Participantes: 5
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Paco Ruiz, Jesús C., Ricardo, Luis y Jerónimo
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Distancia recorrida:
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16,5 kilómetros
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Desnivel de subida acumulado:
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1.270 metros
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Altura mínima: ( Pinar de Nagüeles )
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Altura máxima: (Casa del Guarda)
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Tipo de recorrido:
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Circular con un tramo de ida y vuelta
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Tipo de camino:
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Carril de tierra y veredas muy bien marcadas y un pequeño tramo campo a través.
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Desayuno en Fuengirola. Buen pan
y buen servicio.
Un menguado equipo, y gracias a
la incorporación de Luis, nos dispusimos a recorrer una de las zonas más
bonitas de la provincia: la ladera sur de Sierra Blanca.
Comenzamos bajo un hermoso pinar
de pino carrasco, junto a un detallado mapa y cartel informativo, siguiendo la
Gran Senda de Málaga en dirección a Ojén, por las tapias de los palacios de una
de las innumerables urbanizaciones de Marbella.
En Fuengirola se nos llevaba
literalmente el viento al entrar y salir del bar del desayuno, en cambio por
aquí no se notaba en absoluto, con una mañana soleada, fresquita, que invitaba a
caminar.
El primer objetivo era la mina
Buenavista, pero mucho antes de llegar ya nos habíamos quitado al menos una
capa de abrigo. La senda por la orilla derecha del arroyo de las Piedras tiene
unas vistas magníficas de La Concha, allá arriba sobre nuestras cabezas.
Visitamos los restos de la fundición y cruzamos al otro lado del arroyo hasta
la boca de la mina. Las Piedras traía su chorrito de agua y por las resbalosas
piedras hubo que caminar con cuidado hasta la boca de la mina, llena de agua,
por cierto.
Vueltos a la Gran Senda
continuamos en dirección a Ojén. En la cañada de la Rana nos desviamos a la
cascada de Camoján. Para acceder a ella hay que aprovechar el portillo de una
puerta en una valla metálica. La cascada bajaba inmensa, despeñándose por el
travertino en forma de manto. Intentamos llegar al manantial pero la maleza lo
impide. Por el ruido del agua se sabe, aproximadamente, donde está.
Cruzamos luego por una veredita y
un buen tramo campo a través, hacia el arroyo Guadalpín. El descenso al arroyo
es complicadillo por la pendiente. Es mejor continuar hacia abajo por la calle
donde está la valla de acceso a la cascada y atravesar por el portillo de otra
valla con puerta más abajo, poco antes de una curva de 360º en la calle; así se
accede a piso llano al arroyo, y así está señalado en el mapa del comienzo del
recorrido.
El Guadalpín traía un buen
chorro, formando cascaditas de vez en cuando. Hay que procurar ir por la
sendita más cercana al cauce. Con la alegre musiquilla del agua caminamos cauce
arriba, cruzándolo varias veces. Nuestro objetivo era ahora la ermita de Los
Monjes. Y a las ruinas llegamos a la hora del Ángelus.
Vueltos a la senda echamos en
dirección a Fuente Calaña, siguiendo la senda perfectamente indicada. Aquí no
se han utilizado brochazos de colores para marcar las sendas, sino postes con
carteles en cada uno de los numerosos cruces de sendas. Parece ser que la
asociación Mujeres en las Veredas ha sido la que ha hecho todo el trabajo de
limpieza y señalización de las sendas. Nuestro reconocimiento y aplauso por
esta iniciativa, muy difícil de cumplir en una orografía tan complicada y con
un matorral tan espeso.
La fuente Calaña está en una
ladera, protegida por enormes pinos, durillos y madroños, que tan apenas dejan
pasar la luz. Los durillos en flor. El abrevadero rebosante de agua y la fuente
manando su buen chorro, con un gran sapo que nos impidió, por escrúpulo, llenar
las botellas directamente del manantial.
El destino era ahora Puerto Rico.
Subimos la cuestecita al puerto del Pino, bajamos a la Vertiente de la Laja,
también con su chorrito de agua, y llegamos a la casa del Guarda. En el cruce
hacia el Juanar el animoso Jerónimo propuso subir a él, pero no casaba ni con
nuestras fuerzas ni con la hora que él quería regresar. Lo dejamos pues para
otra ocasión y nos aposentamos en la casa de Guarda, entre los matorrales que
la circundan, con vistas al arroyo Puerto Rico, a las crestas y al mar. Vinos
de calidad para acompañar los tomates,
el chorizo, la ensalada de bacalao, las berenjenas al estilo japonés, la
tortilla de espinacas y la caballa en adobo. Excelentes quesos, blando y duro,
almendras tostadas, pastitas de Alhama, torrijas y té. No se le puede pedir más
a este restaurante.
En lo hondo del arroyo Puerto
Rico nos unimos a la vereda de Marbella al Juanar y en el cercano Puerto Rico
Alto la dejamos para ir al oeste, al puerto de las Pitas. Antes de llegar a él
hay que remontar la ladera de Puerto Rico y luego la de la vertiente de las
Lajas. El grupo se dividió. Jerónimo y Luis iban a volver deprisa y el resto
pensamos tomar el regreso con más tranquilidad.
Bajamos al arroyo Guadalpín, a
Los Monjes, subimos la vertiente derecha del arroyo y por la cañada de la Rana
regresamos al aparcamiento.
Día magnífico, con sol, con buena
temperatura, por unas sendas limpias y perfectamente indicadas, con bosque
tupido en la mayoría del recorrido, con los arroyos pletóricos de agua…. Eso
sí. Hay que prepararse a subir y bajar un montón de veces. Una inmejorable
elección de recorrido por parte de Jerónimo.
Por el pinar de Nagüeles
Cistus albidus - Jara blanca
La Concha
Horno de fundición de las minas de Bellavista
Galería de la mina
Bajando hacia la Cañada de la Rana
La Cascada de Camoján desde abajo
Otra vista de la Cascada de Camoján
Llegando al Gualdalpín
Arroyo de Guadalpín
Cruzando el arroyo
Un nuevo paso
Ermita de los Monjes y cruce de caminos
Teucrium fruticans
Por el cauce seco del arroyo
En la Fuente Calaña
Subiendo hacia la casa del Guarda, con el Juanar de fondo
Casa del Guarda
Vinos
Anemone palmata
Travertino de Puerto Rico
Descansando en un puertecillo
Viburnum tinus - Durillo
Gynandriris sisyrinchium - Patita de burro
Cruzando el Guadalpín a la vuelta
Tramo con cuerdas
Ophrys speculum - Abejera del espejo
Me apunto a esa ruta novedosa por Marbella
ResponderEliminarVoy, pero con intenciones de volver pronto (no más allá de las cinco).
ResponderEliminarPonen algo de lluvia para el sábado pero parece que va a ser de madrugada, que durante el día hará bueno.
Jerónimo, Luis se apunta y, a lo mejor Nori. No me/nos importa volver a la hora que digas. Si podemos ir contigo, ¿a qué hora?
EliminarJerónimo, Luis y, a lo mejor, Nori se apuntan. No nos importa la hora de vuelta. Si podemos ir contigo, ¿a qué hora?
ResponderEliminarOK A las siete y veinte os recojo donde siempre.
Eliminarok
Eliminaraunque tarde me apunto. Ricardo
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