Participantes: 7
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Distancia recorrida:
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18 kilómetros
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Desnivel de subida acumulado:
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1.060 metros
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Altura mínima: 1.048 metros (Arroyo Cerezal)
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Altura máxima: 1.850 metros (Tacita de Plata)
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Tipo de recorrido:
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Circular
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Desayuno en Puente Don Manuel, con pan que tiene
mucha mejora.
Dejamos los coches en la división del camino al
Robledal Alto y al Cerezal Alto, yendo hacia este último, con los campos
blancos de escarcha y los charcos y el barro helados. Al no haber nada de
viento la frescura de la mañana se soportaba muy bien.
Nos sorprendió encontrar el barranco
de la Solana del Espartal seco, en el
mes de enero. No hizo falta utilizar el tronco que hace de puente con el
alambre a modo de pasamanos. La sequía
de 2015 se hace notar.
Entramos a la Loma del Camino por el caminillo
paralelo al barranco, a través de una puerta, para subir a la Majada Peña y por
otra puerta salir a la Loma siguiendo la vereda del ganado, en una mañana
luminosa, con el viento en calma, con el cielo azul y temperatura fresquita
pero indicando que subiría enseguida con el sol. Desde la loma tuvimos una
segunda sorpresa: el antiguo cortijo de Venta Palma ha sido totalmente derruido
y en su lugar se alza ahora un chalet de estilo moderno. Nos dolió ver cómo se
perdía una seña de identidad de esta zona.
Pasamos al lado del Cortijillo y continuamos por la
senda, marcada con algunos, pocos, hitos
de piedra, por la ladera oeste de la Loma, remontando a veces a la cresta. Las
vistas eran impresionantes en esta mañana tan clara. Al este el barranco de las
Piletas con toda la loma subiendo hacia Malas Camas, al sur el cerro de los
Machos, al oeste, parte de las Llanadas, el Espolón y Peña Sol, con los
barrancos del Llanillo de los Tilos y la Cueva de la Parra uniéndose para
formar el de la Solana del Espartal.
Esta senda a Venta Palma se usa muy poco y la
vegetación la va cegando. Nos propusimos dedicar un día a señalarla con hitos
cogiéndola de arriba abajo. La ruta bien podría ser subir por la loma de Malas
Camas, a Malas Camas y por el collado de Albucaz ir al puerto de Sedella para
tomar desde allí la senda a Venta Palma. Ahí queda.
Por la ladera oeste del cerro de los Machos, sobre
la Cañada Seca, subimos entre los cerros de los Machos y de la Encina a la zona
de los Arenalejos, pero en vez de seguir al sur al Cerrillo de los Tejones y al
puerto de Sedella nos escoramos al oeste por una sendilla del ganado para
llegar al Hoyillo de los Muertos y salir por un colladito al oeste a la Cinta
Manzano. Allí nacía una senda al oeste, hacia la cañada del Agujero Grande. La
tomamos, pero desapareció al poco dejándonos en una selva de rascaviejas
adobada con pinchosos rosales y majuelos. Tuvimos que volver sobre nuestros
pasos bien arañados y hasta ensangrentados. Allí el animoso Antonio tomó el
mando de la expedición para subir a la senda entre el cerrillo de los Tejones y
la falda del cerro Santiago. En la senda paramos a descansar y a tomar el
Ángelus repleto de sobras de Navidad que nadie quería volver a casa y con una
carne de membrillo exquisita de Paco Aragón.
Salimos a las Llanadas y por los Ventisqueros
entramos en la senda a la Tacita. Paramos un poco en la fuente de Cuesta
Pardilla, también con muy poco caudal y zigzagueamos hasta la cresta del
Espolón en mangas de camisa como si fuera verano. Llaneamos por los Tendederos
donde se ha hecho una repoblación poco exitosa y en la Tacita de Plata paramos
a almorzar, entre sol y sombra de los hermosos pinos, no sin antes haber hecho
la obligada visita a la fuentecilla que sigue con su chorrillo de agua
constante.
El ágape de principio de año fue pantagruélico.
Comenzamos con unos aperitivos de chorizo, cecina y lomo en manteca,
continuamos con tomate y ensaladilla rusa, pasamos después al capítulo de las
tortillas y habas, dejando para el final los guisos de pollo y jibia. Cuando
salieron los quesos ya no podíamos más y con gran dolor de corazón los dejamos porque
Victoria había traído un enorme flan y no era cuestión de que lo bajara. Así
que ayudados con unos vasitos de orujo liquidamos el flan no sin apuro.
Bajamos por el collado Lobera y al pie de los tajos
del Salto del Caballo buscamos una cueva llamada de los Ladrones por unos y del
Agua por otros, pero no fuimos capaces de encontrarla. Queda para una futura
exploración un poco más arriba.
En el Contadero paramos a beber porque el condumio
pedía agua a raudales, dejamos a dos jóvenes tocando la guitarra y cantando por
encima de los Corrales de Martín y sin más incidencias llegamos a los coches
donde Antonio hizo malabares contables para ajustar la gasolina y Paco Aragón
nos obsequió con unas deliciosas naranjas. ¡Que no se te olviden para el
próximo día!
Subiendo por la Loma del Camino, abajo el nuevo edificio de la Venta Palma
En la Loma, al fondo el cortijo Cerezal Alto
Pausadamente la subida sigue
Bajando a investigar la senda hacia el Hoyillo de los Muertos
Saliendo del Hoyillo de los Muertos, la maleza no nos dejo continuar.
El Ángelus
Por la senda hacia las Llanadas de Sedella
En la fuente de Cuesta Pardilla
En la Tacita de Plata
Refrescando el vino en la Tacita de Plata
Restaurante "Sol y Sombra de la Tacita"
El magnífico flan de María Victoria
Bajando hacia el Robledal
La Ruta
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