Participantes: 8
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Jesús, Manuel D., Ana, Luci, Luis, Paco P., Pilar y Jerónimo
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Distancia recorrida:
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18 kilómetros
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Desnivel de subida acumulado:
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Unos 1.200 metros
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Altura mínima: 430 metros (Casarabonela)
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Altura máxima: 1.503 metros (Vértice Sierra Blanquilla)
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Tipo de recorrido:
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Tramo circular y tramo de ida y vuelta.
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Desayuno en la panadería-pastelería de Casarabonela. Bien. Pan muy
poco cocido para el almuerzo. Muchas gracias a Paco que tuvo el detalle de
invitarnos aunque el San Francisco de ese día no era el suyo. El personal,
siempre tan desprendido, diciéndole a Paco que si había siete San Franciscos,
pues que nos invitara en los siete.
Nos pusimos en marcha a buena hora, en una mañana serena, clara,
calurosa y sobre todo con mucha humedad. Así que, en seguida, con las primeras
cuestas, nos caía por cada pelo un chorro. Había llovido bien y la tierra
estaba mullida, empapada, lista para comenzar a reverdecer el monte después de
la canícula veraniega. Daba gusto caminar por esa tierra preñada de vida.
Pasamos los llanos Cristóbal y de la Morena y subimos por el valle
del Hornajo hasta la fuente homónima que no se había enterado aún de las
lluvias y seguía seca, como en verano. De la fuente a la pista y luego al
puerto de la Madera. La umbría de la Sierra Prieta nos bridó su frescura y sus
arces para que hiciéramos el Ángelus y, por primera vez, dejamos bajo los arces
la bebida y la comida al cargo de Pilar para proseguir ligeros de equipaje
hacia la Blanquilla.
La senda en el cercado de los pinsapos estaba limpia y nos evitó
los consabidos pinchazos de las aulagas. En el collado Cabrilla nos dividimos,
los jóvenes atacaron la Blanquilla por la senda tradicional y los jubilados,
esforzados como siempre, exploraron la cresta entre el collado y el comienzo de
la Sierra Blanquilla. Se puede recomendar la cresta para subir y la senda para
bajar porque en la cresta hay algún paso que requiere de las manos, por eso
mejor tomarla subiendo, y así se evita ir dos veces por la empinada y resbalosa
senda.
La Blanquilla nos recibió con un manto de fina hierba, verde,
lustrosa, cargadita de humedad, en esas dolinas que suavizan el áspero lapiaz,
y por doquier el azafrán silvestre con sus tépalos de color variable, entre el
malva y el casi blanco, adornando el blanco pedregal. Inmejorable recibimiento
el de la Blanquilla. Faltaron las setas pero a cambio nos ofreció la amarilla
Sternbergia, una planta muy rara según
la Flora de Andalucía Oriental.
Vueltos sobre nuestros pasos llegamos al restaurante de los Arces
donde nos esperaba Pilar ya con las mesas reservadas para el almuerzo. Opíparo
almuerzo, como de costumbre, con langostinos, chorizo picantito, cecina y soja
a modo de aperitivo, empanadillas, pisto, escalibada y tortilla de atún como
entrantes y para finalizar, carnes bien aderezadas. De postre, mango excelente
y fresquito y brownie con sorpresa. Para beber cervecitas heladas y vinos del
Bierzo, Navarra y Ribera, terminando con orujos varios y té. No queda más
remedio que recomendar el restaurante y acordarnos de él para otras ocasiones.
Como terminamos temprano la caminata aún tuvimos tiempo de visitar
el Jardín Botánico de los Cactus y Suculentas. Muy bonito, con una variedad
enorme, pero enseñado por un “paisano” que no tenía ganas de hablar y se limitó
a abrir y cerrar la puerta del invernadero.
Mapa de la ruta
Poniendo en marcha el GPS en las calles de Casarabonela
Subiendo por el Valle del Hornajo
Cerca ya del carril
Pasado el Puerto de la Madera
Subiendo la Sª Cabrilla con Sierra Prieta al fondo
Entre hierba y lapiaz
En el vértice (1.501m)
Que no es el punto más alto, hacia el norte una pequeña elevación está a 1.503 m
Sternbergia colchiciflora - Azafrán amarillo
Crocus serotinus - Azafrán serrano
Por las alturas
Scilla autumnalis
Reponiendo líquidos
En el Jardín Botánico de Cactus y Suculentas de Casarabonela
En el invernadero