lunes, 28 de diciembre de 2015

31 de diciembre: Subida a la Maroma y comida en La Alcauca


Participantes:  14
 Paco Ruiz, Fuensanta, Isabel, Ricardo, Luci, Ana, Paco Zambrana, Tere, Lola V., José Antonio, Manuel González, David, Antonio S.  y Jerónimo
Distancia recorrida:
18 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
1.050 metros
Altura mínima: 1.060 metros (Área recreativa de La Alcauca)
Altura máxima: 2.068 metros (Vértice Sª Tejeda – La Maroma)
Tipo de recorrido:
Lineal, de ida y vuelta

 

Mapa de la ruta
 
Subida casi sin descanso al sol de la mañana
 
En el Collado del Espino
 
¡Feliz Año Nuevo! -con un poquillo de trampa-, desde la Maroma
 
Iniciamos la vuelta, tras reponer fuerzas y brindar por los integrantes de este grupo
 
Y de nuevo animada charla en dirección opuesta
 
 
Para abajo, de forma decidida, que hay que comer prontito que el sol en La Alcauca no espera
 
El Boquete, los Llanos de Zafarraya y la Sª de Loja
 
Bajando por la Cuesta de las Víboras

Sábado 26 de diciembre: Cerro de La Chapa desde la Fábrica de Canillas de Albaida


Participantes:  13
 Paco Ruiz, Luci, Carlos, Ana, Paco Zambrana, David, Jerónimo, Tere, Lola V., Carmen, Rafa Rueda, Isabel  y Fernando.
Distancia recorrida:
21 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
1.340 metros
Altura mínima: 695 metros (Fábrica de la Luz de Canillas de Albaida)
Altura máxima: 1.824 metros (Cerro La Chapa II – El Puerto)
Tipo de recorrido:
Circular

 
Mapa de la ruta

En este invierno raro que hemos empezado, cálido y sin agua desde hace tiempo, los durillos -Viburnum tinus- empiezan a florecer.

Pero nosotros, ausentes del tiempo navideño o tal vez por ello, huyendo de atestados centros comerciales y comidas pantagruélicas, nos disponemos a caminar, como cada sábado, solos con nosotros mismos, con las piedras que nos rodean, los pájaros y este Arroyo de la Cueva del Melero que nos canta, con la compañía del silencio, del frescor de la mañana y la tímida conversación del reencuentro.

Y al llegar a la Cueva del Melero, acompañados por los ladridos de los perros, siempre recordamos aquel día, lejano ya, en el que a la vuelta nos esperaba el dueño del cortijo para echarnos la bronca por haber cruzado el arroyo por sus tierras en dirección norte y haber dejado la angarilla abierta. Y a Manuel, siempre al quite, poniendo paz y concordia y dejando la disputa en una disculpa y una invitación a comer. Andamos escasos de margaritas y dátiles del Líbano.
 
En las cercanías del Cortijo del Chaparral, buscamos la vereda mutilada por un agrio carril cementado que han abierto hasta el cortijo, buscando la comodidad de los tiempos modernos: el 4x4 hasta la puerta. ¿Qué habríamos hecho cada uno de nosotros, dueños de cortijo y tierras?

El otoño no acaba de irse: los sauces muestran sus hojas amarillas. Mientras, a pocos kilómetros, baños de arena y agua en las playas, bajo un sol de verano. Y en cada rincón, villancicos y turrones, blandos y duros, cortos y largos.

Como la vida misma: el Pto. de Cómpeta. Unas veces, punto de inflexión. Otras, fin de una etapa. Hoy, un punto y seguido en la ascensión a nuevas metas.

Como si se tratara de huir de un mundo en destrucción, de una ola de mármol.

Juguetea la hembra de colirrojo tizón - Phoenicurus ochruros-, voleteando y saltando entre las piedras que bordean el carril de subida. Decide parar un momento y aprovecho la oportunidad. 

El carril avanza por estas lomas de dolomías deforestadas, áridas y ventosas, frías.

Ante nosotros, los dos picos de Las Chapas o Cerro del Pozuelo, el que tiene el vértice, más bajo, y el que da a la zona del Puerto, con una desvencijada caseta metálica.

Las nubes de levante, como olas en el mar, bañan el Lucero, salpicando con su espuma etérea los valles que se abren al Temple.

Una parte del grupo decide ascender primero al vértice geodésico de La Chapa (1.818 m) y asomarse a los tajos de su cara sur, para flotar en un mar de nubes embravecido.


La otra parte  decide coronar el Cerro de la Chapa II, el más alto, ocupado por una caseta metálica con pararrayos de desconocida utilidad

Y ya juntas las dos partes, el yin y el yan, foto de grupo,  hemisferios cerebrales que dividen la imagen por la mitad. 

 Carlos, siempre presto a sacarnos los colores.
 
Adivina, adivinanza: En unos, juego infantil; en otros, más lejano, tabú.

Y en un cruce invertido de picos no hollados, unos a la caseta y otros...

p'abajo.

Campanita, campanera,
blanca por dentro,
verde por fuera.

Como review de un hotel de baja categoría, altivo y orgulloso, nos muestra su perfil.

Los objetos más sencillos, un vino, el canto de un pájaro... la memoria vive de recuerdos.

Wrong Turn

Y esto se acaba, más o menos, con mil metros de desnivel en línea curva hacia la luz, que siempre se propaga en línea recta.
 
 
Aunque parezca, no lo es.

 

lunes, 14 de diciembre de 2015

SÁBADO 19 DE DICIEMBRE: SIERRA DE LÍJAR EN ALGODONALES


Participantes:  11
Manolo, Paco Zambrana, Lola Díaz, Rafa, Jerónimo, Nori, Carlos, Paco Ruiz, Luci, Antonio de Fornes y Jesús
Distancia recorrida:
20 kilómetros
Desnivel de subida acumulado:
940 metros
Altura mínima: 485 metros (Arroyo Nacimiento)
Altura máxima: 1.050 metros (Vértice Geodésico Mogote)
Tipo de recorrido:
Circular


Desayuno en La Jarrita, un bar en la plaza del Ayuntamiento de Olvera al que llegamos buscando el primer sitio abierto de Olvera. Buenas rebanadas con aceite y zurrapas variadas además de los churros que Paco Zambrana venteó primero y compró después. Para terminar Antonio repartió un dulce de la Sagrada Familia. Muchísimas felicidades a Lola por su cumpleaños y por el detalle de invitarnos.

De la carretera a Jerez tomamos el ramal a La Muela y antes de llegar nos desviamos al área recreativa de La Muela, la pasamos para aparcar en una curva muy cerrada a la derecha junto a una mesa-merendero. Jerónimo ofreció elegir entre un recorrido corto y otro largo y es que a Jerónimo, a veces, le gusta hablar porque ya sabía de antemano que íbamos a elegir el largo.
De la mesa-merendero parte una senda hacia los tajos al sur, llega a ellos y cambia al este yendo por su base, con unas vistas muy bonitas sobre La Muela y el territorio que la circunda. La ladera es un tupido bosque de encina, quejigo, madroño, durillo, aladierno, cornicabra y acebuche con sotobosque de matagallo, esparraguera, rusco, lentisco, y clématide y zarzaparrilla trepando por árboles y arbustos. Una verdadera maravilla. Con ese bosque, las vistas tan bonitas, los buitres parados en los riscos y la cómoda y bien cuidada senda, íbamos de paseo, de charla… de “domingueros”; nadie recordaba que la ruta tenía algo más de 20 km.
En el mirador de la Orihuela nos regodeamos con las vistas al peñón de Zaframagón, a Olvera y a la sierra del Tablón y peñón de Algámitas que quedan para futuras caminatas después que las explore en inquieto Jerónimo.
Dimos la vuelta a la sierra por su parte este, bajamos por el canalizo al barranco de las Víboras o Nacimiento para subir por la ladera derecha del barranco hacia el mirador de la Víbora allá colgado en un tajo sobre nuestras cabezas. Para entonces los buitres ya planeaban, era la hora del Ángelus y habíamos hecho 4-5 km. Conscientes del retraso acumulado hicimos un Ángelus rápido y continuamos por el precioso ascenso al mirador de las Víboras. ¡Qué senda tan bien trazada, qué vegetación tan feraz, que tajos por arriba y por abajo! Una delicia.
En el mirador foto de familia y ascenso cortito hasta el carril del altiplano. Tomamos el carril hacia la derecha para volver a la ladera del canalizo, a la fuente de las Víboras y a iniciar un recorrido de sube y baja entre los roquedos de la ladera derecha, cruzar el barranco y seguir con la misma tónica por los roquedos de la ladera izquierda que culminan con el paso por un risco-mirador impresionante.
El tramo a continuación fue muy suave, llaneando por la zona este y norte del altiplano que constituye la cima de la sierra, con el ya acostumbrado sube y baja por excelentes sendas. El personal iba ya hambriento, con ganas de parar, pero en esa ladera era imposible sentarnos. Después de un buen trecho encontramos un saliente rocoso con suficiente espacio y allá nos acomodamos con vistas al norte, a La Muela y sus alrededores.
Festival de ensaladas, tortillas, carnes, vinos en abundancia (esto ya es la Vinoteca), tés y un delicioso flan hecho y traído por Luci, junto a los ya tradicionales orujos de Manolo.
Al remontar el corto repecho al altiplano pasamos junto a una pared rocosa con una cresta y unos agujeros muy llamativos donde hubo nueva sesión de fotos. Al entrar al altiplano entramos a la guerra: un tiroteo continuo de cazadores que, según nos dijo después un pastor, iban al zorzal. Tratamos de alejarnos de ellos pero habíamos entrado en un carril demasiado suave para la Vinoteca. Así que en la primera curva lo dejamos para entrar en un encinar por una sendita en dirección al vértice geodésico que era nuestro siguiente objetivo. La sendita no duró más de 20 m pero ya no nos volvimos. Y por el intrincado encinar anduvimos evitando el tupido matorral en lo que se poco que se pudo. Habíamos llevado un día de caminata siempre por senda y parece que el cuerpo nos pide un poco de emoción y dificultad de vez en cuando.
Sesión fotográfica en el vértice para acercarnos después al mirador de Levante sobre Algodonales, con unas vistas preciosas hacia Zahara de la Sierra, el Gastor, el pantano al pie de los dos pueblos, a los riscos de la sierra del Pinar y a los tajos de Lagarín y las Grajas, viejos conocidos de una parte de los caminantes.
El sol iba declinando y todavía estábamos lejos de los coches. Pusimos un ritmo rápido por la pista y decidimos seguir por ella en vez de volver por la senda que Jerónimo había previsto. En el carril zigzagueaba en su descenso. Pronto se nos hizo largo llegar hasta los extremos de los zigzags y empezamos a atajar. La pendiente era respetable y el piso resbaloso por las piedrecillas, así con los atajos ganamos varios costalazos, afortunadamente sin consecuencias aunque ya no tenemos edad para ir rodando por el suelo.
Ayudamos a unos jóvenes cuyo coche se había bloqueado en una rueda y llegados a los nuestros ya anocheciendo.
Una ruta excelente, variada por sus riscos, tajos, buitres y vegetación. Muy bonita. Volveremos a ella a pesar de la distancia. Gracias Jerónimo por traernos a tus exploraciones exitosas.
Bueno… y aquí se despide el duelo, como solía decirse. El mantenedor del blog y el croniquero abandonan estas queridas tierras por una temporadita. Lo reabriremos con las primeras rutas de enero.

ENLACE PARA VER MAS FOTOS EN PICASA

La Ruta

De paseo por la suave senda de subida
Los buitres en los tajos, esperando las corrientes térmicas para volar

Lola haciendo de trípode para fotografiar a los buitres
En el mirador de Orihuela

En el mirador sobre el Arroyo Nacimiento

Llegando al Boquete
En el boquete contemplando el paisaje
Los abundantes vinos
E restaurante
El descanso después de la comida
Lola desafiando al vértigo
Buscando a los cazadores de zorzales
En el Vértice Geodésico el Mogote (1.050 m.)
En el mirador de la pista de Ala Delta, encima de Algodonales y con vistas al embalse de Zahara - El Gastor