Participantes: Nori, Luis, Germán, Paco Ruiz, Manolo, Lily, Paco Zambrana y Jesús.
Distancia recorrida: 13 km
Desnivel acumulado: 574 m
Desayuno en el restaurante Los Naranjos. Pitufos muy grandes con aceite y otras cosas, servicio aceptable. Al final el camarero da una botellita de agua a cada uno de los desayunadores. Todo un detalle. A 3€.
Bienvenida Nori después de la temporada achuchada que has tenido.
Con este van dos sábados con
predicción de lluvia. Para hoy donde menos lluvia se anunciaba era en la zona
de Alhaurín de la Torre-Torremolinos, por eso elegimos esta zona. La intención
era subir por el arroyo Zambrano a puerto Canuto, bajar por el arroyo de la
Cueva de la Higuera, cruzar el pinar de Torremolinos, subir al complejo Cañada
del Lobo y bajar por el arroyo Blanquillo. Lo habitual de otras veces, pero
esta mañana habían adelantado la llegada de las precipitaciones a alrededor de
las 13-14h con lo cual decidimos recortarlo yendo de puerto Canuto al puerto
del Viento y bajando después por el arroyo del Tronconal.
Partimos por el sendero Zambrano
en una mañana templadita, agradable, con más nubes que claros y comenzamos el
ascenso junto al feraz lecho del barranco cuajado de pinos y arbustos por los
que trepan los candiles y la zarzaparrilla. El suelo esponjoso después de la
lluvia hacía muy placentero el caminar.
A poco de comenzar nos tuvimos
que quitar ropa porque con la cuesta comenzamos a sudar. Disfrutamos de la
subida entre los tajos de Jabalcuza al este y los de Juan Borrico al oeste y en
la repisa del mirador de la vista del valle recorrido con Alhaurín y el valle
del Guadalhorce al fondo.
De puerto Canuto a los corrales
del tío Caliche en la sierra Llana de Torremolinos, a puerto Blanquillo y al
complejo de la Cañada del Lobo. Como teníamos tiempo hicimos un recorrido
completo: refugio, albergue, aula de la naturaleza y mirador del Lobo. Todo
cerrado, como siempre, aunque con cubos de basura en refugio y albergue.
El día iba abriendo cada vez más
y el sol vino a sacar el verde brillante de las hierbas después de la lluvia.
En el puerto del Viento tomamos
el carril que baja por la cañada del Tronconal. Ninguno habíamos recorrido esa
cañada. Tuvimos la grata sorpresa de encontrar un par de orquídeas Gennaria
diphylla. Un nuevo enclave para esta rara orquídea. Además de la Gennaria
hemos visto también Ophrys fusca la mayoría ya pasadas, las primeras Ophrys
tenthredinifera y Neotinea tridentata subsp. conica.
Cuando el carril que baja por la
cañada del Tronconal se aparta del cauce de la cañada sale a la derecha una
senda que continúa por el cauce. Por esa senda hemos seguido descendiendo.
Nuestra senda se ha unido con la que baja por el arroyo Blanquillo continuando
ambas por el cauce del Blanquillo hasta la pista que sube a las canteras de
Alhaurín.
En la pista hemos cometido el
despiste de hoy. En vez de dejarla pronto para subir al olivar de la derecha
hemos continuado pista abajo y llegando a las primeras casas de Alhaurín es
cuando nos hemos decidido a hacer caso omiso de los carteles que anuncian
“Propiedad privada prohibido el paso” y hemos subido al olivar.
¡Qué cantidad de lirio enano de
patita de burro había! Además, todo el olivar era un herbazal plagado de
gamones. Por el herbazal húmedo por la lluvia de la noche hemos iniciado el
camino hacia el este por donde mejor nos parecía llevando a la izquierda,
cercanas, las casas de la urbanización Fuensanguina. Paco Ruiz nos ha ido
guiando hasta que hemos encontrado una sendita y una zona despejada de hierba
que ha sido nuestro restaurante entre el sol y sombra de un olivo pues el sol
había salido. Nunca habíamos estado en un restaurante tan oloroso por el
tomillo y tan adornado por las anémonas.
Germán ha sacado su acostumbrado
bote de langostinos que, como éramos pocos, hemos tenido que esforzarnos para
terminarlo. El aperitivo se ha completado con edamame y chacina. En el capítulo
de las verduras hemos tenido berenjenas a la japonesa, habitas tiernas a la
granadina y setas a la veleña. Y como platos principales caballa a la
aragonesa, filetillos tiernos a la leonesa y solomillo con ajitos a la
corcoyana. Para beber han caído una botellita del Bierzo y dos de Rioja. Hemos
terminado con té y orujos echando de menos la tarta de Jerónimo.
Del restaurante hemos entrado en
la urbanización Fuenseanguina para recorrer las calles Soleares, Fandangos,
Verdiales y Bulerías hasta salir al Camino de las Viñas que nos ha devuelto a
los coches.
Día espléndido. Ni una gota.