lunes, 28 de enero de 2019

2 de febrero: Sª Almorchón, Cerro Rebolo y Necrópolis de las Aguilillas


Participantes: 13
Paco P., Pilar, Jesús R., Ana, Paco R., Tere, Carlos, Luci, Manuel D., Jesús, Miguel S., Ricardo  y Jerónimo
 
Distancia recorrida:
20,5  kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
930 metros
Altura mínima: (290 m – Pantano del Gaitanejo)
Altura máxima: (652 m – Almorchón)
Tipo de recorrido:
Tramos circulares y tramos lineales
Tipo de camino:
Veredas, carriles, carretera y campo a través.

 

Desayuno en el Cruce,Ardales: Molletes, rebanadas, aceite, tomate, mantecas blanca y colorá, todo por 3€.

Dejamos un coche al comienzo de la carretera de los embalses y otros en el comienzo de la presa Guadalteba-Guadalhorce.
En nuestras rutas siempre hay un punto de incertidumbre, aunque esa incertidumbre sea muy variada. Pueden ser lugares por donde no está marcada la senda, pasos aéreos, pedreras o lapiaces resbaladizos, cresteos  por peñascos desconocidos, cruce de arroyos, etc.
En la ruta de hoy también los había y alguno lo hemos puesto adrede. Sin ir más lejos, nada más comenzar la caminata, hemos echado monte a través por el pinar hacia el colladito al valle del arroyo Granado, cuando 200 m más adelante parte de la carretera una preciosa senda tradicional al mismo colladito. En parte vino bien esta ascensión más empinada porque contribuyó a quitarnos el frío y a que nos olvidáramos de ese viento infernal.
Del colladito subimos al cortafuegos este-oeste en la cresta del Almorchón por la bonita senda mozárabe de las caras sur y oeste. Esta curiosa y original sendita tiene labrados los pasos sobre la pizarra, pero en muchos sitios están muy desgastados o han desaparecido, requiriendo mucha atención para no perderla. Sube primero por la cara sur dando vistas al arroyo del Granado y a la sierra del Agua, y luego busca la cara oeste de la sierra para evitar los tajos de la arenisca, dando vistas al embalse del Conde de Guadalhorce.
La erosión eólica en las areniscas del Almorchón es curiosísima y espectacular. En esta ascensión al cortafuegos hay sobre todo erosión alveolar, dando lugar a tafoni que van desde simples agujeros a cuevecillas en los tajos de las rocas. El atractivo de estas formas de erosión ayuda a subir la cuesta con la esperanza de encontrar formas nuevas.
Tomamos el cortafuegos en la cresta del Almorchón de oeste a este. El cortafuegos lleva mucho tiempo sin limpiarse, está invadido de jara blanca, matagallo y aulaga, con los pinos metiéndose cada vez más en él, así que hoy ejerce la función de senda, no de cortafuegos.
Termina ese cortafuegos en el que va de norte a sur. Lo tomamos hacia el norte, con el cerro del Convento alzándose orgulloso al final. Ese era nuestro próximo objetivo y a él ascendimos por la cara este donde ya hay una veredilla hecha por tantas subidas y bajadas. El vendaval no propiciaba disfrutar de las vistas desde el Convento. Subimos y bajamos rápidamente para continuar al mirador de los Gaitanes.
En el mirador siempre hay viento, y hoy con más razón. Disfrutamos de los imponentes tajos, de la vista aérea del Caminito del Rey, y de la estrechura de la parte final del desfiladero de los Gaitanes dando al Chorro, durante un ratito y vuelta a buscar el carril que baja hacia la pista de entrada al Caminito.
La pista se la llevó la tormenta de octubre, pero ya está rehecha aunque sin pasos adecuados para el agua, así que con otra tormenta se volverá a ir.
Con unos recortes campo a través llegamos a la pista del Caminito para dejarla por la que va por la orilla del embalse del Gaitanejo hacia la Sillita del Rey.
Aquí comenzaba una parte novedosa: ir a los cerros Rebolo y Aguilillas. En el puente de unión de los embalses Guadalteba-Guadalhorce enfilamos la cresta para subir al primer cerro. Pasamos por una cuevecita preciosa, con pilar intermedio incluido, que compensó la dificultad de la subida. Pero después de ese cerro, había otro y otro más hasta un colladito al lado de la carretera. En vez del cerro Rebolo habíamos caminado por la cordillerita del Rebolo y el verdadero Rebolo estaba más al norte aún.
Desistimos del Rebolo, buscamos acomodo al sol, un poco protegidos del viento y nos dispusimos a la parte más importante de la jornada: el almuerzo. Hubo aperitivos de chacinas variadas, ensaladas y tortillas, y carnes aliñadas de muchas formas, y quesos “pestoso” uno y “que se esmorona” otro. Cervezas varias y vinos de Mallorca, de Cahors, del Bierzo y de procedencia desconocida otro. En los vinos fuimos en descenso, al revés que en las Bodas de Caná, y aún quedó uno del Campo de Borja sin descorchar. Terminamos con té, orujos de café y blanco, chocolate y tarta de tiramisú y turrón exquisita por su finura. Sugerimos a Jerónimo dejar la escuela y montar un obrador.
La falta de sol y las rachas de viento nos levantaron de la mesa con más premura que la habitual. Pensábamos volver por la carretera, pero tuvimos la suerte de detectar la Gran Senda de Málaga que pasa por el colladito donde habíamos comido. La senda nos bajó a la orilla del embalse del Guadalhorce primero y luego hasta el puente Guadalteba-Guadalhorce donde habíamos comenzado la aventura de los Rebolos.
Vueltos al comienzo de la presa del Guadalteba tomamos la pista de Barruquel para acceder al cerro de las Aguilillas. La pista sube con suavidad y se hace interminable porque va rodeando todo el cerro de las Aguilillas. En su extremo más oeste un cartelón explica los enterramientos de las Aguilillas donde inicia un carrilillo a la cima. Las cuevecillas donde estuvieron los enterramientos son curiosísimas por su canal de entrada, su forma redondeada, con un par de cavidades, y algunas con unas bancadas donde, suponemos, dejarían los huesos de los difuntos. La mejor y mayor es la de la cima, con un perfecto corredor de entrada, una gran cavidad intermedia y la oquedad final; en ella utilizaron lajas para el techo.
Junto con estos magníficos restos arqueológicos hay unas trincheras de nuestra infausta Guerra Civil que producen tristeza.
Volvimos por un cortafuegos y enseguida llegamos a los coches.

Hubiésemos completado la magnífica caminata si hubiésemos tomado la Gran Senda de Málaga o la carretera para llegar al pie del Rebolo.

Día ventoso y frío, propio de febrero.

 
Mapa de la ruta
 
Por la senda de los pasos perdidos
 
Podría ser el viento pero no
 
Figuras de la erosión
 
Pantano Conde del Guadalhorce
 
Por el cortafuegos que recorre la cima del Almorchón
 
Tajos Desfiladero de los Gaitanes
 
Hacia el Pico del Convento
 
En el Convento
 
Lobularia maritima
 
Contemplando las vistas desde el Convento
 
Remontada y equilibrio
 
Bajada desde el pico
 
Llegando al Mirador de los Gaitanes
 
Al borde
 
Una enorme grieta en la caliza abierta por el Guadalhorce
 
Arco natural junto al Embalse del Gaitanejo
 
Narcissus cantabricus
 
Presa del Conde del Guadalhorce
 
En la Sillita del Rey
 
Embalse del Guadalteba y el Castillón de Peñarrubia
 
Rupicapnos africana
 
Embalse del Guadalhorce
 
Subiendo las laderas del Cerro Rebolo
 
Taffoni
 
Desde el interior
 
Otra imagen del Pantano del Guadalteba
 
Vistas desde la cresta
 
Lugar donde confluían los ríos Guadalhorce y Guadalteba
 
Barlia robertianum
 
Vinos cuesta abajo
 
Un momento de descanso
 
Grupo
 
Sendero por el pinar
 
Iris planifolia
 
Paneles informativos
 
Necrópolis de las Aguilillas
 
Vistas desde el Cerro de las Aguilillas
 
Desde el interior
 
La construcción mejor conservada
 
Vamos abandonando la necrópolis
 
Una última morada
 
Ardales
 
Olivar al atardecer

12 comentarios: