Me vais a permitir la licencia de incluir esta salida que no fue. Ese tiempo de lluvias tan necesario y bienvenido y otras razones colaterales me dejaron solo en busca de las preciadas y preciosas setas amarillas, pero no fueron estas las que encontré en abundancia -aunque alguna hubo- sino el agua, mucha agua: el bosque de un verde lujurioso era un puro charco en movimiento, un manantial continuo.
Y para muestra, algún que otro botón.
Me lo perdí por compromisos que luego no fraguaron.
ResponderEliminarGracias por compartir esas imágenes tan bonitas
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ResponderEliminarQue maravilla Jerónimo !
ResponderEliminarNo dejes nunca de compartir tus fotos, es un placer.
Gracias maestro.