas de Tella, 2,5 km, 120 m.
Salimos algo más tarde de las 8 hacia Parzán y después de alguna
confusión llegamos al aparcamiento del río Barrosa, principio del sendero al
circo por el camino de las Minas, con múltiples cartelones explicando la minería
de Minas de Bielsa. Al principio la subida es fuerte, pero pronto se suaviza
convirtiéndose en un agradable paseíto por la margen derecha del Barrosa, entre
pino negro, fresno y abedul, con unos tajos tremendos en la orilla izquierda
del río cayendo desde la parte más oriental de Punta Roya.
El bosque rezumaba humedad, con musgo por doquier y setitas, más bien
pequeñas, excepto alguna bellísima seta de los enanitos (Amanita panterina). Conforme avanzábamos íbamos quedando encantados
por las cascadas que caían de la ladera derecha, casi a plomo, sobre el cauce
del río, y por las tremendas cresterías, puntiagudas, descarnadas, muy
erosionadas por los hielos, recortadas contra el gris de las nubes.
Con tranquilidad nos acercamos hacia el fondo del circo, por una
mullida alfombra verde, absortos con las cascadas que caían por los tajos del
oeste formando el famoso circo Barrosa. En el refugio de Barrosa, limpio y
ordenado como una casa, hicimos un largo, tranquilo Ángelus, comentando la
belleza que nos rodeaba.
El circo Barrosa se abre al norte, a las cimas del puerto Barrosa, con
unos colores rojos, negruzcos, grises, extrañísimos y llamativos. Sobre el
refugio queda una morrena y el río que la rompe en cascadas. Nos acercamos a
ellas. ¡Qué potencia de agua cayendo en tropel en esas estrechuras rocosas! En
lo alto de la morrena otra vista maravillosa: las cumbres nevadas rodeando todo
el circo, cayendo sobre un valle, más o menos llano, con las pacíficas vacas
aprovechando la verde, fresca, hierba, con el Barrosa cayendo en una nueva
cascada más alta allá a nuestra izquierda.
RUTA DEL CIRCO DE BARROSA
REFUGIO BARROSA
ESTACIÓN DE LLEGADA DEL CABLE LUISA
FINAL DE LA RUTA DEL CIRCO DE BARROSA
RUTA DE LAS ERMITAS DE TELLA
Usieto propuso hacer la ruta de las ermitas de Tella si la tarde se mantenía sin lluvia, como ahora. Nos pareció una idea estupenda.
La ruta de las ermitas es casi llana, con buena senda y con unas vistas extraordinarias. Más que de las ermitas disfrutamos de esas vistas maravillosas a los cuatro puntos cardinales. ¡Qué multitud de picos, barrancos, puertos y peñascos cubiertos por bosque de pino! Salíamos de una vista maravillosa para entrar en otra mejor aún. ¡Cuanta belleza ha acumulado la Naturaleza en ese entorno! Inenarrable.
Vueltos a Escalona, Usieto propuso comprar unas chuletas de cordero para hacerlas en la casa, pero luego se cambió de opinión y decidimos hacerlas en barbacoa al día siguiente. Este Usieto nos mete en cada embolado…
Cena casera en Casa Marco, oficiada por nuestras maravillosas mujeres:
Sopa de cocido
Ensalada ilustrada
Mus de limón
ERMITA DE LOS SANTOS JUAN Y PEDRO
APUNTE DE ANTONIO SOBRE LA ERMITA
ERMITA DE LA VIRGEN DE LA PEÑA
TELLA
ERMITA DE LA VIRGEN DE FAJANILLAS
Día 19, viernes. Fuentes y
Chorro de O’Forno. 10 km, 400 m.
Aparcamos en la plazuela de la iglesia de Badaín. Charlamos con un
simático vecino, uno de los 6 vecinos, e iniciamos nuestra corta caminata con
la amenaza de lluvia.
El carril de salida del pueblo va hacia la zona norte del inmenso
macizo de Punta Llerga. Nos confundimos, fuimos por él un corto trecho, hasta
que los gps avisaron del rumbo equivocado.
Ya en la senda correcta entramos por la ladera derecha del río Irués,
en un bosque de pino, robles, arces, y boj en el sotobosque, con la humedad del
rocío mañanero, en una mañana templada, deliciosa.
La senda es muy cómoda. Con pequeñas subiditas y bajadas va manteniendo
la altura, con el sonido constante de las aguas del río despeñándose más abajo.
Caminábamos tranquilos disfrutando del
paisaje boscoso y de las pinceladas de amarillo de arces, serbales y hayas
entre el verde oscuro de los pinos. Al llegar al río una sorpresa: la cantidad
de agua que el río llevaba. Un río desconocido, sin importancia.
Un puente metálico une las dos orillas en el punto donde el barranco de
la Garona rinde sus aguas al Irués. Y en el puente, larga sesión de fotos. No
era para menos el espectáculo de las bravías aguas abriéndose paso entre los
grandes peñascos del cauce.
La senda y el panorama cambian en la ladera izquierda del río. La senda
porque se hace más pendiente y el panorama porque ambas laderas se desploman
verticales al cauce. Desde la senda solo se ve la derecha, claro, cayendo a
plomo desde punta Palomera.
La fuente de O’Forno nace justo debajo de la senda, sale el agua a
borbotones, imparable, con un caudal semejante al río. ¡Qué espectáculo!
Después de la obligada parada seguimos hacia los Chorros. La senda se torna más
estrecha, aparecen varios manantialillos en la misma senda y uno más grande que
se vadea por encima agarrados a los troncos de los bojes. Una roca inclinada
cierra el paso. Se salva con la ayuda de una cuerda, pero estaba mal atada y
cuando Victoria pasaba se salió de uno de los troncos que la sujetaban. Hizo un
paso de baile y gracias a su agilidad salvó la piedra sin caerse. Antonio Muñoz
tomó cartas en el asunto, atirantó la cuerda, y ya todos pasamos sin más; luego
se quedó atándola en condiciones para el regreso. Llevar un maestro montañero
como Antonio es una garantía impagable.
La senda termina en la enorme surgencia del Chorro. Si la de O’Forno
nos había impresionado esta lo hizo más aún. Cae en dos saltos. De arriba, el
verdadero Chorro sale del acantilado precipitándose en la hermosa cascada del
Chorro. Luego cae en sucesivas cascadas hasta el Irués.
El regreso se hizo sin incidentes gracias al trabajo de Antonio Muñoz
en el paso de la cuerda.
La segunda parte del día se dedicó a la barbacoa y a la juerga.
Enrique, voluntarioso como haya otro, tomó el mando del fuego. Preparó
carbón, buscó ramas, puso los hierros sobre lo que serían las brasas y prendió
fuego. Pasaba el rato y el carbón no acababa de hacer brasas por más que
soplábamos. Se terminaron las patatas del aperitivo, las primeras cervezas…y no
teníamos fuego. Se buscaron más ramas, se sopló lo indecible y con unas
incipientes brasas asamos una ristra de chorizo y otra de butifarra a base de
darles tiempo sobre las ascuas.
Con esa primera entrega y las ensaladas el personal se calmó un poco,
se preparó una primera tanda de chuletas, se sacaron, se comieron, se terminó
el vino y las cervezas, y se trajeron más mientras se preparaban dos tandas más
de chuletas.
Al final la barbacoa ideada por Usieto y jaleada por Ángela salió
bien…aunque un poco lenta. Como colofón se bailó y se cantó entre las risas de
todos.
Un día completísimo, inolvidable.
LA RUTA
SALIENDO DE BADAÍN
PASO POR LA FUENTE DE FORNOS
EN LOS CHORROS DE FORNOS
REGRESO POR LAS FUENTES DE FORNOS
APERITIVO MIENTRAS SE PREPARA LA BARBACOA
ALIÑANDO LA ENSALADA
PREPARANDO LA BARBACOA
CHORIZO Y BUTIFARRA, LUEGO SE COMPLETO CON LAS CHULETAS
LAS NIÑAS BAILANDO
CASA MARCO EN ESCALONA
LA FIESTA SIGUIO EN LA CASA
Día 20, sábado. Valle del río Yaga, de Hospital de Tella a Escuaín. 23,5 km, 1.000 m.
Hoy no nos acompaña Jesús porque se ha ido de boda a Zaragoza.
Al faltarnos un coche, que se llevó Jesús, tuvimos que hacer dos viajes
con uno de los coches para transportar a todo el grupo desde Escalona a
Hospital de Tella.
Empezamos la ruta a las 8,30 h en Hospital de Tella y discurrirá la
subida por la margen derecha del río Yaga hasta Escuaín.
La senda va subiendo por en medio del bosque completamente húmedo por
las lluvias de la noche; el día esta nublado y con nieblas bajas que da un
ambiente especial al bosque. Las zonas de umbría están completamente cubiertas
de musgo por la humedad.
A las 11,15 h y habiendo recorrido 7 km llegamos a Estaroniello, desde
este punto haremos la vuelta a Hospital por la margen izquierda de río Yaga. Como
era pronto y el día tenía buena pinta, seguimos subiendo por la senda GR-15
hasta Escuaín donde llegamos a las 13,10 h. Dimos una vuelta por el pueblo
abandonado, con casas en ruina y algunas rehabilitadas que supongo que se usaran
en verano, solo vimos algunos turistas que subieron en coche y a la chica que
atiende el Centro de Interpretación del parque, también transitaban por el
pueblo las vacas y muchos gatos.
El pueblo está ubicado en un entorno espectacular, situado en una
llanura sobre las gargantas del río Yaga y rodeado de paredones de roca que se
cierran por el oeste con el grandioso Castillo Mayor.
Bajamos por la misma senda de subida para regresar a Estaroniello, en
la bajada llegamos al cruce donde un cartel indica a Revilla y río Yaga,
bajamos hasta el río para ver sus cascadas, la senda se termina en el río y
para cruzarlo hay que saltar por unas grandes piedras, debido a la cantidad de
agua que lleva el río no vemos la forma de cruzar, nos damos la vuelta y regresamos
a la senda GR-15 para seguir bajando.
Estaroniello es otro pueblo vacío con casas rehabilitadas, no vemos a
nadie; en una pradera montamos el restaurante y damos buena cuenta de viandas y
vinos.
Desde aquí el regreso es por pista de tierra hasta Cortalavilla, cruzamos
la carretera de Tella y seguimos por una senda hasta Hospital. Llegando al
pueblo empieza a llover, nos hemos librado de la mojadura por poco.
LA RUTA
IGLESIA DE SAN PEDRO
AL FONDO EL CASTILLO MAYOR
DEJANDO LA CARRETERA DE ESCUAÍN PARA BAJAR POR LA SEDA HACIA ESTARONIELLO
CASCADAS DEL RÍO YAGA
SAPO VIVO
SAPO MUERTO
LLEGANDO A ESTARONIELLO
VINOS Y COMIDA
PUEBLO DE MIRABAL
Día 21, domingo. Ibón de la
Basa de la Mora. 18,5 km, 1025 m.
Desde Plan cruzamos el río Cinqueta, con un buen caudal, y por el
camino de Lisé, fuimos paralelos al río
hasta el arranque de la senda al ibón. Teníamos por delante 900 m de subida
continua. Pusimos a Antonio Muñoz al frente del pelotón y con paso suave pero
continuo iniciamos la subida por el bosque rezumante de humedad.
Cruzamos el barranco del Ibón por el Paset. Había un árbol chorreante
como pasamanos y, con cuidado, cruzamos todos sin más problema que una ligera
mojadura de botas. En la vertiente izquierda del barranco los abetos ganaron
terreno hasta convertir el bosque en un abetal con algunas hayas en las partes
más pedregosas. Al pasar algún canchal el bosque se abría dejándonos admirar el
paisaje hacia el noreste. Allá abajo estaba Gistaín con su caserío, sus praderas
y sus álamos en las orillas de las praderas, por encima las estribaciones del
macizo Poset-Maladeta y sobre ellas sus cumbres nevadas contra el cielo azul; a
nuestros pies el bosque y la ladera casi vertical cayendo al Cinqueta. ¡Qué
espectáculo!
El tajo de la Faixa de las Cucharas echó a la senda de la vertiente
izquierda a la derecha del barranco. Otra vez cruzamos las bravas aguas por ese
pedregoso cauce, subimos un poco más y la senda comenzó a suavizarse indicando
la cercanía de nuestro destino.
Arropados por el bosque de pino negro llegamos a ese fantástico, enorme
circo de la Basa de la Mora. Ante nosotros se abría el verde manto de hierba en
una hondonada con el aspecto de un ibón colmatado, preludio del verdadero, del
actual. A la derecha las cumbres de las peñas Es Lita y de la Una; enfrente las
Pala del Puerto, punta Armeña, punta Llosat y Punta Alta; y después del collado
del Ibón, a la izquierda, el cresterío de las peñas de las Diez, las Once y
Mediodía. Todas esas cumbres a más de 500 m del llano de la Basa. Sobrecogedor
espectáculo.
El ibón es una maravilla, con sus aguas tranquilas, como un espejo,
rodeado de verdor y de verticales pinos, bajo esas enhiestas cumbres. Fue fácil
encontrar un restaurante digno de ese entorno, a la vera del lago, bajo un
agradable sol otoñal. Allí comimos y bebimos a placer, con tranquilidad,
disfrutando de esas vistas únicas. Después de comer dimos una vuelta alrededor
del ibón, para descubrir esos riachuelos que lo nutren por su extremo sur, y
para buscar fotos con la luz adecuada.
Del refugio de Lavasar iniciamos la bajada a Saravillo por ese inmenso
pinar de pino negro. En el descenso, a la izquierda, los Mobisones, Monticiello
y pico de la Una nos deseaban buen viaje y quedaban allí para recibirnos cuando
volviésemos.
En Saravillo, los que se quedaron, tomaron café, compraron quesos y
bajaron a esperar a los coches que venían de Plan.
Bellísima ruta.
LA RUTA
PUEBLO DE PLAN
IBÓN DE LA BASA DE LA MORA
SARAVILLO
Día 22, lunes. Senda de los
Republicanos y Aínsa.
Tuvimos la compañía de José que venía de Jaca y de Javier, de Zaragoza.
Aparcamos justo en la boca del túnel de Bielsa, en una gran explanada, y allí
tuvimos la primera sorpresa. Al oeste caía una gran cascada, el Chorro de
Pinarra, en un salto enorme, pero al este también había otra caída de agua, más
modesta, cayendo desde las praderas de Salcorz. Inmejorable principio.
Esta senda la recorrieron los republicanos que se habían concentrado en
Bielsa huyendo del ejército de Franco, para pasar a Francia, de ahí su nombre.
Javier venía sin entrenamiento de caminar. José lo puso en cabeza para
que marcase su ritmo y comenzó con una marcha viva por la zigzagueante senda
atravesando el pinar de pino negro. Poco a poco íbamos ganando altura sobre la
carretera y acercándonos al enorme Chorro de Pinarra. Salimos por encima del
Chorro dando vistas al valle de Pinarra, cubierto de hierba, surcado por el río
homónimo, y rodeado de crestas por todas partes menos por la que entrábamos. En
el valle la senda se suavizó, aunque siguiendo un ascenso continuado. Con
amplios zigzags comenzamos a salvar la ladera del fondo del valle sobre la que
estaba el Puerto Vielho, nuestro objetivo.
La subida al puerto es suave, tapizada de hierba, surcada por multitud
de manantialillos, en un paisaje típico de la alta montaña pirenaica.
El Puerto Vielho nos recibió con un viento frío, cortante, procedente
de Francia. Tuvimos que abrigarnos porque el ritual allí fue largo: fotos junto
a la placa recordando el paso de los republicanos, canto del himno de Riego en
la parte española y de la Marsellesa en la parte francesa, aparte del rato
observando las vistas.
Subimos al cercano pico de Puerto Velho con unas vistas excelentes,
sobre todo a la novedosa parte francesa, con un enorme circo glaciar y unos
tajos increíbles cayendo desde el puerto de Barrosa, con la parte superior
negra y la inferior blanca de mármol.
En el descenso abandonamos la senda para ir a visitar el ibón de
Pinarra. Un ibón pequeñito, rodeado de pradera verde, recibiendo agua por los
tajos de Peña Roya y soltándola al comienzo del río Pinarra.
Una vez en los coches fuimos a reponer fuerzas al sitio más cercano, a
Parzán, a un restaurante de gasolinera, poco prometedor pero que resultó bien.
Ensaladas y longanizas para compartir y luego un plato principal, entrecot para
la mayoría, enorme, que a duras penas pudimos terminar.
LA RUTA
EL CHORRO DE PINARRA
PUERTO VIEJO, FRONTERA CON FRANCIA
MIRANDO A FRANCIA
TOZAL DE PUERTO VIEJO (2.434 M)
BAJANDO HACIA EL IBON DE PINARRA
IBÓN DE PINARRA
PARA FINALIZAR LA RUTA COMIDA EN PARZAN
AÍNSA
El domingo 22 algunos compañeros no hicieron la ruta y se fueron a visitar Aínsa.
FINAL DEL VIAJE
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