Participantes: 13
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Paco P., Pilar, Jesús R., Ana,
Paco R., Tere, Carlos, Luci, Manuel D., Jesús, Miguel S., Ricardo y Jerónimo
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Distancia recorrida:
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20,5 kilómetros
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Desnivel de subida acumulado:
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930 metros
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Altura mínima: (290 m – Pantano del Gaitanejo)
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Altura máxima: (652 m – Almorchón)
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Tipo de recorrido:
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Tramos circulares y tramos
lineales
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Tipo de camino:
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Veredas, carriles, carretera y
campo a través.
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Desayuno
en el Cruce,Ardales: Molletes, rebanadas, aceite, tomate, mantecas blanca y
colorá, todo por 3€.
Dejamos
un coche al comienzo de la carretera de los embalses y otros en el comienzo de
la presa Guadalteba-Guadalhorce.
En
nuestras rutas siempre hay un punto de incertidumbre, aunque esa incertidumbre
sea muy variada. Pueden ser lugares por donde no está marcada la senda, pasos aéreos,
pedreras o lapiaces resbaladizos, cresteos
por peñascos desconocidos, cruce de arroyos, etc.
En
la ruta de hoy también los había y alguno lo hemos puesto adrede. Sin ir más
lejos, nada más comenzar la caminata, hemos echado monte a través por el pinar
hacia el colladito al valle del arroyo Granado, cuando 200 m más adelante parte
de la carretera una preciosa senda tradicional al mismo colladito. En parte
vino bien esta ascensión más empinada porque contribuyó a quitarnos el frío y a
que nos olvidáramos de ese viento infernal.
Del
colladito subimos al cortafuegos este-oeste en la cresta del Almorchón por la
bonita senda mozárabe de las caras sur y oeste. Esta curiosa y original sendita
tiene labrados los pasos sobre la pizarra, pero en muchos sitios están muy
desgastados o han desaparecido, requiriendo mucha atención para no perderla.
Sube primero por la cara sur dando vistas al arroyo del Granado y a la sierra
del Agua, y luego busca la cara oeste de la sierra para evitar los tajos de la
arenisca, dando vistas al embalse del Conde de Guadalhorce.
La
erosión eólica en las areniscas del Almorchón es curiosísima y espectacular. En
esta ascensión al cortafuegos hay sobre todo erosión alveolar, dando lugar a
tafoni que van desde simples agujeros a cuevecillas en los tajos de las rocas.
El atractivo de estas formas de erosión ayuda a subir la cuesta con la
esperanza de encontrar formas nuevas.
Tomamos
el cortafuegos en la cresta del Almorchón de oeste a este. El cortafuegos lleva
mucho tiempo sin limpiarse, está invadido de jara blanca, matagallo y aulaga,
con los pinos metiéndose cada vez más en él, así que hoy ejerce la función de
senda, no de cortafuegos.
Termina
ese cortafuegos en el que va de norte a sur. Lo tomamos hacia el norte, con el
cerro del Convento alzándose orgulloso al final. Ese era nuestro próximo
objetivo y a él ascendimos por la cara este donde ya hay una veredilla hecha
por tantas subidas y bajadas. El vendaval no propiciaba disfrutar de las vistas
desde el Convento. Subimos y bajamos rápidamente para continuar al mirador de
los Gaitanes.
En
el mirador siempre hay viento, y hoy con más razón. Disfrutamos de los imponentes
tajos, de la vista aérea del Caminito del Rey, y de la estrechura de la parte
final del desfiladero de los Gaitanes dando al Chorro, durante un ratito y
vuelta a buscar el carril que baja hacia la pista de entrada al Caminito.
La
pista se la llevó la tormenta de octubre, pero ya está rehecha aunque sin
pasos adecuados para el agua, así que con otra tormenta se volverá a ir.
Con
unos recortes campo a través llegamos a la pista del Caminito para dejarla por
la que va por la orilla del embalse del Gaitanejo hacia la
Sillita del Rey.
Aquí
comenzaba una parte novedosa: ir a los cerros Rebolo y Aguilillas. En el puente
de unión de los embalses Guadalteba-Guadalhorce enfilamos la cresta para subir
al primer cerro. Pasamos por una cuevecita preciosa, con pilar intermedio
incluido, que compensó la dificultad de la subida. Pero después de ese cerro,
había otro y otro más hasta un colladito al lado de la carretera. En vez del
cerro Rebolo habíamos caminado por la cordillerita del Rebolo y el verdadero Rebolo
estaba más al norte aún.
Desistimos
del Rebolo, buscamos acomodo al sol, un poco protegidos del viento y nos
dispusimos a la parte más importante de la jornada: el almuerzo. Hubo
aperitivos de chacinas variadas, ensaladas y tortillas, y carnes aliñadas de
muchas formas, y quesos “pestoso” uno y “que se esmorona” otro. Cervezas varias
y vinos de Mallorca, de Cahors, del Bierzo y de procedencia desconocida otro.
En los vinos fuimos en descenso, al revés que en las Bodas de Caná, y aún quedó
uno del Campo de Borja sin descorchar. Terminamos con té, orujos de café y
blanco, chocolate y tarta de tiramisú y turrón exquisita por su finura. Sugerimos
a Jerónimo dejar la escuela y montar un obrador.
La
falta de sol y las rachas de viento nos levantaron de la mesa con más premura
que la habitual. Pensábamos volver por la carretera, pero tuvimos la suerte de
detectar la Gran Senda de Málaga que pasa por el colladito donde habíamos
comido. La senda nos bajó a la orilla del embalse del Guadalhorce primero y
luego hasta el puente Guadalteba-Guadalhorce donde habíamos comenzado la
aventura de los Rebolos.
Vueltos
al comienzo de la presa del Guadalteba tomamos la pista de Barruquel para
acceder al cerro de las Aguilillas. La pista sube con suavidad y se hace interminable
porque va rodeando todo el cerro de las Aguilillas. En su extremo más oeste un
cartelón explica los enterramientos de las Aguilillas donde inicia un
carrilillo a la cima. Las cuevecillas donde estuvieron los enterramientos son
curiosísimas por su canal de entrada, su forma redondeada, con un par de
cavidades, y algunas con unas bancadas donde, suponemos, dejarían los huesos de
los difuntos. La mejor y mayor es la de la cima, con un perfecto corredor de
entrada, una gran cavidad intermedia y la oquedad final; en ella utilizaron
lajas para el techo.
Junto
con estos magníficos restos arqueológicos hay unas trincheras de nuestra
infausta Guerra Civil que producen tristeza.
Volvimos
por un cortafuegos y enseguida llegamos a los coches.
Hubiésemos
completado la magnífica caminata si hubiésemos tomado la Gran Senda de Málaga o
la carretera para llegar al pie del Rebolo.
Día
ventoso y frío, propio de febrero.
Mapa de la ruta
Por la senda de los pasos perdidos
Podría ser el viento pero no
Figuras de la erosión
Pantano Conde del Guadalhorce
Por el cortafuegos que recorre la cima del Almorchón
Tajos Desfiladero de los Gaitanes
Hacia el Pico del Convento
En el Convento
Lobularia maritima
Contemplando las vistas desde el Convento
Remontada y equilibrio
Bajada desde el pico
Llegando al Mirador de los Gaitanes
Al borde
Una enorme grieta en la caliza abierta por el Guadalhorce
Arco natural junto al Embalse del Gaitanejo
Narcissus cantabricus
Presa del Conde del Guadalhorce
En la Sillita del Rey
Embalse del Guadalteba y el Castillón de Peñarrubia
Rupicapnos africana
Embalse del Guadalhorce
Subiendo las laderas del Cerro Rebolo
Taffoni
Desde el interior
Otra imagen del Pantano del Guadalteba
Vistas desde la cresta
Lugar donde confluían los ríos Guadalhorce y Guadalteba
Barlia robertianum
Vinos cuesta abajo
Un momento de descanso
Grupo
Sendero por el pinar
Iris planifolia
Paneles informativos
Necrópolis de las Aguilillas
Vistas desde el Cerro de las Aguilillas
Desde el interior
La construcción mejor conservada
Vamos abandonando la necrópolis
Una última morada
Ardales
Olivar al atardecer
Me apunto. Jerónimo, ya me das indicaciones.
ResponderEliminarMe apunto.
ResponderEliminarTere y yo vamos.
ResponderEliminarAna, a las siete y veinte.
Jesús, Paco y Pili.... Vamos
ResponderEliminarYo tambien voy, estare en la plaza
ResponderEliminarMe apunto. Estaré en la plaza
ResponderEliminarOs espero en la plaza
ResponderEliminarVooooy !
ResponderEliminarPaco Ruiz, ¿se arregló la furgo ?
Yo tambien me apunto.Jeronimo el desayuno es en el meson que hay antes del puente de entrada al pueblo,no?
ResponderEliminarMiguel Sanchez
Sí, en ese mesón en la carretera antes de entrar al pueblo
EliminarTenemos furgo.
ResponderEliminarMe decido a ir, y sea lo que el pie quiera.
ResponderEliminarRicardo