Distancia recorrida: 20 km.
Desnivel acumulado: 950 m.
Desayuno en Alhama, en el bar de Paco Cabrera, al lado de la churrería.
Buen pan, buen café, excelente servicio…y muy barato. A menos de dos euros/cabeza. Ricardo, por su cumpleaños,
invitó al grupo de los sábados. Ahora ha tenido la gentileza de invitar también
al de los jubilados. ¡¡¡FELICIDADES!!!
Damos la bienvenida a Paco Ponferrada. Necesitamos revitalización y
rejuvenecimiento. Con Paco conseguimos ambas cosas. Bienvenido también Ricardo,
jubilado antiguo pero que se prodiga poco.
Todos los deportes tienen su bautismo de fuego. Esa prueba que, una vez
superada, faculta a la persona a pertenecer a un determinado grupo. En el
senderismo también ocurre. Y en nuestro ámbito, el paso de la Cadena es un hito
importante. Como en Sierra Nevada es el acceso a la Alcazaba o a Vacares. El
que demuestra que se han superado los miedos y vértigos de los principiantes y
se ha adquirido la templanza, la solidez, la madurez y el equilibrio mental del
senderista senior.
Llevábamos tiempo dándole vueltas a la Cadena hasta que se programó para
hoy. Con una gran afluencia. Los jubilados no estamos acostumbrados a grupos
tan numerosos. Miguel, Antonio Usieto y Pepe no la habían pasado nunca. Paco
Hernando en alguna ocasión, pero seguía atenazado por el vértigo. Antonio Muñoz
tampoco la había pasado, pero para él este paso es un juego de niños. En
realidad nos guiaba y a todos nos daba confianza.
Salimos de puente Cambril paralelos a un pletórico arroyo de la Venta.
Nunca lo habíamos visto con ese caudal. Las fuentes de Agujerillo Caliente y Salto
del Caballo vertían un caudal apabullante, con travertino donde caía el agua. A
buen paso superamos las Casillas de Cuesta Parda, nos internamos en el carril
hacia el puerto de Frigiliana y remontamos su maltrecho firme. Como no se
pongan medios en pocos años nos quedamos sin carril en algunos puntos.
Aprovechamos la sendita desde el puerto hasta la mediación de la cuesta del
Carrascalejo y arriba, dando vistas al Cuervo, en el principio de la
cordillerita de la Cadena, paramos a tomar aliento y un ligero refrigerio a
modo de Ángelus.
Entre las aulagas y los piornos ganamos la cresta, por ella nos
acercamos al roquedo de su máxima altura e iniciamos ese paso por la base norte
del roquedo. Aquí comienzan las dificultades porque se ha de caminar por la inclinación
de una empinada pendiente, con piedras resbalosas y vegetación que dificulta
caminar. Si uno se fija en la multitud de plantitas de la base del roquedo se
le pasa el trayecto en un santiamén, sino… pues hay que apechugar con la
dificultad del terreno.
Con buen tino llegamos a la altura de la cresta de la Cadena. El paso
difícil propiamente dicho. Bebimos agua para el comienzo de la prueba y cuando
nos descuidamos Antonio Muñoz estaba ya a 100 m del comienzo. Eligió entrar a
la Cadena por abajo, siguiendo una huella bastante evidente para subir luego a
la cresta y cambiar a la vertiente sur. Aquí empezaron las dificultades por lo
apretado del espacio, por la verticalidad del tajo a sobrepasar y por los
profundos abismos a ambos lados. Poco a poco, asegurando pies y manos, siempre
con tres puntos de apoyo, fuimos progresando del norte al sur y del sur al
norte. Poco antes del último tramo, cuando teníamos Piedra Sillada ahí al lado,
vino la parte más complicada. Aprovechamos una repisilla para los pies y las
presas en la roca para las manos, yendo progresando paulatinamente. Sin prisa,
controlando las emociones, sin mirar al abismo, fuimos pasando de uno en uno
con más o menos tensión, hasta ese abrazo final al pie de Piedra Sillada, donde
empezó a surgir el alborozo y la alegría. ¡¡¡Prueba superada!!! Dos horitas
habíamos invertido en pasar la cordillerita de la Cadena.
Piedra Sillada nos recibió con multitud de tulipanes recién abiertos.
Sustituyó las coronas de laurel por los amarillos cálices de los tulipanes. Era
el recibimiento a los triunfadores de la prueba. Debajo de Piedra Sillada
visitamos la fuentecilla homónima y a la sombra de un par de añosos pinos nos
sentamos a almorzar. En un par de ocasiones, Usieto, se levantó a gritar a la
dificultosa Cadena. Eran los últimos estertores de los nervios acumulados y
mantenidos en ese difícil recorrido.
En la loma Ubares exploramos la bajada desde la parte alta a las
Casillas de Cuesta Parda por un cortafuegos, empinado pero asequible, sorteando
los pedreñales de la cresta y evitando las piedrecillas resbalosas. Eso fue
coser y cantar después de la prueba anterior. Encontramos a la Rothmaleria,
aunque sin flor, que solo habíamos visto en el entorno dolomítico de Sierra
Nevada. Aquí también está.
Día excelente en cuanto a temperatura, con sol y nubes, y un ligero
vientecillo fresquito. Con la satisfacción de haber superado un paso difícil
volvimos a casa henchidos de placer.
LA CUADRILLA INICIANDO LA MARCHA EN BUSCA DE LA CADENA
EN EL PUERTO DE FRIGILIANA
SUBIENDO POR EL CHAPARRALEJO
POR LA LADERA DESDE EL CUERVO HASTA LA CADENA
LA PRIMERA VISTA DE LA CADENA
EN LA CRESTA DE LA CADENA
EN PLENA FAENA
TERMINADO EL PASO DE LA CADENA
EN LA CIMA DE PIEDRA SILLADA
LA CADENA AL FONDO
VINOS Y COMIDA
LA CADENA DESDE EL SALTO DEL CABALLO
LA PIEDRA SILLADA
POR LA LOMA DE UBARES
BAJANDO EL CORTAFUEGOS DEL BARRANCO DEL PERRO
No hay comentarios:
Publicar un comentario