Participantes: 6
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Paco Ruiz, Lola V., Paco Z., Ricardo, Tere y Jerónimo
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Distancia recorrida:
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19 kilómetros
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Desnivel de subida acumulado:
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1.270 metros
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Altura mínima: ( 580 m – Nacimiento de la Villa)
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Altura máxima: ( 1377 m – Camorro Alto – Sª de las Chimeneas)
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Tipo de recorrido:
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Circular
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Tipo de camino:
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Sendas más o menos marcadas y
campo a través
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(EL
LATIR DE LAS PIEDRAS SILENTES)
Podéis
hablarme. No he venido hasta aquí para soportar tanto silencio. Ya sabéis que no tengo unos objetivos claros y precisos,
como también sabéis que mis consignas no son claras ni precisas. Vengo hasta
aquí para traeros mi confusión, mi precisa imprecisión. Pero entendedme, os
suplico, ya que he llegado hasta aquí como testigo de otro tiempo.
Lloro porque me encuentro endeble y he llegado
hasta este lugar donde no encuentro más que piedras silentes. Entendedme porque
cada día encuentro más miradas ausentes y yo por ratos me siento más endeble.
Miro a
otros que persiguen el rosa exacto de la peonía abierta, el iris
agazapado en el morado perfecto, la angosta subida a la Escaleruela, la clara
orquídea mariposa, el cielo claro de la linaria. ¡El Camorro Alto! Los admiro.
Me comparo y pierdo. Me mira el rostro
del indio enamorado que me dice: muéstrate benevolente.
Hoy,
tan solo, he venido hasta aquí para
sanar con vuestro latir; porque sé que tenéis una gran vida ahí dentro, porque
sois firmes, enhiestas, verticales, seguras. Soy capaz de sentirlo, aunque hoy
solamente me ofrezcáis vuestra cara norte, aunque no me habléis yo solo traigo
el propósito de acercarme, recostarme un momento, latir. Ya sabéis que soy
frágil, blanda, insegura, condescendiente, y que vengo a ofreceros mis dudas. Sabedlo:
hoy no tengo otra cosa, es por esto que he venido a impregnarme con algo de
vuestra firmeza.
¿Sabéis, piedras silentes, que por un momento
me he sorprendido hablando? Le estaba contando a Lola Díaz que me duele la
rodilla. Sí, algo tan simple, pues… eso que le estaba contando a Lola que la
rodillera no me ajusta y que las figuras de las piedras me la tambalean y ella
me escucha y yo le sigo contando que siento un calor grande en la rodilla
derecha y que la toco y la encuentro
inflamada y que por las noches antes de acostarme me siento en el filo de la
cama y pongo mis manos encima de mis rodillas y que les digo: ¡sois unas
rodillas endebles! Y le cuento a Lola
que este mes de mayo no tengo azucenas blancas, que tendré que pasarlo sin
azucenas. Ella me escucha y conforme ella me escucha, le cuento que yo no sabía
cuál era mi propósito de un venidero
hoy; pero le digo que conforme yo hablo y ella me mira, y me pregunta el porqué
de mi amor por las azucenas blancas lo
voy vislumbrando. Pues… así de simple, encuentro mi propósito. Es el siguiente: yo
quiero cultivar azucenas blancas. Lola, azucenas blancas. Porque creo, Lola,
que por eso me duelen mis rodillas porque no huelen a las calladas azucenas
blancas.
Miro a mi
derecha y no veo a Lola. ¿Hablo sola?
Creía que esta amiga había venido hoy, que se había bajado del coche, que
hablaba con Tere, y que escuchaba el canto del gorrión chillón. ¿Será acaso que
esta amiga no ha venido porque está endeble? ¿Quién, entonces, me ha escuchado?
¿Quién, pues, sabe que lloro porque no tengo azucenas blancas?¿Quién pone su
oído en mi rodilla? ¿Vosotras, piedras
del Torcal Norte?
Ya no
escucho al gorrión, subo el puerto de las Escarihuelas con determinación. Tere
me pregunta por Lola y le digo que está guapísima, que se escucha y que se
siente y que como las piedras, ella aprende el sabio estado de silente. Miro a
mi derecha y me habla un ramo de lirios agazapados entre las piedras. Me dicen los lirios que el
silencio es hermoso, que ellos florecen
cada año. Brotan. Les contesto que, probablemente, el próximo mayo no vendré a visitarlos y les dejo el encargo de
que florezcan así, tan juntitos como este año, en un altar inigualable. Le digo al gorrión chillón que el año que viene chille más fuerte que este
año. Quiero oírlo donde quiera que esté. Desde mi casa. No lo escucharé desde la sierra de las Chimeneas.
No sé dónde estaré.
Es probable que aún me queden algunos mayos sin
cultivar azucenas blancas. ¿Seguirá mi rodilla endeble?
Nota cariñosa a la Vinoteca Andarina: el recurso de la hipérbole recorre mi
rodilla.
5 de mayo de 2018
Mapa de la ruta
Nuestro objetivo al fondo
Petronia petronia - Gorrión chillón
Tragopogon porrifolius - Salsifí
Empezando la subida al Pto. de las Escaleruelas
Peonía
Peña de los Enamorados - El Indio
Linaria oblongifolia
Ophrys tenthrendinifera var. ficalhoana
Camorro Alto
En el Pto. de las Escaleruelas
Vistas del Torcal y el Navazo
Muscari neglectum - Nazarenos
Subiendo la ladera del Camorro Alto
Junto al vértice
Sorteando las rocas y grietas de la cresta
¿Serán estos tajos los que le han dado el nombre a esta sierra?
Terraza natural con vistas
La bajada, con tanta piedra suelta, se hace lenta
Iris subbiflora
Orchis papilonacea - Orquídea mariposa
Vamos dejando el Camorro Alto a lo lejos
Por un vallecillo bajo los tajos de la cara norte del Torcal
Verdes dolinas entre calizas
Botón vino de oro
Hyacinthoides hispánica - Jacinto de bosque
Ranunculus spicatus subsp. blepharicarpos
Arabis verna
Un canalillo de subida
La cornisa como un jardín
Cornisa del Diablo
Parte alta del Torcal desde el Camorro de las Siete Mesas
Formas en la piedra
Formaciones en el Torcal Alto
Bajando hacia la Sierra Pelada
Por una cantera abandonada
Cruzando un prado de ranúnculos
Bajada por los tajos por un sendero de cabras
Vicia vicioides
Linaria anticaria
Tajos sobre el Nacimiento de la Villa
Lola Valle y P. Zambrana nos apuntamos.
ResponderEliminarVoy yo; Tere a lo mejor.
ResponderEliminarJero, podemos quedar en el pantano? si fuera así, a qué hora? PZ.
EliminarYo. Ricardo
ResponderEliminarEstaré en la plaza. A ver cómo va la rodilla.
ResponderEliminarEstupendo el reportaje fotográfico, qué envidia... pero, no menos estupendo, el texto casi onírico que lo acompaña.
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