martes, 7 de febrero de 2017

Miércoles 8 de Febrero: GUÁJAR FONDÓN, CORTIJO DEL CAÑUELO, SENDA DEL MINCHAR


Participantes: Antonio Muñoz, Miguel, Paco, Manolo, Victoria, Antonio Usieto y Jesús
Distancia recorrida: 21,5 km
Desnivel acumulado: 1115 m

Desayuno en la gasolinera debajo de Vélez de Benaudalla. Excelente acogida y muy ricos pan, tomate y jamón. Para repetir.

En una ruta anterior por los Guájares no supimos hallar la senda que comunica el cortijo del Chorrillo con el carril que va al cementerio de Fondón. Nos quedó esa espinita y uno de los objetivos de hoy era encontrar y recorrer esa senda. El otro era subir desde el sur a la Guindalera por una senda nueva en la zona de las Minas.
Aparcamos en el pueblo, cerca de la plaza donde hay una parada de autobús. Atacamos la enorme pendiente de la calle hormigonada que sube al cementerio preguntándonos cómo subirían por ahí a los muertos y si la caja no resbalaría sobre los hombros de los porteadores. En el cementerio cogimos un carrilillo de poco uso al este que luego era casi una senda, para evitar tomar los principales que vuelven al nuestro pero uno sube y luego baja y el otro baja y después sube.
Íbamos entretenidos con la alegre charla matutina, con los bellos valles de la zona de la Alberquilla y tratando de adivinar las trocitos de lomas nevadas que se veían de Sierra Nevada. Alguno incluso se atrevió a sacar los colores a Antonio por no decir los nombres de las lomas con seguridad.
Cual no sería nuestra sorpresa cuando llegamos al punto que debía partir la senda al Chorrillo y teníamos un carril recién construido que iba bien paralelo, bien sobre la senda. Así, sin dificultad alguna, pasamos por las ruinas del cortijo de la Mojonera y llegamos al viejo y señorial cortijo del Chorrillo. Éste tiene un enclave envidiable, mirando al sureste, protegido del oeste por la sierra y con unas preciosas vistas a la Alpujarra y a Sierra Nevada. Los antiguos cultivos y huertas del cortijo se han convertido en aguacatales que, por cierto, tenían muchísimo fruto en el suelo a consecuencia de los vendavales de los dos días anteriores.
El carril da una vuelta tremenda para alcanzar el cortijo del Fiscal en la ladera sur. Nosotros atrochamos por una empinada pendiente buscando la torre de la línea eléctrica que está sobre el collado y de allí bajamos a los invernaderos de las zonas de los Jarales y Rijana. Por allí hay un dédalo de carriles de los que no hubiéramos salido a no ser por Manolo que, “Manolito” en ristre, nos fue guiando hasta dar con la pista que rodea la sierra por el sur. Tomamos un Ángelus rápido y proseguimos la marcha porque quedaba aún mucha caminata.
Debajo del mirador del barranco del Búho tomamos la senda que va sobre la pista, llaneando, y en el barranquillo después del barranco del Minchar, vimos que salía una senda al sur, hacia la cresta de la sierra. Como ya llevábamos mucho rato llaneando decidimos explorarla y dejar la subida por las Minas que había preparado Manolo para mejor ocasión. Pusimos a Antonio como jefe de filas y comenzamos a subir. En un colladito cercano se unía a nuestra senda otra que subía por la vertiente oeste del cerro que habíamos sobrepasado. Más arriba se divide la senda yendo el ramal izquierdo a las labores y cortijo del Minchar. Preferimos la de la derecha porque parecía de mayor entidad. La senda es un camino de herradura de los tiempos de la repoblación forestal, perfectamente trazada, con sus albarradas donde eran necesarias, que serpea por el valle del barranco del Minchar hasta alcanzar la cresta de la sierra por donde viene la “senda de la cresta”. Perfecta senda que parece tener el nombre del “Minchar Alto”. Únicamente en algunos puntos la maleza la va invadiendo pero sin impedir el paso en absoluto.
Justo debajo del collado, con vistas a Sierra Nevada, encontramos un restaurante soleado. Y ahí sentamos nuestros reales con tranquilidad puesto que Fondón estaba cerca. Gambitas, chacina y tomate fueron los aperitivos, seguidos de tortillas y judías verdes, con pulpo, jibia y croquetas de plato fuerte. Buenos cerveza y vinos, té, bombones y orujos. ¿Qué más se le puede pedir a un restaurante colgado en los riscos de la sierra de las Gúajares?
En la fuente de los Chorrillos cogimos el carril de bajada y con algún despiste para tomar la senda que acorta el carril, llegamos a un colladillo con una obra de mampostería que siempre nos había intrigado. Como íbamos con tiempo subimos a ella resultando ser un antiguo acueducto que alberga ahora una tubería de polietileno. Al otro lado de la obra seguía la senda y por ella bajamos a un carril que seguía descendiendo en dirección a Fondón.
Estábamos con el gusanillo de la exploración porque en un determinado momento pensamos que el carril daba mucha vuelta para ir a Fondón. Nos metimos por una veredilla que daba a un nuevo carrilillo y luego por otra veredilla siguiendo un barranco ornado por peñascales, con enormes grietas que achacamos a algún terremoto. Desembocamos en el sendero local que de Fondón va al Castillo y con él entramos en el pueblo y llegamos a los coches.
El viento matutino fue amainando, como había pronosticado Pepe, y tuvimos un precioso día primaveral.

LA RUTA
SALIENDO DE GUÁJAR FONDÓN
GUÁJAR FONDÓN Y ENCIMA GUÁJAR FARAGÜIT

EN EL NUEVO CARRIL, LLEGANDO AL CORTIJO DE LA MOJONERA

POR LA SENDA DEL MINCHAR
LA SUBIDA CONTINÚA

EN VARIAS ZONAS DE LA SENDA, LAS AULAGAS NOS BRINDAN SUS FLORES Y SUS PINCHOS
LOS VINOS Y LA CERVEZA FRÍA
EN EL RESTAURANTE "LOS ALMENDROS"
VISTA DE SIERRA NEVADA DESDE EL RESTAURANTE
OTRO TRAMILLO DE AULAGAS
ENTRE LOS ALMENDROS
SACIANDO LA SED EN LA FUENTE DE LOS CHORRILLOS
EN EL ANTIGUO ACUEDUCTO
UN ANTONIO ENTRE ALMENDROS
EL OTRO ANTONIO INVESTIGANDO LAS GRIETAS

OPRHIS FUSCA



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