Sábado 16 de septiembre: Río Verde

Participantes: 9	Paco Ponfe, Lola V.,  Paco Z., Lola D., Ana,  Lucía L., Jesús C., Manuel D. y Jerónimo
Distancia recorrida:	15  kilómetros
Desnivel de subida acumulado:	860 metros
Altura mínima: ( Bco. Las Chorreras - 580 m)	Altura máxima: (Aparcamiento Carretera de la Cabra - 1.100 m)
Tipo de recorrido:	Lineal, de ida y vuelta

    

Desayuno a las 8 en la gasolinera de Nerja. Primer día de la temporada 2017-18.

 

El primer día de caminata no nos apetecía darnos una paliza. Por eso quedamos a desayunar tarde, comenzamos a caminar a las 10, y nadie decía de llegar a tal o cual sitio, sino caminar hasta donde se llegara y volver. Teníamos más interés en contar las aventuras del verano que en esforzarnos en la caminata. Y así fueron saliendo las situaciones y vivencias en Bulgaria y en Kenia, junto a algunas penas laborales veraniegas, y a la normalidad de la vida de otros. Estos primeros días son muy entretenidos porque estamos aún viviendo, rememorando, los viajecitos del verano y todavía la rutina laboral no se ha instalado en nuestras vidas.

Bajamos pues toda la ladera izquierda del barranco de los Chortales en constante cháchara para encontrarnos abajo, donde el barranco de los Chortales rinde aguas al del Pito, con una inexistente cascada de los Árboles Petrificados. Casi completamente seca. Nunca la habíamos visto así. ¡Qué pena! Esta sequía nos quita flores, vegetación y algunos sitios bonitos como esta cascada.

El carril de las Cabrerizas estaba perfecto, como si lo hubieran alisado ayer. Los coches bajaban hasta las Cabrerizas sin tener en cuenta la prohibición de usarlo desde 1 de junio a 15 de octubre.

Dejamos la fuente de las Cabrerizas sin visitar porque en el trayecto de bajada aún no habíamos hecho sed y continuamos senda abajo. También queríamos adelantarnos a unas familias que habían bajado hasta allí en plan de paseo dominguero. La cascada de los Tres Saltos con poquita agua también, pero entre la que llevaba y la que aportaba el barranco del Pito ya teníamos constante esa musiquilla del agua al despeñarse.

En la desembocadura del barranco de los Madroñales había decenas de barranquistas con su neopreno, casco y arneses. ¡Qué barbaridad de gente! No debe quedar en Andalucía nadie que no haya hecho el barranco de las Chorreras. Pasamos por un lateral del grupo y continuamos nuestra ruta ascendiendo para salir del barranco a la ladera derecha.

Al llegar al barranco del Lagarto, debajo de un algarrobo benefactor, hicimos el Ángelus antes de iniciar el descenso. Por la cuesta del Lagarto subían dos pandillas de jóvenes sudorosos que aún no habían iniciado el descenso del barranco. Parece ser que hay gente que deja el coche en la Junta de los Ríos, carga con cuerdas, arneses, neoprenos, etc. y remonta hasta la presa para bajar después. Estos se lo curran bien.

Cruzamos el primer puente colgante al que cada vez faltan más tablas. La poza debajo de él ofrecía un agua transparente, serena a pesar de la cascada que vierte a ella. Se propuso un bañito en la poza y de allí regresar. Cargados de ilusión nos pusimos los trajes de baño…y al agua. Al instante se nos cortaron las ilusiones y la respiración porque el agua estaba helada. Chapoteamos un poco y rápidamente salimos porque estábamos ateridos y porque comenzaron a llegar y a saltar a la poza un buen grupo de barranquistas.

Gracias al bañito y al fresco vientecillo subimos la cuesta del Lagarto casi sin romper a sudar. Queríamos almorzar en la desembocadura del barranco de los Madroñales, pero no junto al paso de todo el mundo. Nos metimos en el barranco buscando restaurante. En un sitio había demasiados pedruscos, junto a la poza no había lugar para los 9, exploramos un poco el barranco de los Chortales y allí, a su vera, encontramos una zona sombreada, con hierba, y con suficiente espacio para todos.

Esto del almuerzo se está convirtiendo en comida pantagruélica. Todos llevamos más del doble de lo que comeríamos si estuviésemos solos. Y claro, tan apenas pudimos probar un poco de la chacina, aguacate, ensaladillas, pisto, habitas, tortillas, pollo, salmón, carne al ajillo…etc. Tenemos que poner raciones más pequeñas. Porque después aún quedan los quesos, tés, orujos y algún dulce.

No quedó más remedio que enfilar las cuestas a paso lento porque la barriga nos pesaba demasiado. Y así, sin prisa pero sin pausa, dejamos atrás la hondonada de las Chorreras, nos enfrentamos a las escaleras y ascendimos por la ladera de los Chortales.

Día magnífico, quizá el de mejor temperatura que recordábamos en estos pagos. Para terminar, una cervecita en Otívar y a casa.
 

Comenzando la caminata

 

Bajando hacia la unión de los barrancos del Pito y Chortales

 

Escalinatas talladas en la roca

 

Los daños de la sequía en la Cascada de los Árboles Petrificados se pueden arreglar con una buena temporada de lluvias.

Los daños que le han hecho las personas (por llamarlos de alguna manera) con sus grafitis arañados en el travertino quedarán como cicatrices durante años.

 

Cruzando el barranco por unas piedras

 

Cascada de losTres Saltos, bastante mermada de agua

 

Bco. de las Chorreras

 

Cruzando uno de los puentes, al que le faltan ya algunas tablas

 

Poza y puente colgante

 

Baño en la poza de aguas gélidas

 

Subiendo por el Bco. del Lagarto, con el Derrumbadero al fondo

 

Por el camino, ya de vuelta

 

Empusa penata

 

Cogiendo agua en la Fuente de las Cabrerizas

 

Roquedos antes de la subida por las escalerillas

 

Las plantas están resecas. Hace falta que llueva.

 

Sendero bajo unos pináculos de piedra