Participantes: 6
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Antonio Usieto, Jesús, Pepe Ranea, Paco Hernando, Miguel Gonzalez y Manuel Díez.
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Distancia recorrida:
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16 kilómetros
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Desnivel de subida acumulado:
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940 metros
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Altura mínima: 660 metros (Aparcamiento en el carril)
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Altura máxima: 1.327 metros (Carramolo del Queso)
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Tipo de recorrido:
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Circular
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Desayuno en Yunquera, en el bar de Mari Carmen con los
tradicionales molletes regados con aceite a 2,50 el desayuno.
Dejamos el coche en un lugar cualquiera de la pista del Burgo a la
Rejertilla y comenzamos a caminar pista arriba por el estrecho valle del río
Turón constreñido por acantilados blancos, sobre todo en su ladera izquierda, y
engalanado del amarillo de los chopos a lo largo del cauce. Dejamos la pista
por la senda a Ronda, muy bien señalizada como GR-240, Gran senda de Málaga.
Nada más entrar en ella Manolo dio un resbalón y nos hizo una demostración
acrobática sin consecuencias. Antes de llegar al Turón fuimos paralelos a él
por la orilla derecha hasta que lo cruzamos para remontar al cortijo de la
Troncha rodeado de unas tremendas encinas y quejigos.
Continuamos por el agradable bosque del lomo de la Troncha. Pronto
vimos que el cornicabral debajo de Lifa estaba ya sin hojas: habíamos llegado
tarde al otoño de las cornicabras. Bueno, un aliciente menos que compensaba el
día sereno, templado, sin una ráfaga de viento, agradabilísimo. Al final de la
loma hicimos las consabidas fotos en el picacho del extremo sobre el puerto del
Pinsapo con vistas a la Sierra de las Nieves y al cortijo y torre de Lifa.
Bajamos al puerto del Pinsapo y por la puertecilla cruzamos la
cerca enfilando hacia el pinsapo solitario. Nuevas fotos en el pinsapo y en la
roca al sureste. Junto a la roca descubrimos los primeros lirios de invierno de
la temporada. ¡Qué alegría y cuánta belleza al abrigo de una roca!
En el puerto del Jabonero rodeamos el cerrillo siguiente por el
noroeste y descubrimos unas vistas muy bonitas sobre el arroyo de la Higuera y
el cornicabral que lo tupe.
Tomamos el Ángelus cerquita del arroyo de la Higuera. Después lo
atravesamos sin una gota de agua, ¡qué otoño tan seco!, para ir al pie de un
cerro rocoso y girar al noroeste por el lapiaz, hacia el cerrillo al sureste
del Carramolo del Queso. Estábamos alcanzando el cerrillo cuando oímos unas
voces desde abajo que nos llamaban. Era el pastor echándonos una bronca regular
porque aquello era una finca privada. Le dijimos unas cuantas veces que no
hacíamos daño y él contestando que le rompíamos la cerca. Antonio trató de
apaciguarlo diciendo que así tenía un rato de conversación con los visitantes,
pero no le hizo mucha gracia; él ya tenía bastante conversación en el bar
cuando volvía al pueblo. Al final le dijimos que no volveríamos a pasar por
allí y continuamos nuestra marcha al cercano cerrillo.
Cruzamos la dichosa cerca casi sin tocarla y nos dirigimos al
Carramolo del Queso. Desde su cima disfrutamos con la vista de Ronda y todas
las sierras circundantes. En el lapiáz del Carramolo no apetece quedarse porque
es muy incómodo, así que bajamos en dirección norte a la puerta de la
alambrada. Después de la bronca recibida no se nos ocurría cruzarla por otro
sitio que no fuera la puerta. Antes de llegar a ella un espinoso bosquecillo de
rosales y majuelos dificulta el paso. Antonio se puso a la cabeza y ejercitando
su olfato montañero nos llevó por una trochilla al otro lado del bosquete.
¡Vaya cómo progresa Antonio!
Almorzamos un poco antes del cortijo de Lifa. Atravesamos el llano
del cortijo y… a la torre. Nos encaramamos a ella y otra sesión de fotos.
Fuimos a buscar la senda al Burgo por encima de cornicabral. Lástima que ya
estuvieran casi todos desnudos. Quizá la sequía del otoño ha influido en su
pronta defoliación.
En el cauce del río se montó una buena discusión sobre si
estábamos en el arroyo de la Higuera o en el río Turón. Contra la opinión de
Antonio pensamos que era el río Turón y Antonio, en revancha, tomó el mando del
pelotón y nos subió a la pista a un ritmo tremendo.
Día estupendo, de los que se recuerdan siempre, y en los que se
siente la paz y la tranquilidad de las montañas en esos bosques de encina y
pino.
En el cortijo de la Troncha
Al fondo la torre de Lifa
En el picacho del collado Pinsapo
Encima de las rocas sobre el abismo
El primer lirio
Tomando el Ángelus con el Carramolo del Queso al fondo
Subiendo hacia el Carramolo
En el picaho anterior al Carramolo
En el Carramolo del Queso con Ronda y Grazalema al fondo
Bajando del Caramolo
Caminando entre espinos
Preparando la comida
En la torre de Lifa
Bajando por el cornicabral
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